UN SACRIFICIO POR AMOR

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DEREK

Recuerdo escuchar una fuerte explosión, también el vivido momento cuando salté a lo profundo del lago junto a Anyra. Lo siguiente que supe, fue que ambos nos hundimos en la profundidad del lago y yo perdí la conciencia.

Pero ahora, lo que sintió actualmente no es el agua comprimiendo mi cuerpo, sino la luz del sol golpear mi rostro y la molesta arena tocando mi piel.

—Despierta.

No necesito abrir los ojos para saber quién me está hablando, pero de igual forma lo hice y me levanté muy lentamente. Frente a mí está esa persona cuya apariencia es igual a la mía y, por la expresión que adorna su rostro, me doy cuenta instantáneamente que no se encuentra contento.

—Tú otra vez —mascullé—. No te cansas.

—Silencio —demandó con voz seria—. Ahora levántate.

Trae 2 espadas consigo, una en cada mano. Este hombre es un guerrero, él me lo dijo en una de nuestras anteriores conversaciones, pero, es la primera vez que lo veo estando armado.

—¿Por qué traes esas espadas?

Su respuesta inmediata fue arrojar una espada al suelo.

—Levántala —me ordenó.

—No soy tu sirviente —le rebatí—. Ahora explica que es todo esto.

Ni siquiera mi padre en mi juventud me habló así, por lo que no le permitiré a nadie, ni siquiera a alguien que dice ser yo, emplear ese tono en mi presencia.

—Que así sea —sonrió de forma macabra y empuñó su espada—. En un duelo legitimo ambos luchadores deben tener un arma. Pero está bien, no la recojas, eso hará que matarte sea más fácil.

No tuve tiempo de analizar por completo sus palabras, cuando me vi en la necesidad de tirarme a la arena y girar hacia la izquierda para evitar el filo de su espada.

—¡¿Estás demente?! —exclamé—. ¡Eso pudo haberme matado!

—En un duelo se juega la vida —rebatió—. ¡Aquí se lucha o se muere!

Su mirada conecta con la mía y puedo ver el fuego en sus ojos. Este hombre va a luchar hasta que uno de los 2 muera.

—Maldita sea —me quejé y tomé la espada del suelo.

Al ver como decidí luchar, una sonrisa desafiante adornó sus labios.

—Fallaste, Derek.

—No fallé. Anyra está viva, sobrevivió.

—¿Sobrevivió? No me hagas reír.

—Fui a salvarla y nuestros enemigos están muertos. Por como yo lo veo, nosotros ganamos.

Frunció el ceño y negó con la cabeza.

—Estás muriendo, Derek.

—¿Qué?

—Tú estás muriendo. La herida en tu pierna está botando mucha sangre, es cuestión de tiempo para que mueras desangrado.

—Deja de decir estupideces, imbécil. Incluso si yo muero, Anyra es muy capaz de nadar y sobrevivir.

—Lo sería si estuviera consiente, pero no lo está. Cuando caían al lago, un escombro golpeó la cabeza de Anyra, ella también está inconsciente.

—Eso no puede ser verdad.

—Tal y como lo dije al principio. Fallaste, Derek.

¡No! Me niego creer esas palabras. Yo la salvé. Anyra está bien, debe estar bien.

UN LAZO A TRAVÉS DEL TIEMPOWhere stories live. Discover now