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Pasamos unos minutos en silencio en los que yo trazaba formas imaginarias sobre su abdomen, y él acariciaba mi brazo antes de besar mi cabeza.

Me levanto para darme una ducha y él chico me mira desde la cama, indicándome que iría después. Me encantaba estar con Pierre, pero a veces sentía que no hacíamos lo correcto.

No estábamos juntos, al menos no desde hace muchos, muchos, meses. Pero seguíamos viéndonos casi todas las noches, y no estaba bien, porque sentía que ambos nos ilusionabamos.

Estábamos siempre ahí el uno para el otro, consolandonos, y aunque eso fuese genial, también nos perjudicabamos. Salgo de la ducha envolviéndome en la toalla y agarro mi ropa del suelo de la habitación.

El chico se levanta, y tras besar mi mejilla va a la ducha. Quizá debía hablarlo con él, aclarar mis dudas, y buscar una solución. Sale del baño con la toalla alrededor de la cintura, me quedo observandole, su pelo goteaba agua, y su abdomen empapado me robaba la atención, hasta que se puso una camisa, cosa que me hace levantar la vista, encontrándome con su vista burlona.

-¿Pasa algo? -se sienta junto a mí en la cama-. Te noto distraída.

Paso mi mano por su pelo revuelto, haciéndole sonreír, y seguido de eso agarro su mano.

-La verdad, creo que deberíamos hablar -me mira con preocupación, empiezo a explicarle como me sentía y mi confusión, y él suspira-. Lo siento, sé que es raro, pero necesito... necesito aclararlo.

-Es complicado, me encanta estar contigo, siempre ha sido así -admite acariciando mi mano-. Pero tienes razón, ambos estamos confusos, rompimos pero seguimos follando, dijimos de alejarnos pero nos ayudamos en todo.

-Quizá deberíamos dejarlo, del todo -digo con una mueca-. Para aclararnos, y sanar correctamente, lo que estamos haciendo nos daña, involuntariamente, pero lo hace. Quiero que sigamos siendo amigos, y quizá en un tiempo volvamos de verdad.

-Estoy de acuerdo -asiente y me mira con una sonrisa triste que yo imito-. No sabes lo difícil que se me va a hacer estar lejos de tí.

-No lo estaremos, podremos seguir hablando, y acudiendo al otro siempre que lo necesitemos, como ahora, pero, sin el sexo, y los besos -suelta una risilla subiendo su mano a mi cara.

-¿Un último beso? -asiento y no tarda en juntar sus labios con los míos, era un beso de despedida, y me dolía, me dolía muchísimo. Pero me permito disfrutar del sabor de sus labios, de su juego con mi lengua, y de sus caricias por una última vez.

Nos separamos del beso, con los labios enrojecidos e hinchados, y los ojos medio acristalados, conteniendo las lágrimas. Dejo un beso en su mejilla y me dirijo a la puerta.

-Te veo en la noche, Pierre.

Asiente despidiéndose y salgo de allí, mordiendo mi mejilla tratando de no llorar, pero al ver a mi hermano, que se acerca corriendo a abrazarme, me permito derramar algunas lágrimas en su hombro antes de tener que explicarle todo.

Entramos en mi cuarto, donde me envuelve con mi colcha en la cama y se tumba junto a mí abrazándome y acariciando mi pelo, dándome palabras de apoyo. Sabe que Pierre y yo siempre hemos tenido una conexión única, pero no fue en el momento correcto.

Llama al servicio de habitaciones un rato después, para pedir helado y chocolate, era una de las cosas que solíamos hacer cuando uno de nosotros estaba triste.

Pasamos la tarde encerrados en mi cuarto, y por lo noche no me apetecía bajar a cenar, así que mi hermano se encarga de mandar un mensaje por el grupo y avisar de que nos quedaríamos ambos hoy.

FEELINGS || CARLOS SAINZ Where stories live. Discover now