Epílogo

14.2K 992 350
                                    

Nicola:

Entro en la casa y todo está silencioso, subo con cuidado las escaleras y al acercarme a nuestra habitación me quedo pasmado en la puerta cuando escucho unas risitas.

—Mami, te amo —escucho como dice Matteo— No quelo dormir solito nunca.

—Yo también te amo bebé —responde Sky— Pero te estás haciendo más grande cada día y necesitas tu propia habitación. ¿No te gustaría tener un cuarto sin esta decoración tan aburrida?

—¿Podré pintarla del color que yo quiera? 

—Por supuesto, si quieres podemos pintarla los dos o se lo podemos pedir a tu padre.

Asiente y le besa la mejilla.

—Papi dijo que yo era un ladon —dice luego de un rato haciendo un puchero— Que siempre robaba toda tu atención.

—Tu papá es un exagerado, Teo. 

Decido por fin hacer mi aparición y en cuanto Matteo me escucha se mete rápidamente bajo las mantas.

—Buenos días, amor —digo acercándome para darle un beso— ¿Has visto a Matteo? No está en su habitación y me pareció haberlo escuchado por aquí.

—No lo he visto —dice con una sonrisa cómplice mientras se acomoda e intenta que pase más desapercibido— Tal vez estaba en el baño.

—Oh, cierto. Ya tenemos a un chico grande en nuestra familia —acepto— Lastima que no aparezca porque había traído unos pasteles para el desayuno...

—¡Quiero! —grita saliendo de su escondite— Hola, papá...

—Hola, piccolo —digo tomándolo en mis brazos— ¿Qué hacías en mi lugar? ¿Quieres robarme a mamá de nuevo? 

—Mami nuestra —dice frunciendo los labios.

—Pero tú ya eres un niño grande, ahora es toda mía de nuevo.

Siento un golpe en el brazo y riendo me doy la vuelta para ver a Sky negando con desaprobación.

—¿Mami mía? —dice estirando los brazos hacia su madre quien lo recibe enseguida envolviendolo en un fuerte abrazo.

—Si, bebé. Mami toda tuya...

El pequeño demonio me mira sobre el hombro y me saca la lengua, hago un sonido ahogado y él oculta su risa en el cuello de su madre. Skyler también ríe y antes de que se separen los envuelvo a ambos en mis brazos.

—Los amo —digo mientras beso sus cabezas.

—También te amo, papi —dice dándose la vuelta para abrazarme, luego parece percatarse de algo porque sale rápidamente de la cama.

—¿Qué pasó?

—¡Olvide cepillar mis dientes! —grita mientras desaparece hacia su habitación.

Me doy vuelta enseguida hacia mi mujer y me tumbo encima de ella envolviendola entre mis brazos mientras lleno su cara de besos.

—No me has dicho que me amas —gruño, mientras sigo repartiendo besos.

—T-te amo —dice entre risas— ¡Nico, no!

Chilla cuando le empiezo a hacer cosquillas y se revuelve debajo de mí, cuando creo que es suficiente acerco mi rostro al de ella y me preparo para hacer la pregunta que he estado haciendo cada día desde hace casi dos años.

—¿Aceptarías casarte conmigo, amor?

Espero la negativa como cada día pero esta vez un casto beso en los labios es lo que recibo.

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora