Capítulo 4

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SKYLER:

Escucho entre sueños como alguien toca la puerta, me levanto de un salto y voy a abrir, espero ver al neandertal de Nicola pero en cambio me encuentro con una señora de unos cuarenta años quien lleva una bandeja con comida en sus manos.

—Buenos días, señorita— dice con la cabeza gacha— Lamento despertarla pero el señor dijo estrictamente que debía desayunar.

—Oh yo... muchas gracias— sonrio algo incómoda— Y nada de señorita puedes decirme Sky.

—No creo que al señor Nicola le agrade eso, señorita— susurra, luego avanza cuidadosamente dentro de la habitación y deja la bandeja en la cama— Que disfrute su desayuno.

Sin más desaparece rápidamente, con un suspiro vuelvo a la cama y como todo lo que se encuentra en la bandeja. Luego de un rato decidí salir, por suerte la puerta estaba abierta.

Hay un montón de pasillos pero logré por fin encontrar las escaleras para llegar a la primera planta, la casa está demasiado solitaria, no hay ninguna señal de Nicola o del personal, veo la puerta principal y me acerco con decisión, no sé donde carajos estoy pero solo sé que quiero salir de aquí.

Al intentar abrir la puerta una fuerte alarma empieza a escucharse, miro hacia todos lados asustada pero me congelo cuando lo veo.

—¿John?— susurro incrédula.

—Hola, Sky— dice con una sonrisa tensa antes de acercarse a la puerta y apretar unos botones para apagar la alarma.

—¿Qué haces aquí?— pregunto temiendo la respuesta.

—Trabajo aquí, Sky.

—Nada de "Sky"— casi gruñe Nicola haciendo acto de presencia— Es mi mujer y tú trabajo de encubierto ya terminó así que trátala con el debido respeto.

—¿Trabajo de encubierto...? ¿Qué mierda está pasando aquí?— digo intentando no caer en la histeria.

—Buenos días, duende— sonríe Nicola posicionándose a mi lado— John Green es tú seguridad privada, cuando salgamos de aquí él se convertirá en tu sombra, hasta ahora lo ha hecho bien, es solo que no estabas enterada.

—Y-yo creía que eras mi amigo— susurro dándole una mirada cargada de decepción, veo un brillo de arrepentimiento en sus ojos pero antes de que pueda responder Nicola le hace una seña para que se vaya y él lo hace sin replicar nada.

—¿Ya desayunaste?— pregunta como si nada.

—¿Es enserio, Nicola? ¿Pagaste a alguien para que me siguiera en la universidad?

—En realidad no solo en la universidad, su deber era cuidarte en cualquier lugar al que fueras— se encoge de hombros.

—¿Se supone que eso debería ser acaso mejor?— espeto— ¿Cómo hiciste esto? Joder, Nicola, está es una de las cosas que más odio de ti, siempre tienes que estar intentando controlarlo todo, pero yo no soy un maldito peón que puedes mover a tu antojo, que te quede claro, maldito psicópata.

—Nunca has sido un peón, amor— sus ojos azules me miran atentos— Tú eres la jodida reina del tablero.

Se inclina para besarme pero giro rápidamente la cara haciendo que sus labios queden en mi mejilla, suelta una carcajada para luego tomar con algo de fuerza mi barbilla haciendo que lo mire fijamente.

—Puedes engañarte todo lo que quieras, pero ambos sabemos que me amas Sky, ya te lo dije ayer, amor, y me estoy cansando de repetirlo de esta casa no salimos hasta que hayamos superado nuestra... pequeña crisis de pareja.

Atrévete a QuerermeWhere stories live. Discover now