•Extra 10K lecturas• ~Parte 2~

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Ya conocía el recorrido de memoria de tantos años que lo había hecho. Día, tras día, tras día.
Si estuviera a oscuras, seguramente podría realizar aquél recorrido, y de hecho ya lo había tenido que hacer en algunas ocasiones, más que nada cuando Gigi despertaba llorando a mitad de la noche, y que si no me apresuraba, acababa despertando a todo el piso. Esa era una de las muchas razones que había presentado a los administradores para que me pusieran en la misma habitación que ella, pero por mucho que había intentado, claramente no había rendido frutos.
Al llegar a la habitación, los vi durmiendo tranquilamente en sus respectivas camas.
Nikolas y Raymond dormían en una cama grande, mientras que Gigi dormía del otro lado de la habitación en una cama individual.
Deslicé la puerta con suavidad para no sobresaltarlos y caminé primero hacia la cama de los chicos. Raymond estaba acostado del lado de la pared, así que decidí despertar primero a Nikolas.
Puse mi mano en su hombro y comencé a sobarlo despacio mientras le susurraba su nombre.
Él, al igual que Nikolas, tuvieron una etapa en la que pasaban teniendo pesadillas, y muchas veces despertaban del susto. Y aunque ya no habían tenido esos episodios en un tiempo considerable, yo, mejor que nadie, sabía que aunque tuvieras una etapa en la que parecieras mejorar —sobre todo en el ámbito de las pesadillas, en el cual ya me consideraba una experta—, siempre persistía la posibilidad de que pudieras despertarte a mitad de la noche, bañado en transpiración y con los pulmones contrayéndose eufóricamente en tu pecho. A veces con lágrimas. A veces con gritos. Y yo ya estaba acostumbrada a aquello, de hecho, incluso me sorprendía cuando tenía una noche tranquila, pero con ellos era diferente; aún eran pequeños, no merecían pasar por eso.
Por esa misma razón intentaba despertarlos del modo más sutil posible, con paciencia y delicadeza, pero sobre todo, con constancia.

Cuando Nikolas abrió los ojos, con algo de somnolencia, pasé a despertar a Raymond, el cual sí se despertó un tanto sobresaltado.

—Tranquilo, tranquilo —dije acariciándole el pelo mientras él volvía a recuperar la respiración normal—. Buen día.

—Hola...

Les di un beso en la mejilla a ambos y caminé hacia la cama de Gigi, repitiendo el mismo proceso hasta que despertó, bastante tranquila a comparación.

—Buen día, Gigi —le di un beso y luego me dirigí hacia la puerta—. Levántense para desayunar —dije antes de abrir la puerta.

Y como ya tenía experiencia tratando con niños, no me fui del cuarto sino hasta que vi con mis propios ojos que los chicos se desprendían de las mantas y se iban incorporando en sus camas, porque sabía que si me iba sin verificar eso, seguramente al irme se volverían a dormir.
Salí de la habitación rumbo al comedor, y en el camino, pude notar que de a poco, había gente que estaba yendo en dirección a la habitación central.
Primero una persona.
Luego dos.
Cinco.
Y cuando quise acordar, noté que estaban todos yendo en la misma dirección, así que paré a una mujer tocándola del hombro y le pregunté:

—Disculpa, ¿a dónde van?

—A la habitación principal. Uno de los administradores nos dijo que fuéramos allá —dijo algo apresurada.

—¿Para qué?

—No lo sé, pero debe ser importante si nos mandaron a todos —dijo y siguió en su camino, sin intención de perder más tiempo.

Sí, sin duda debía de ser importante. En los años que llevábamos allí, no nos llamaron a una reunión de este tamaño ni diez veces. A lo sumo habrán sido cinco, muy poco probable que seis, pero hasta ahí.
Volví por donde había llegado hasta la habitación de los chicos, quienes ya estaban vestidos y a punto de salir. Abrí la puerta y me dirigieron la mirada, algo confundidos.

—Antes de ir al comedor hay que ir a la habitación principal —les avisé.

—¿Para qué? —cuestionó Raymond.

—No lo sé —me encogí de hombros—. Voy a avisarle a Yarilth. Vayan yendo a la habitación cuando puedan que nosotras los vemos ahí.

—Está bien —dijo Nikolas, algo confundido, pero sin preguntar demasiado.

Salí de la habitación y fui a buscar a Yarilth, quien, al verme, frunció el ceño sin entender qué hacía ahí.

—Creí que ya estabas en el comedor —dijo ella.

—Iba ahí, pero en el camino me dijeron que tenemos que ir a la habitación principal.

—¿Una reunión? ¿Para qué? —se terminó de calzar y se levantó de la cama para caminar hacia mí.

—No sé. Nos vamos a enterar ahora, supongo —salí de su cuarto y ella salió detrás de mí.

Fuimos juntas a la habitación central, yo haciéndome mil ideas en mi cabeza en diez segundos. Esa habitación se usaba para darnos ciertos informes, o anuncios importantes, o cosas de ese estilo, y yo sólo podía preguntarme, ¿qué había pasado ahora que nos reunían a todos? ¿Con qué teníamos que enfrentarnos ahora?
Llegamos a la habitación y vi que Nikolas, Raymond y Gigi estaban parados afuera del cuarto esperándonos, y cuando nos vieron, se incorporaron de la postura en la que estaban y dieron dos pasos hacia nosotras, quienes llegamos a su altura rápidamente.
Entramos, nos sentamos en unas sillas libres y esperamos.
Se veía del otro lado de la habitación, en el escenario, cómo estaban ubicándose cuatro administradores, tres mujeres y un hombre. Una de las mujeres, de cabello recogido, muy formalmente vestida, tomó el micrófono y se posicionó en el medio del escenario. Las otras dos mujeres y el hombre se pararon a su lado.

—Debe ser importante si va a anunciarlo Marilyn, ¿no? —me preguntó Yarilth al oído, por lo que yo me acerqué un poco a ella para agudizar el oído.

—Parece que sí —afirmé en un tono bajo y volví a mi posición.

Cuando finalmente todos entramos a la habitación, Marilyn comenzó a golpetear con el dedo el micrófono,  verificando que se escuchaba correctamente. Cuando el sonido se escuchó en toda la habitación, comenzó a hablar.

—Buenos días a todos. Lamentamos llamarlos tan precipitadamente. Por lo general les avisamos un día antes o dos de una reunión, pero queríamos estar seguros de esta noticia antes de informárselos, para no crear falsas expectativas.

Los murmullos comenzaron a hacerse notar en la habitación. Muchos separaron sus espaldas de los respaldos de las sillas, expectantes.
Yo me mantuve quieta, inmóvil, cautelosa. A pesar del ruido en mi entorno, podía escuchar claramente cómo mi corazón se iba acelerando gradualmente.

—Bueno, tranquilos —los intentó calmar Marilyn al notar la evidente tensión—. Nos complace inmensamente informar que la plaga de monstruos —hizo una pausa muy a drede para generar emoción—. Ha finalizado —los murmullos pasaron a voces firmes, que posteriormente pasaron a ser gritos—. De manera oficial les informamos que todas las criaturas han sido eliminadas, y con esta noticia les anuncio que pueden dirigirse a la puerta principal —otra pausa— porque las puertas se abrirán a la brevedad.

Y eso fue todo. Entre los gritos de emoción y euforia, muchos salieron corriendo despavoridos a la entrada principal, y los que no lo hacían aún —como yo, por ejemplo— intentaban asimilar la noticia, entre llanto de emoción y felicidad.
Yarilth incluso me sacudía del hombro, casi saltando de la emoción, pero yo ni era capaz de caer en la realidad. No podía creer que, después de estos años que habían pasado, finalmente podríamos salir de esa prisión.
No. No podía creer nada de eso.

La hora más oscura [√]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang