Capítulo 41

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Damon Lombardi

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Damon Lombardi

Me duele cada centímetro de mi cuerpo. Mi cabeza está a punto de estallar. Todas mis extremidades están jodidas. No puedo respirar sin sentir un fuerte pinchazo en las costillas. Intento abrir los ojos, comprobando que mi visión está igual de jodida que el resto de mi cuerpo. Veo borrosa la figura de la persona que está a mi lado.

—Ciao fratellino, come stai?

—Sto bene, Daia.

—¿Bien? ¿En serio? —cuestiona ella, incrédula—. ¿Entonces cómo estarías si te encontraras mal?

Suspiro, cerrando los ojos. El dolor de cabeza aumenta cuando ella habla, su voz me parece lo más irritante del mundo en este momento. Preferiría la muerte antes que seguir con estos malditos pinchazos que siento constantemente en mi cabeza. El dolor que siento en el resto del cuerpo no es comparable con ese.

—Nos preocupaste con lo de anoche —confiesa—. Estuviste a punto de morir y...

—No pasó nada —la corto, queriendo cerrar el maldito tema.

—Porque tuviste suerte, pero...

—Ya está, Daia.

Ella suspira.

—No está, Damon. Te conozco y sé que tienes un buen control sobre tu coche, a pesar de conducir a grandes velocidades...

—Los accidentes ocurren, sino mira a Daryl.

Ella ríe, pero enseguida se pone seria.

—No me intentes cambiar de tema, te conozco bien, Lombardi y sé que tendrías cuidado con ese coche...

—Fue un accidente.

—Provocado por ti mismo.

—No, Daia.

—¿No? ¿Piensas que a pesar de todos estos años no te conozco? Estabas demasiado enfadado y aplicaste lo que hacía nuestra madre en ti, provocar un dolor más fuerte para debilitarte y dejar de sentir ese sentimiento que te estaba consumiendo. No perdiste el control del coche, perdiste el control de ti mismo y por eso decidiste estampar el coche contra cualquier cosa.

No quiero hablar de lo que sucedió ayer, ni siquiera recordarlo. Bastante tengo con todo el puto dolor que estoy sintiendo a pesar de no demostrarlo para no preocupar a Daia. Ni siquiera quiero que ella esté aquí, viéndome así. Respiro flojo para ahorrarme las molestias en las costillas. Continúo con los ojos cerrados, queriendo volver a dormirme para no sentir nada.

—Conocí a Myleen —me informa, logrando que abra mis ojos para verla—. Estuvo aquí en la madrugada, preocupada por ti. La trajo Daryl, fue él quien le contó lo que te había pasado. Ella estaba destrozada, Damon. Tenía miedo de perderte y de que te murieras por ese supuesto accidente de coche.

La oscuridad de Damon [+21] ✓Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum