23

1.8K 84 43
                                    

Arreglamos nuestras maletas y salimos de la casa, hoy regresábamos a Mónaco. Me encantaron estos días juntos, recorríamos las calles visitándolo todo, y amando cada rincón de la ciudad. También aprovechamos para ir a Roma dos días, y acordamos que nuestro próximo viaje sería a Grecia.

Estos días de solo nosotros me sirvieron como calmante, acelerante y productor de serotonina, me sentía como nueva. Y el chico junto a mí resplandecía. Creo que después de esta temporada necesitábamos muchísimo esto, unos días separados del trabajo, hasta de nuestros amigos. Y podía decir que nos habían sentado genial.

Carlos iría a pasar la Navidad con su familia a Madrid, pero luego regresaría a pasar nochevieja con nosotros. Insistió en que le acompañase, pero no podía romper las navidades con mi hermano y el resto. No me había dado cuenta de que ya estábamos de camino al aeropuerto y el chico me iba hablando.

-¿Estás bien? Te noto distraída -me giro para mirarle y niego.

-Solo pensaba -hace una mueca regresando su vista a la carretera.

-No creo que tu hermano se lo tome a mal, después de todo, solo éramos dos amigos de vacaciones, ¿cierto?

Abro la boca pero la cierro, asintiendo y mirando por mi ventanilla.

Podía notar su vista en mí, pero ahora no me apetecía hablar de esto, en parte no éramos nada, pero a su vez se sentía como si lo fuésemos todo. Y eso me confundía, me confundía muchísimo, porque al chico parecía darle igual, pero yo no estaba tan segura de que no me importase esta situación.

Paso el vuelo durmiendo, la noche anterior la pasamos de fiesta, y necesitaba dormir para sobrevivir al día en casa. Desperté prácticamente cuando el avión aterrizó, agarramos nuestro equipaje y ponemos rumbo a mi casa, donde nada más abrir la puerta mi hermano se lanza a abrazarme, haciéndome reír mientras enredo mis brazos en su cintura.

-Layla, no sabes cuanto te he echado de menos -admite, antes de besar mi mejilla.

-Yo a tí también, Lando -me abraza de nuevo antes de saludar a su mejor amigo-. Veo que la casa sigue en pie, eso es nuevo.

Charles baja corriendo levantándome del suelo en un abrazo.

-Ni se te ocurra abandonarnos de nuevo, Norris, no soporto a tu hermano borracho todos los días -se queja soltandome.

Me encojo de hombros con una sonrisilla.

-Las fiestas son algo que llevamos en la sangre, Leclerc.

Rueda los ojos saludando a su compañero, subo a mi cuarto a recolocar mis cosas y bajo de nuevo, ahora con la bolsa de regalos.

Tras saludar a todos, que vinieron para pasar la noche todos juntos tras nuestro regreso, empezamos a repartirlos.

Los chicos lo abren con una sonrisa antes de darnos las gracias y empezar a hablar de lo que habíamos hecho estos días.

Después, encendemos la chimenea, y nos sentamos a ver la televisión todos juntos bajo unas mantas que pesan como una tonelada y con cuencos de palomitas y patatas entre otros.

Hacemos sesión de películas navideñas, empezando con el Grinch, y secundandola, Pesadilla antes de Navidad.

Eran cerca de las dos, cuando después de cenar y ver una última película, decidimos ir a dormir. Acababa de cambiarme cuando entra Charles junto a Daniel.

-¿Dormís aquí? -pregunto, aún sabiendo cuál era la respuesta, ellos se lanzan a la cama mientras yo apago la luz.

-¿Nos vas a contar ya lo que pasa con Carlos? -pregunta Charles, mirándome, Daniel se apoya sobre su costado, mirándome también sobre el hombro de Charles.

FEELINGS || CARLOS SAINZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora