Capítulo 4

17K 1.2K 356
                                    

Myleen Collins

Toques urgentes llaman a la puerta de mi casa. Medio adormilada, me levanto del sofá y camino hasta la puerta, abriéndola para encontrarme a mi compañera Abby. Su cara es un auténtico poema. Parece que se haya muerto alguien. Me extraña encontrarla aquí a las... ¿qué hora son? No lo sé con certeza. Me he echado una gran siesta para estar preparada esta noche.

—¿¡No te has enterado!? —pregunta ella, alzando su voz.

—¿Qué? ¿De qué? —cuestiono, sin enterarme si lo que me rodea es real o un sueño.

—Anthony ha sido asesinado esta mañana.

Mis ojos se abren de la sorpresa. Mi corazón se acelera del susto. Y mi mente, no sabe qué decir ante esa información.

—¿Y ahora qué? No, no, no. El alquiler... —paso una de mis manos por el cabello—. Tengo algo ahorrado, pero no quiero volver a vivir con mi madre y mucho menos con su novio. ¿En serio está muerto? Dime que es una broma.

«¿Tu jefe ha muerto y tan solo te preocupa el alquiler? ¡Un poco de empatía, Myleen!» Me regaña mi subconsciente.

—No, nena. Le han metido un disparo en la cabeza —informa.

—¡¿Lo han asesinado?! —grito, incrédula.

—¡Sí! —grita ella, entrando a mi casa—. Un francotirador ha eliminado tanto a nuestro jefe como a sus dos guardaespaldas. ¡Tía que lo han matado! ¡A propósito!

—¡Ya, ya! Me he enterado. ¿Y ahora quién se hará cargo del club?

—¿No recibiste un mensaje? —cuestiona ella, frunciendo el ceño—. Alguien nos citó a todos los empleados esta noche en el club. Nada de clientela hoy. Las puertas estarán cerradas. Al parecer hay alguien interesado en comprar el club. Sí, de la mañana a la tarde. Es extraño... pero ya lo veremos esta noche.

—Sí, claro —digo, asimilando que hayan matado a mi jefe.

Ayer estaba hablando con él tan tranquilamente y ahora... le han metido un tiro. A ver, que en esta ciudad no es tan raro que asesinen a alguien. Pero a él. Justamente a mi jefe. ¿Y si es el anónimo? Es una gran posibilidad. Porque si ha secuestrado a mi hermano en coma, también pudo haber asesinado a alguien.

—Oye, ¿puedo contarte algo? —le pregunto a Abby.

—Claro, nena —sonríe ella, cayéndose sentada sobre el sofá—. Cuéntame, soy toda oídos para ti.

Tomo asiento a su lado, mirándola a los ojos. Son cafés, tan oscuros como su piel y su cabello. Al sonreír, muestra unos dientes blancos deslumbrantes. En sus orejas trae unos grandes aros de plata. Su cabello está suelto, ondulado y le llega a la cintura. Paro de observarla para contarle el problema con mi hermano.

—Alguien ha secuestrado a mi hermano. Me ha enviado una foto de él todavía en coma. Y no sé qué hacer, no tengo la mínima idea.

—¿En serio? ¿Quién iba a querer secuestrar a un tío en coma? Si fuera millonario, lo entendería. Pero es un tío que robaba para sobrevivir. Tu madre o tu padrastro tampoco tienen una gran cantidad de dinero, y tú menos.

—Me dijo que tenía que hacer unos retos si lo quería volver a ver —continúo.

—Un chalado —resume—. Va a pedirte fotos desnuda, verás —arruga su nariz, en una mueca de asco—. Será uno de esos viejos pedófilos que quieren andar con chicas que podrían ser sus hijas, o sus nietas. No le hagas caso. Si te pide una foto hot, mándale la de un incendio. Si te pide un audio gimiendo, mándale un grito para dejarle sordo. Si te pide una foto de tus senos, mándale un problema matemático donde aparezca el seno, coseno y tangente. —Problemas matemáticos de trigonometría, qué recuerdos tan horribles—. Si te pide una foto de tu culo, simula doblando el brazo tal que así —imita el gesto en su brazo—. ¿Y ves esta parte del codo al doblar el brazo? —asiento—. A eso le sacas una foto —sonríe, teniendo tips para todo.

La oscuridad de Damon [+21] ✓Onde as histórias ganham vida. Descobre agora