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Entro al Paddock hablando con Arthur, él decía que no debería correr, pero también sabía que era inútil tratar de convencerme. Saludo a la gente quienes nos reciben con gritos, y tras hacernos unas fotos entramos, subo mis gafas de sol a mi cabeza, apartando los mechones de pelo de mi cara.

Iba de camino a mi instalación cuando me encuentro con los ojos del español, observándome a unos metros de distancia, resoplo y entro, ignorandole. El muy idiota, después de decirme que iría a por mi hermano, desapareció del hospital. Ni siquiera me escribió ni llamó, se marchó sin más.

Saludo al equipo con una sonrisa, querían que mañana hiciese yo la primera práctica en vede Liam, por si no podía hacerlo y le necesitábamos de reserva. Dejo un beso en la mejilla de mi compañero, quien me abraza con cuidado antes de saludar a Arthur.

El rubio se despide de nosotros, diciendo que iría a ver a su hermano en Ferrari y que luego vendría por mí. Hacemos el track walk y luego nos reunimos todos, hablando de esta última parte de la temporada. Max y yo íbamos muy reñidos en puntos después de la carrera en Japón.

Cuando ellos se van, mi equipo me informa de nuestra estrategia para esta carrera, asiento conforme, era buena, muy buena. Después de unas horas de reunión, me despido de ellos y salimos al parking.

Me subo en el coche con Arthur, Charles y Lando, y ponemos rumbo al hotel.

-¿Cómo te ves? ¿Podrás correr? -miro al monegasco y asiento.

-Duele un poco -admito-. Pero las pastillas sirven, no os preocupéis.

Asienten no muy convencidos y mi hermano me mira.

-Hemos pedido sushi para cenar, bueno, yo he pedido hamburguesa -suelto una risilla ante lo último y beso su mejilla.

-Gracias Lan -él niega, restándole importancia, pasamos el trayecto hablando, hasta que Arthur aparca.

No habíamos tenido tiempo de venir al hotel antes de ir al circuito, así que subimos a instalarnos en nuestras habitaciones. Yo me quedaba con mi hermano, desde el accidente no se separaba de mí, y lo entendía.

Dejamos nuestras cosas en la cama, y tras cambiarnos bajamos al restaurante del hotel, teníamos una zona privada donde ya estaban todos. Seb levanta su vaso en cuanto nos ve llegar y me da una gran sonrisa, brindando por mí.

Comemos tranquilamente, hablando y riendo. Arthur estaba junto a su hermano, me regala una gran sonrisa y me tiende un trozo de maki, que yo no dudo en comerme. Mi hermano hace una mueca de asco ante la cantidad de sushi que había en la mesa, y agarra su hamburguesa con una sonrisa.

Después de cenar y pasar una hora más allí sentados, hablando, nos despedimos para ir a dormir, mañana eran las dos primeras prácticas, y debíamos descansar.

Mi hermano me avisa que iría a buscar a Carlos, y yo asiento, total, debía curarme las heridas. Me dijeron que me las desinfectase una vez al día, para que sanasen bien.

Agarro un algodón empapandolo en agua oxigenada, y me lo paso primero por la herida sobre la ceja, cierro los ojos ante el escozor y me siento frente al espejo, tratando también de aminorar el dolor del abdomen. La puerta se abre, y veo a Carlos pasar por detrás mío.

-Lando ha ido a por hielo para tu moratón -me informa soltando cosas en la cama.

Ruedo los ojos, ignorandole, sí, estaba cabreada con él. Paso a la herida de mi nariz, que escuece como el demonio, muerdo mi labio conteniendo un quejido y veo la mirada de curiosidad del chico.

-¿Te ayudo? -pregunta apoyado en el marco de la puerta.

-No es necesario, Sainz -respondo mordazmente, terminando de curar la herida de la nariz, aún me quedaban la del pómulo, el labio y el mentón.

FEELINGS || CARLOS SAINZ Where stories live. Discover now