ANTOJOS

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ANYRA

Al regresar al apartamento, Derek fue a la cocina y yo caminé directamente al sofá, en donde me acosté totalmente agotada.

—Qué día —dije soltando un enorme suspiro.

—Apenas es medio día, Anyra —comentó Derek—. Quedan muchas horas para que este día acabe.

—Es verdad —suspiré nuevamente—. ¿Volverás al trabajo?

—Sí —respondió Derek—. Pero lo haré luego de almorzar, ventajas de ser tu propio jefe.

—Cuanta humildad —bromeé.

—Ya me conoces —sonrió Derek—. Si lo hubiera querido, en estos momentos sería el Obispo de la ciudad.

—Pues yo te haría pecar en plena misa —me mordí el labio con picardía—. No te hubieran durado muchos los votos de castidad.

Escucho como se ríe de mis palabras. Realmente adoro bromear con Derek, sale de forma tan natural que me hace darme cuenta lo mucho que representa en mi vida. No me imagino una mañana sin él a mi lado, una tarde junto a él y, por supuesto, una noche donde no me abrace con sus fuertes brazos antes de dormir.

—Ten —Derek regresó de la cocina y me ofreció una taza de chocolate caliente.

—¿Por qué el chocolate? —pregunté mientras tomaba la taza con mi mano derecha.

—El cacao ayuda a calmar los nervios —explicó—. Además, me dio antojo y necesitaba un pretexto.

—Tonto —le di un sorbo al chocolate—. Derek, ¿hay pasas?

—¿Pasas? —frunció el ceño extrañado—. Creo que sí. ¿Por qué?

—Le puedes poner unas cuantas a mi chocolate —pedí con ojos de cachorro.

Derek me miró como si una segunda cabeza hubiera emergido en mi cuello.

—Anyra, ¿Por qué quieres pasas en tu chocolate?

—No sé. Pero se me antojó.

—¿Me juras que estás bien?

—Es solo un antojo tonto, no me prestes mucha atención.

—Bien, si tú lo dices.

Dudoso, Derek asintió.

—Ahora mis pasas, por favor —le devolví mi vaso.

Rodando los ojos, Derek fue a la cocina a cumplir mi capricho. Regresó en menos de 1 minuto y me devolvió mi vaso.

—Listo —dijo—. Chocolate con pasas... espero no vomites.

—No lo haré —le saqué la lengua—. Gracias, amor.

Degustamos la bebida en silencio, pero al pasar de unos minutos Derek tomó la palabra.

—Ese hermano tuyo tiene el sueño muy pesado, Anyra.

—Lo sé. Es de locos que no despertara en el camino.

—¿Qué piensas de él?

—¿Sobre Andy?

—Sí. Dime, ¿cambió algo luego de conocerlo?

—En sí, yo ya lo conocía, ¿recuerdas? Sin embargo, admito que verlo tan grande me impactó. La última vez que lo vi era solo un bebe, pero ahora es un niño.

—Le salvaste la vida, Anyra. Quiero dejarte muy en claro que nadie de la familia Hess haría lo mismo por ti.

—Yo sé eso, Derek. No soy tonta.

UN LAZO A TRAVÉS DEL TIEMPOWhere stories live. Discover now