PADRE E HIJA

278 41 30
                                    

ANYRA

Viví en un cuento de hadas. Sí. Mi infancia y primeros años realmente fueron un cuento de hadas, una historia rosa llena de pura felicidad.

La mansión en la que crecí era mi castillo. Mi papá el Rey del castillo que siempre estaba al lado de mi madre, la Reina, y yo era la princesa de ambos. Pero, sobre todo, yo era la princesa de mi papá.

Lo admiraba...

Lo idolatraba...

Añoraba ser como él al crecer... seguir sus pasos... seguir su ejemplo... simplemente... quería hacerlo sentir orgulloso.

Mi padre, Víctor Evans, mi mayor ejemplo a seguir... se convirtió en un monstruo frente a mis propios ojos.

—¿Víctor es tu padre? —a mi lado, Marta fue la primera en reaccionar—. Espera, por supuesto que sí es tu padre. Dios mío, eres idéntica a Emma.

Conoció a mi madre, eso debería sorprenderme, pero no lo hace. Mamá y papá siempre se codearon con la clase alta, no solo la del estado, sino del país.

—Anyra, hija mía —lo veo dar unos pasos hacia mí—. ¿Qué haces aquí?

¿Hija mía? Me enferma que me llame así. ¿Cómo se atreve? Primero se casa con esa zorra y ahora me habla como si nada hubiera pasado entre nosotros.

—Vino conmigo —protegiéndome, mi caballero negro se paró delante de mí—. Es mi pareja.

—¿Sales con él? —noto claramente el disgusto en su voz—. De entre todos los hombres de la ciudad, justo tenias que elegirlo a él.

¿Qué le pasa? ¿Por qué le falta el respeto a alguien que apenas conoce?

¿Tanto ha cambiado mi padre en estos últimos años? Él no era así.

—Sí —reuní fuerzas y respondí con afirmación—. Es mi novio.

Mi respuesta le disgustó.

Papá siempre ha sido pésimo ocultando sus emociones. Lo hacía fatal en el pasado, era gracias a mi mamá que lograba pasar desapercibido, pero cuando está solo se le olvida disimular y muestra su disgusto públicamente.

—¿Sales con un playboy, Anyra?

—Tú te casaste con una ramera y poco te importó mi opinión.

Decir esas palabras me trajo una enorme satisfacción. Lo digo en serio, no saben lo bien que me hizo decir esas palabras en voz alta.

—Víctor —encarando a mi padre, Derek quiso calmar la situación—. Haré de la vista gorda tu comentario hacia mí. Pero debes irte ahora.

—Tú no me das ordenes, Derek —le rebatió mi padre—. Voy a hablar con mi hija.

—Tuviste muchos años para buscarla y no lo hiciste —señaló con voz seria—. Ahora vete.

Hay mucha tensión en el ambiente. Elliot y Marta no saben que hacer o decir, a los pobres se les ve sumamente incomodos.

—Disculpa toda esta escena, Marta —hablé con voz suave—. No fue mi intención.

Parpadeando, Marta volvió en sí cuando escuchó mis palabras.

—No, dulzura —negó con la cabeza—. Discúlpame tú a mí. Eres la copia exacta de tu madre, me culpo yo misma por no haberme dado cuenta de eso.

—No pasa nada —sonreí levemente—. Pero ahora debo hablar con mi padre.

Toqué el brazo de Derek, indicándole que por favor se hiciera a un lado.

—¿Anyra? —los ojos de mi papá se enfocaron en mí—. ¿Podemos hablar?

UN LAZO A TRAVÉS DEL TIEMPOWhere stories live. Discover now