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La carrera pasó, y quedé segunda, me alegraba por Daniel, había ganado en casa, pero sabía que eso no era bueno para mí. Había prometido ganar, y aunque fuese una buena posición, iba a traerme problemas con Christian.

No había podido dormir bien ni una noche entera desde Grecia, estaba hasta arriba con los entrenamientos, y aunque aparentaba seguir bien de la anemia, o al menos en números más buenos, sabía que con el próximo análisis de sangre, iba a tener más problemas.

Porque no estaba bien. Nada lo estaba ahora mismo.

Después del podio con Daniel y Max, terminamos de hablar con la prensa y nos marchamos. Decidí hacer una parada en la playa, necesitaba estar sola, relajarme, o por lo menos intentarlo.

Aparqué mi coche y dejé mi bolsa con las cosas personales que solía dejar en mi driver room junto a mi móvil. Me siento en la arena, frente a la orilla, y tras descalzarme enterré los pies en la arena, notando el agua subir y bajar con las olas.

Pasé allí un par de horas, disfrutando del silencio por mi parte que iba acompañado de gente hablando y niños riendo. Cuando empezó a oscurecer decidí regresar al coche, hice una breve parada en un sitio de comida rápida. No me apetecía salir de fiesta hoy, no me encontraba bien, y debía empezar a trabajar con mi equipo en las estrategias si quería llevarme el P1 en el circuito de Imola.

Subí directamente a mi habitación sin encontrarme con nadie, después de darme una ducha empecé a trabajar en las cosas que se debían mejorar, que debía mejorar. Cuando quise darme cuenta ya eran cerca de las dos. Cené lo que me quedaba después de haber estado picando un poco y me tomé mi pastilla.

Esta vez, aunque fuese en primera había reservado vuelo en un avión comercial. Tenía reunión con mi equipo casi al aterrizar, y al día siguiente tenía análisis y revisión. Aproveché el vuelo para revisar las redes ya que había contratado el wifi del avión, y para ver una película.

La reunión fue bastante larga, empezamos a las ocho y tuvimos que pedir para comer en la sala. Al acabar, nos despedimos, acordando que les mandaría los resultados y la recomendación de la doctora en cuanto saliese del médico.

Arthur me ofreció quedarme con él para así acompañarme por la mañana, aparqué el coche en su garaje y entré. Ambos teníamos las llaves de la casa del otro, pero él siempre las perdía.

-Norris, cuánto tiempo, ya pensé que te habías olvidado de tú mejor amigo -recrimina antes de envolverme entre sus brazos.

-Lo siento Art, estuve algo liada -asiente mientras vamos al salón.

-Cuentamelo todo, cielo.

-Quizá mañana, ahora, cuéntame que tal con la F3 y la posibilidad de la que me hablaste -una sonrisa crece en su cara antes de empezar a relatarlo todo. Estaba muy emocionado con la posibilidad de entrar a la F2 con Dams-. Dios mio, estoy muy emocionada y feliz por tí, Art. Te lo mereces, y, en breve estarás de nuevo con nosotros.

-Ojalá, enserio, echo de menos competir contra tí -se burla golpeando nuestros hombros-. Quiero que mis hermanos y mi madre estén orgullosos de mí, pero sobretodo, que él lo esté.

-Oh, Arthur, ellos lo están, créeme, todos estamos orgullosos de ti. Eres un gran piloto, un gran chico, y un futuro campeón de la F2.

-No sé si tanto -dice soltando una risilla-. Pero me alegro de tenerte a mi lado.

Apenas cenamos pues aprovechamos el día para contarnos todo lo sucedido en los últimos meses y, sobretodo, disfrutar el tiempo juntos.

Habíamos decidido poner música en la televisión de la sala de estar, ignorando las notificaciones de nuestros teléfonos, éramos solo Arthur y Layla contra el mundo. Y amaba eso. Sabíamos que pasara lo que pasara, siempre nos tendríamos el uno al otro.

FEELINGS || CARLOS SAINZ Where stories live. Discover now