17

2.1K 99 12
                                    

Llegamos al hotel, donde nos dejan en la habitación de Charles, a Pierre, Alex, George y a mí, siendo cuidados por Yuki, Lewis, Daniel, Lando y Carlos. Nos acomodamos los cinco en la cama, nos tapamos con la colcha y empezamos a reír mirándonos.

Escuchamos a los otros maldecir, y eso nos hace reír más fuerte, hasta que en algún punto de la madrugada quedamos dormidos.

Al despertar y desayunar golpeando a los otros pues no paraban de hablar a voces y nos estaban matando de dolor de cabeza, nos volvemos a nuestras habitaciones, listos para dormir todo el día.

Mi hermano se marcha, diciendo que debía hablar no sé qué cosas del trabajo con Daniel, y me deja a solas con Carlos. Genial. Lanzo mi mochila con la ropa echa bola dentro y me lanzo a la cama, bajo la atenta mirada del español.

-Si crees que no recuerdo lo de anoche, te equivocas -froto mi cara viéndole y el se cierne sobre mí.

-¿Lo recuerdas todo? -asiento y él sonríe-. Bien, porque no sabes las ganas que tengo de demostrarte lo que me jodió verte así con Charles.

Esa no era la respuesta que esperaba. Ni de cerca. Pero mi mente se queda en blanco cuando sus labios recorren mi cuello. Sus manos se cuelan por mi falda, perdiéndose en mis muslos.

Y una con resaca.

Cierro los ojos cuando se agacha frente a mí, besando el interior de mis piernas hasta llegar a mis muslos. Sube mi falda hasta mi cintura y me observa.

Jodido Carlos Sainz.

Deja un beso sobre mi ropa interior que hace que me retuerza, apoya su mentón en mi abdomen y me mira.

-No me hagas esto -suplico, pensando que me iba a dejar con el calentón-. Por favor.

-¿Por favor qué? ¿Qué te folle? ¿Qué te haga gemir mi nombre hasta que te quedes sin voz? Dime, Layla -atrapo su cara entre mis manos subiéndole a mi altura.

-Hazme gemir tu nombre antes de que tenga que ir a buscar a Max o a Pierre -suelto, burlona, cosa que la hace gruñir. Se deshace de mi top y de mi falda en un instante, observándome.

Su mirada se desvía a mi gran cicatriz rojiza, me quitaron los puntos, ahora solo debía de terminar de curarse. La recorre con cuidado con la yema de sus dedos, antes de dejar un pequeño beso sobre esta.

Muerdo mi mejilla observandole con ternura antes de que la habitación se llene con nuestros gemidos. Caemos desplomados a la cama, su brazo envolvía mi cintura, mientras yo trazaba formas en su abdomen.

-No volvamos a alejarnos -me pide, acariciando mi mejilla.

Le miro y asiento, besando su mandíbula.

-Quien diría que después de todas las discusiones y golpes, gemirias mi nombre -digo riendo.

Él me mira, se sienta poniéndose un pantalón y me tiende una camisa suya que no dudo en ponerme junto a un pantalón corto, deja nuestra ropa doblada en el sofá y regresa a la cama, junto a mí.

-Si tú hermano se entera probablemente me mate -suelto una risa y asiento-. Pero a Pierre no le hizo nada.

-Pierre no era su mejor amigo -me encojo de hombros en lo que él me sube sobre sus piernas.

-Me vuelves loco, Layla Norris -besa mi frente antes de apretarme contra su pecho.

Nos quedamos allí unas horas, uno junto al otro, hablando sobre las últimas semanas, me gustaba estar con él, aunque a veces sí que quería golpearle por lo idiota que podía llegar a ser.

Me entra una llamada, era Max, me levanto de Carlos para responder escuchandole quejarse.

-Sé que anoche tuvisteis reunión, pero nosotros tenemos una en... quince minutos -me informa tras dos minutos hablando.

FEELINGS || CARLOS SAINZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora