XXXII

16 6 5
                                    


Una parte de mi se siente nerviosa mientras que otra se siente feliz de verlo caminar en medio de las luces flotantes con una sonrisa pequeña. Su expresión es más relajada, su mirada más amplia y dulce que cuando intentó estrangularme. De hecho parecen dos versiones totalmente diferentes de una misma moneda en mente.

Todo parece fragmentado en dos partes para mí en estos momentos. No sé qué debo hacer o pensar.

—Eris dijo que te dejara solo —comienza a decir.

No sé qué decir, por lo que me mantengo callado y bajo la mirada. Debiste hacerlo Kit, tenías que dejar de ser tonto por una vez— pero quería verte.

Vuelvo a subir la mirada, él todavía está lejos, pero logro identificar sus mejillas rojas.

En estos momentos es en los que me gustaría darme cabezazos contra el árbol hasta que algo tuviera sentido, y dejara de no comprender absolutamente nada de lo que está pasando.

—Quería agradecerte por salvar mi vida —deja salir al detenerse a unos pocos metros de mi. Al ver mi mirada fija él agacha la cabeza.

Realmente no lo salvé, él despertó cubierto de esas sombras y luego me ahorcó. No quiero decir nada. No quiero revivir ese momento de nuevo, aunque no puedo sacarlo de mi cabeza.

—Eris dice que debiste calendar mi cuerpo lo suficiente para que mi órganos vitales volvieran a funcionar —agrega dándome un rápido vistazo.

Así que eso es lo que ella cree. Es verdad que el cuerpo de Kit recuperó el color cuando activé ese poder, pero su corazón seguía sin latir. Pensar en ese momento me recuerda las ganas de matar que tenía sobre Onen. De hecho, sí Kit no despierta lo hubiera asesinado a sangre fría, o caliente en mi caso.

Que locura.

—Ned ¿Estás bien? —pregunta preocupado.

No Kit, no estoy bien, estoy confundido y lastimado. No sé qué decirte o que hacer, porque tengo un profundo miedo luego de que intentaras matarme.

Sigo sin decir nada.

—¿Quieres que me vaya? —pregunta haciendo que tenga que tragar saliva.

Sí Kit, no puedo pensar contigo actuando de forma tan extraña de un momento a otro.

—No —respondo para mi no grata sorpresa. Él se queda en silencio un rato con la cabeza agachada.

—Lo siento, no debí haber venido, debes estar cansado de mi —deja salir. Lo observo encogerse de hombros e intentar marcharse.

—Kit —lo llamo, mi voz suena tensa y dudosa como realmente me siento. Él se gira— ven aquí.

Necesito comprobarlo. Necesito saber la verdad. En ese momento pudo hacerme daño porque nadie nos estaba viendo, y ahora estamos iguales, si quiere matarme que lo haga de una vez, pero no puedo seguir así.

Él duda antes de acercarse a mi. Yo también estoy nervioso Kit, y más que tú, mi vida corre peligro en tus manos. Cuando estaba en medio de las llamas del Klin muchas veces mis pulmones estaban calcinados por las llamas y el humo, pero sigo vivo, así que. Si lo intenta de nuevo, quizás solo consiga noquearme otra vez, pero no logrará nada más.

Él se sienta a mí lado justo encima de las raíces del árbol también. No sé si debería sacar el tema, aunque qué le diría. ¿Por qué intentaste matarme?

Kit se queda callado mirando las luces flotantes, pero yo lo miro a él. La quemadura de su rostro ha desaparecido dejando que las pecas vuelvan a destacar. Él nota mi mirada y gira su cabeza de inmediato. ¿Por qué se sonroja tanto?

—¿Todavía tengo la quemadura? —pregunta apenado.

—De hecho, no —contesto con naturalidad. Como si olvidara que tengo que estar a la defensiva.

Él no dice nada y volvemos a quedar en silencio. No sé qué pensar al respecto ni tampoco tengo la forma de preguntarle por lo sucedido.

—Lamento seguir siendo una carga, prometo hacerme más fuerte —deja salir sacándome de mis pensamientos.

—Protegiste a Isis con tu vida —digo en voz baja sin mirarlo.

—Dijiste que lo hiciera —contesta avergonzado con una media sonrisa. Él nota mi mirada un poco aturdida.

—Kit —lo llamo. Sus ojos hazel me observan fijamente a la espera— ¿Tú me odias?

Él se sorprende y niega con la cabeza.

—No podría odiarte —murmura. Entonces ¿por qué?

—Kit ¿recuerdas algo luego de haberte congelado? —le pregunto nervioso por la respuesta. Me pongo alerta al ver su cara de sorpresa.

—Discúlpame por haber hecho eso —responder. ¿Qué significa eso? Me acaba de confirmar que intento ahorcarme. ¿Qué debo hacer yo? ¿Matarlo? ¿Decirle a los demás para que tomes medidas al respecto?

—¿Por qué lo hiciste? —inquiero con un temor real en mi voz. No sé qué debo hacer antes esto.

—Discúlpame de verdad, yo no quería hacerlo, desperté sobre tu hombro sin saberlo —dice dejándome más confundido. ¿De qué rayos está hablando? ¿Cuándo sucedió eso?

Me levanto para buscar aire. No entiendo absolutamente nada.

—Ned. Yo no quería... —sigue hablando, pero me giro.

—¡Tonto! —sentencio con fuerza— no entiendo porque te tomo en serio.

—¿Qué? No sé de qué hablas —se defiende en voz baja. Necesito aire, de verdad lo necesito

No pude imaginarlo. Él puso sus manos sobre mi cuello, lo recuerdo muy bien.

Quizás está jugando conmigo, evitando hablar al respecto de eso, pero no puedo acusarlo, solo tengo mi memoria como prueba, porque las marcas que debió haberme dejado al estrangularme ya deben haber desaparecido por mi habilidad. Me vuelvo a girar hacia él, miró a sus botas, no puedo mirarlo a los ojos.

—Cuando despertaste Kit, me acerque a ti muy feli... —me trago la palabra— se te paró el corazón, dejaste de respirar, pensé que habías muerto y entonces, cuando estaba lo suficientemente cerca, me tomaste del cuello y me ahorcaste.

Silencio. Quiero subir la mirada y comprobar la suya, saber si ha estado mintiendo o no, pero una parte de mi no quiere comprobar eso.

—¿Yo hice eso? — pregunta su voz suena rota haciendo que suba la mirada para ver sus ojos llorosos.

Oh no. ¿Me lo imagine?

No puedo responder esa pregunta. De verdad no estoy seguro de la respuesta. No lo estaba antes, no lo estoy ahora.

—Lo lamento tanto Ned —empieza a decir seguido de un montón de tonterías que no escucho porque he cortado toda la distancia para tomarlo de los hombros.

—Estoy bien ¿de acuerdo? —digo mirándolo a sus ojos hinchados. Que estúpido soy. ¿Qué fue lo que hice? ¿por qué abrí mi maldita boca? Estoy hablando de Kit, como pude dudarlo.

—Pero te hice daño —me dice aturdido.

—No estoy seguro que lo hayas hecho —confieso en voz baja.

—No te entiendo, Ned —murmura con la cara roja.

—Yo tampoco Kit —dejo salir y él se ríe.

Esta vez yo soy el tonto, por lo que me permito reírme a su lado también.

FORSAKENWhere stories live. Discover now