¿ESTOY ENAMORADA?

394 35 29
                                    

ANYRA

Me encuentro completamente desnuda, con las palmas de mis manos pegadas a la pared de la habitación del hotel, con Derek igualmente desnudo detrás de mí, con sus manos sobre mi cadera y su pene introducido perfectamente en mi interior.

Me está penetrando como un demonio salvaje.

Está furioso, muy molesto... y eso me gusta.

Me muerdo el labio con fuerza, tanto que seguramente debe haber un pequeño hilillo de sangre. Pero no importa, lo hago para no darle el gusto de escucharme gemir. Desde que llegamos, Derek se saltó todo el juego previo y fue directo al plato principal, se lanzó dispuesto a todo y dios, como estoy disfrutando de esa acalorada decisión.

—Anyra —pronuncia mi nombre con voz ronca.

Escuchar ese tono de voz salir de sus labios me hace temblar.

—¿Qué? —hago el esfuerzo de responder.

Derek acerca su cabeza y la deja reposar en mi hombro.

—¿A quién le perteneces? —me preguntó—. Habla.

Es un hombre narcisista y descarado.

—A nadie —le respondí, mordiendo más fuerte mi labio cuando sentí una profunda estocada de su pene.

Para nada conforme con mi respuesta, Derek lamió mi cuello. Sentí su lengua saborear las gotas de sudor que se habían acumularon y luego lo mordió. Fui incapaz aguantar más en silencio y solté un chillido, acción que Derek aprovechó para aumentar el ritmo de sus envestidas.

—Derek —gemí su nombre, ya no puedo dejar de hacerlo, el muy infeliz lo logró.

—Eso es —comento lleno de orgullo—. Ese es mi nombre. Es el único que necesitas recordar.

Sus manos bajaron de mi cadera y ahuecaron mi trasero.

Derek continuó de esa forma unos segundos más y luego me obligó a dar la vuelta, me tomó nuevamente y besó mis labios. Un beso salvaje lleno de deseo. Él invade mi boca como un conquistador, adueñándose de cada rincón que no ha sido explorado, la está reclamando para él.

El beso termina y me ve a los ojos.

—¿Qué? —pregunté sin quitarle la mirada de encima.

Derek no responde, simplemente se ríe y, como ya es costumbre, esa peligrosa risa no puede significar nada bueno. Sin que me diera cuenta, Derek me eleva varios centímetros del piso y me recuesta de espalda contra la pared.

—¿Cómo fue?

—¿Qué cosa?

—Tener sexo con ese pelele.

Está hablando de Harry. ¿Qué tiene que ver Harry en todo esto?

—Mi vida privada no es asunto tuyo —le respondí—. Ni tuyo ni de nadie.

Alinea su pene en mi entrada. Lame mi seno izquierdo mientras lo amasa y juega con mi pezón derecho. Ese canalla sinvergüenza se dio cuenta que haciendo eso me deja indefensa.

—Lo es —instó—. Todo lo que tenga que ver contigo es mi asunto.

Su pene se introduce nuevamente dentro de mí, mi interior ya lo reconoce y no le cobra peaje, porque se resbala perfectamente en mi sexo y comienza a chocar con mis paredes.

Este pene es igual que su dueño, unos canallas que hacen lo que quieren.

Me rindo al deseo y no hago esfuerzo alguno en callar mis gemidos, dejo que salgan libres al mundo, son tantos que pueden competir con el coro de una orquesta.

UN LAZO A TRAVÉS DEL TIEMPOWhere stories live. Discover now