Capítulo 22

9.6K 863 91
                                    

SKYLER:

Me cambio tranquilamente en el vestidor pensando en mi próximo movimiento. Si Nicola piensa que no lo haré pagar por esto está muy equivocado. Es hora de darle su propia medicina. Veamos si logra aguantar.

Cuando salgo está sacándose el cabestrillo con cuidado e intentando sacarse la camiseta, me apresuro a ayudarlo y me da una débil sonrisa a cambio. Cuando ya estamos listos bajamos y nos encontramos con los chicos en la sala.

—¿Todo bien? —dice Kay llegando a mi lado, mirándome con preocupación— Solo tiene el brazo herido, aún lo puedo golpear. Solo tienes que decirlo.

—¿Cuándo será el día en que dejes de ofrecerte para golpearme? —refunfuña Nicola.

—Cuando dejes de cagarla —se encoge de hombros mirándolo con indiferencia.

—Es decir nunca —termina Malik con una sonrisa maliciosa.

—Que tenga el brazo roto no significa que no pueda darte una paliza, Wilson —espeta, mirándolo con frialdad.

—Quiero verte intentarlo, lisiado —se burla.

Suelto una risa y Nicola me mira mal pero lo ignoro deliberadamente. Finalmente todos nos subimos a uno de los autos y vamos en dirección a la pastelería. Eros llora todo el camino por no querer ir en su sillita, Malik y Kayra intentaron calmarlo todo el camino pero fue simplemente imposible, en conclusión fue un viaje largo.

Al llegar al lugar Karina ya nos está esperando afuera, nos da una sonrisa que se vuelve algo temblorosa al ver a Malik y Nicola detrás de nosotras, la verdad no la puedo culpar, ambos resultan bastante intimidantes. Finalmente nos guía hacia una de las mesas y en pocos minutos está llena de distintos tipos de pasteles. Mi boca se hace agua y en cuanto me entregan una cuchara empiezo a probar, deleitándome con los sabores.

Miro hacia Nicola que está un poco renuente pero de igual manera saca un poco de todo lo que tiene delante, Kay por otro lado se pone a probar todos los pasteles de chocolate lo que me saca un sonrisa. Y Malik solo nos mira con aburrimiento mientras cuida de Eros.

—Ya no puedo más —suspiro apoyándome en el respaldo de la silla— ¿Cuántos quedan? 

—Diez —murmura Nicola mirándome divertido— Y si no hubieses comido las muestras completas estoy seguro de que podrías probar las que quedan.

—No quería que se desperdiciaran —digo a la defensiva.

—De igual manera esos sabores no te gustarían —dice.

—¿Cómo lo sabes?

—Conozco tus gustos —se encoge de hombros.

Con esfuerzo pruebo uno de los que quedan y efectivamente no son de mis favoritos, me da una sonrisa arrogante ante mi mueca para luego darme un vaso de agua.

—Creo que no quiero ver el chocolate por un buen tiempo —gime Kayra dejándose caer en su silla.

—¿Y bien? —pregunta Nicola— ¿Cuáles fueron tus favoritos?

—Estoy entre varios sabores, no sé cuáles elegir. ¿Y tú?

—El de nueces no está tan mal —dice entre dientes— Y no tienes que elegir un sabor, anota los que te gustaron y que los incluyan todos en el pastel, después de todo es nuestra boda y tendrás en ella todo lo que quieras.

—Pero eso costará mucho dinero, puedo elegir uno, solo tengo que pensarlo.

—Y yo te he dicho que no tienes que pensarlo —me mira fijamente— Mi cuenta no extrañara unos cuantos dólares menos, deja de preocuparte por el maldito dinero. 

Atrévete a QuerermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora