Capítulo 32

13.7K 1.1K 197
                                    

Myleen Collins

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Myleen Collins

Estoy agotada después del entrenamiento de esta mañana. Me decepcionó que Damon no pudiera venir, le quería comentar ese último mensaje que me llegó. Damon no contesta a ninguna de mis llamadas y tampoco a mis mensajes. Gia, la persona que mandó para entrenarme un poco más con el arma, me explicó que tenía cosas que hacer el día de hoy y, lo más probable, es que tenga el móvil apagado.

Gia fue comprensiva conmigo durante el entrenamiento, me dio varios consejos y tuvo paciencia con mis errores. Pasé unas cuantas horas con ella, charlando, picoteando algo y bebiendo un poco de agua. Entrenábamos durante una media hora y luego descansábamos diez minutos. Ese es su sistema y me funcionó bastante bien. Acerté más tiros que ayer practicando con Damon. Admito que, con su presencia, no puedo concentrarme muy bien.

Aprovecho la tarde libre de hoy para visitar a Hank y Sean, quiero saber cómo les está yendo la rehabilitación. Van a un centro donde más personas con su mismo problema de adicción intentan superar esa dura etapa de su vida. Es semejante a una reunión de alcohólicos anónimos, pero en vez de alcohol, intentan superar las drogas.

Estaciono mi vehículo en uno de los sitios libres que hay frente a su edificio, saliendo de mi coche para entrar en ese hogar tan inestable donde ellos viven. Evito el ascensor, subiendo por las escaleras que dan a la puerta de su piso. Como el timbre sigue sin funcionar, tengo que llamar con los nudillos.

—Hola, My —saluda Hank, haciéndose a un lado para dejarme pasar—. No te esperábamos por aquí —comenta, sentándose en el sofá lleno de ropa.

Sean sale del cuarto de baño, él al verme quiere abrazarme.

—¡Quieto! —Él se paraliza—. ¿Te lavaste las manos? —le pregunto, antes de que me toque.

—Ups —vuelve a dar media vuelta, dirigiéndose al cuarto de baño otra vez.

Sonrío, dirigiendo mi mirada hacia Hank.

—Quería saber cómo estabais después de estos días sin poder vernos —le respondo a Hank.

Sean sale del cuarto de baño, esta vez sí me abraza después de lavarse las manos. Le doy un par de palmadas en la espalda, viéndolo sentarse junto a Hank en cuanto se separa de mí. Ambos tienen buen aspecto, sus ojos están normales, su color de piel vuelve a cobrar vida, no están tan pálidos como semanas atrás. La casa está más ordenada, no está todo tirado por el suelo, como de costumbre. Tan solo se le notan unas tenues ojeras que deben ser por la necesidad de consumir drogas.

—¿Qué tal lleváis la terapia?

—¡Es una mierda! —protesta Sean, indignado. Se cruza de brazos, mostrándose molesto—. Además de no poder drogarme, ¿tengo que soportar a una señora y a un grupo de drogadictos cada puta mañana? ¿Tengo que madrugar para escuchar las mismas frases que no motivan una mierda? Todo mal —niega con la cabeza.

La oscuridad de Damon [+21] ✓Where stories live. Discover now