Myleen Collins
Lo he hecho, lo he apuñalado. Joder, joder, joder. La culpa fue suya, no debió decirme eso, no debió amenazarme con matarme si no me alejaba de él. Porque ahora lo conocí, ahora no puedo separarme de él. ¿Estará bien? Mierda, creo que le he hundido toda la navaja en la espalda. No debí haberlo hecho. ¿Cómo va a reaccionar ahora? ¿Y si está muerto?
—Nena, ¿qué te pasa? —pregunta Abby, viéndome nerviosa.
—Nada —respondo con rapidez.
—¿Damon te hizo algo?
Niego con la cabeza, incapaz de responder. Porque él no me hizo nada a mí, fui yo quien le hizo algo a él. Estoy mal. Mentalmente creo que ya no tengo ningún remedio. Lo dañé, puede que esté muerto en este mismo instante y yo no lo sepa. Y si está vivo, me matará después de lo que le he hecho. En cualquiera de las dos posibilidades estoy muerta. No me aterraría la idea si viniera de otra persona, pero de él... después de lo que le hizo a Julie...
—¿My? —me zarandea Abby, para que la vea a los ojos—. ¿Qué ocurrió?
—Lo apuñalé —confieso con un murmuro. Abby abre los ojos, realmente sorprendida y tal vez, asustada—. No sé qué me pasó, tenía miedo a perderlo, no quería alejarme de él. Pero ahora la cagué, ahora sí que se va a alejar de mí.
—Joder, Myleen —dice, todavía incrédula—. ¿Está vivo?
Me encojo de hombros.
—¡Myleen!
—¡No lo sé!
—Como lo hayas matado todos sus hermanos irán a por ti, ¿eres consciente de ello?
—Estará bien, un poco dañado —digo, despreocupada—. Pero no sé cómo reaccionará él ahora.
—Te cortará en pedazos como no te vayas.
Literalmente, como ayer le hicieron a Julie. Admito que me sentí mal por esa chica, pero no podía hacer nada para ayudarla. Por eso tuve que correr y alejarme de ahí, no quería ver más esa tortura que le aplicaban a la hija de mi jefe, no quería ver cómo la mataban. Pero me escucharon y por suerte o por desgracia, Damon fue a mi búsqueda.
En el momento que le robé la navaja mi mente se nubló, actué por impulso, por desesperación, por miedo a que él se fuera. Era como: si tú no eres mío, tampoco lo serás de nadie más. Sí, posesivo, tóxico, lo que queráis. Pero no me voy a mentir y a decir las típicas tonterías de:
«Hay que dejar ir a las personas que más amamos, para que sean felices con la persona que ellos aman. Debemos dejar que ellos encuentren a su alma gemela.»
¡Una mierda! Nadie piensa así, por mucho que dejen ir a esa persona, por mucho que digan esas palabras tan hipócritas. Lo que realmente piensan y quieren es que la persona que aman también los ame. Sonaré egoísta, pero no dejaré que alguien más intente quitármelo de las manos. No ahora.
YOU ARE READING
La oscuridad de Damon [+21] ✓
Teen Fiction«Es normal tener miedo de la oscuridad. ¿Quién no le teme a lo que hay tras ella? Sobre todo si esa oscuridad tiene nombre y apellido: Damon Lombardi. Muchas personas le temían por su oscuridad, porque nadie sabía qué había detrás de esos ojos azule...