LI-Eris

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No puedo sacarme el mal presentimiento de mi pecho. Desde que Ned regresó todo se ha salido de control. Los Klin han aparecido en zonas diversas del mapa, perdimos el lago de los lamentos y ahora estamos bajo ataque enemigo en uno de nuestros cuarteles por primera vez. Era algo que se veía venir luego de perder el lago de los lamentos, de hecho el cuartel cuatro debe estar celebrando que no han ido por ellos, aunque Kate y Paul van conmigo hacia allá. Ellos guardan silencio a la espera de llegar en un par de minutos. No nos han informado al completo de la situación, de hecho somos el primer equipo que se envió. Ned y los demás serán el segundo grupo, puesto que se encontraba en custodia el muy idiota. No entiendo porque no pudo esperar a que se encontrara mejor. Supongo que lo motivé demasiado, solo quería estuviera más pendiente de él y no que se hiciera indiferente al respecto como hace siempre, pero entendió mal mi señal. Por más que se lo intente explicar a Sett fue inútil, ese es otro estúpido.

Suspiro con bastante fuerza y cierro un momento mis ojos.

Esta es una situación complicada. No sabemos con exactitud a lo que nos enfrentamos o mejor dicho a la cantidad y diversidad de criaturas que están atacando. El cuartel dos no nos brindó mucha información.

El auto anuncia que llegaremos en menos de un minuto, por lo que, me incorporo en la silla para poder llamar a la armadura y doy un vistazo hacia atrás para ver al grupo del escuadrón cuatro activar su armadura.

Intento regresar la mirada al frente, pero un haz de luz nos ciega al mismo tiempo que el auto es atacado por algo y empezamos a dar vueltas. Se detiene de lateral, por lo que tenemos que saltar fuera. Estamos todos bien, el auto soportó todo el impacto del ataque por nosotros.

El grito de un Klin me hace estremecer, tengo que ser valiente, está vez no tengo a Ned. No puedo dudar como en el pasado.

Ajusto la frecuencia de nuestros comunicadores para que sus gritos no nos hagan efecto. La nube de polvo se despeja con rapidez.

Puedo ver el cuartel dos a lo lejos. Un edificio enorme cilíndrico con una cúpula de cristal en su techo, al igual que los otros cuarteles un muro todavía más alto está a sus espaldas. Está rodeado por una zona rocosa y árida muy parecida al nuestro. Un ejército completo se encuentra frente al edificio junto con autos y máquinas de artillería que empiezan a disparar hacia una cantidad absurda de monstruos que se acercan a toda velocidad.

—Qué es esta locura —murmura Paul a mi espalda.

—Imposible —deja salir Kate.

Aprieto la mandíbula. Esto es sacado de una pesadilla. Estoy tan atónita y asustada que no puedo moverme. Aunque las máquinas de asedio disparan misiles y balas, a mis ojos sólo hacen que se multipliquen.

Una silueta cubierta por un aro de luz dorada en el cielo se dirige a ellos a gran velocidad. Es esa chica a la que me enfrenté hace varios días, el terror de los cielos Miri.

Los monstruos que se le acercan volando son derribados por ella con suma facilidad gracias a las plumas con las que ataca a sus enemigos, incluso a los terrestres.

Ha cubierto sus manos con plumas para poder volar con tanta gracia y agilidad mientras ataca.

Por otro lado hay neblina y tundra de hielo que evitan que más enemigos avancen.

Debe ser la pesadilla helada, Onen quien intentó matar a Kit.

Mi atención regresa a Miri quien es derribada por el puño de una criatura de al menos cuatro metros. Es tan enorme que hace ver a esta distancia los Klin pequeños.

Una pequeña nube de polvo se ha creado alrededor de donde Miri ha caído y de la que ella sale batiendo sus alas de forma majestuosa mientras vuela de nuevo hacia el cielo cubierto de monstruos hasta estar por encima de ellos. Ella se detiene para extender sus alas y realizar la tormenta de plumas, una habilidad que usó en una misión compartida entre nuestros cuarteles. Al igual que en ese entonces una lluvia de plumas cae sobre todos los enemigos que siguen avanzando. El monstruo gigante con forma humanoide se vuelve a acercar a ella, incluso a esa altura puede alcanzarla. Usa las plumas de sus alas para hacer que la lluvia de plumas se intensifique y puedan afectar a la criatura que retrocede, pero no lo suficiente y retoma su camino hacia ella, sin embargo, Miri atre sus manos hacia su pecho haciendo que todas las plumas regresen a ella golpeando al monstruo por la espalda hasta atravesarlo. Este cae encima de varios enemigos mientras Miri desciende hacia la manada de enemigos que avanza, pero una ola de fuego los calcina a todos y cae sobre los brazos de Astra.

—Es inútil... —murmura Paul al ver que más monstruos gigantes aparecen en el horizonte mientras que los Klin corren hacia las instalaciones escupiendo bolas de fuego que son detenidas por los escudos de los soldados apoyados por Onen.

—Lo será si nos quedamos viendo como los masacran —digo al recuperar la cordura. Ellos están haciendo todo lo posible por ganar mientras nosotros perdemos el tiempo aquí.

—¿Estás loca? Mira el tamaño de ese ejército, no tenemos nada que hacer contra eso, lo mejor que podemos hacer es ayudarlos a escapar —exclama Paul señalando las hordas de monstruos que no paran de aparecer en el horizonte.

—Nuestra misión es proteger ese muro, nacimos y morimos para cumplir ese propósito, sino estás listo para afrontar tu misión soldado, puedes irte —respondo poniéndome en marcha.

—Ni siquiera sabes que hay del otro lado, no sabes lo que protegemos —me grita Paul, no le respondo, es una información que no necesitamos conocer para cumplir nuestro deber. No podemos dudar en esta situación tan crítica, por suerte Kate me sigue y Paul luego de maldecir también lo hace.

Mi comunicador suena.

—Eris —me llama Sett desde el otro lado.

—Aquí la soberana de la aniquilación, nuestro vehículo fue atacado por un Klin, nos dirigimos al cuartel dos justo ahora —le respondo.

—Haz un reporte de la situación —me pide Sett.

—Situación crítica, el cuartel dos no resistirá incluso con nuestra ayuda —dejo salir viendo cómo Astra intenta mantener a raya los monstruos que se acercan con su llamarada mientras Miri recupera el aliento.

Hay un largo silencio.

—El ángel de la destrucción y los demás llegarán pronto —anuncia.

—No habrás enviado a Kit con ellos —sentencio con fuerza.

Se ríe. Cuánto detesto que haga eso.

—Suenas igual que Ned, descuida, no lo envié con ellos —murmura antes de cortar la llamada. 

FORSAKENWhere stories live. Discover now