XLII

11 4 2
                                    

Un montón de niños están alrededor de alguien. Parece que molestan a alguien. Intento acercarme, pero no puedo pasar entre las personas.

Hay burlas.

"¡Alguien se tú clase aquí!" escucho.

"Sigan golpeándole" gruñen.

Puedo identificar el llanto entre los gritos.

"¡Su sangre es como la nuestra!" exclama emocionado alguien.

"Por favor, detenganse" pide una voz débil que es muy familiar para mí.

Me abro paso con brusquedad hasta un cuerpo tirado en el suelo.

"Oh sí" se emocionan detrás de mí "Hazlo Ned, demuéstrale su lugar"

"Por favor, no lo hagas" me súplica antes de sentir una mano débil tomar mi bota.

"Es patético" gritan antes de reírse.

"Nadie se atreva a tocarlo de nuevo" dejó salir con tanta firmeza que dejan de reírse.

"Es uno de ellos, no merece piedad o perdón alguno" de queja alguien.

"Ya lo escucharon, aléjense" es la voz de Astra.

Veo a un pequeño Astra frente de mi dispersando a la multitud de niños. Su cabello rojo es más largo, por lo que se le pueden ver las ondulaciones.

"Gracias" murmuran a mis pies. Esa voz. Me agacho.

"¿Estás bien?" le pregunto, pero la respuesta tarda.

"Sí, gracias a ti" deja salir lentamente. Levanto su rostro para encontrarme con esos ojos color hazel.

Me levanto estremecido. ¿Eso fue un sueño? No puede haber sido un recuerdo. No tiene sentido.

—Por fin despiertas —se queja Nero. Él todavía me lleva en sus brazos.

Seguimos en movimiento a pesar de que los monstruos no para de aparecer a pesar de que al parecer Paul no ha dejado de disminuir su número.

—Por tu culpa hemos tenido que alargar el trayecto —protesta Paul con voz agotada. Me siento desorientado e ir en movimiento no ayuda en nada.

—Parece que tus órganos se han recuperado —comenta Nero aumentando la velocidad.

A decir verdad ya no siento ningún tipo de dolor en mi cuerpo, pero me siento tan débil que no puedo ni dar una respuesta— pero tu sangre no.

—Grandulón voy a necesitar tu ayuda —deja salir Paul al retroceder de un salto e igualar nuestra velocidad. Está cubierto de sudor y sangre. Su respiración es tan agitada que su armadura de hueso se mueve con él.

—¿Qué sucede? ¿Te hace falta calcio? —se burla Nero.

—No seas engreído, solo necesito que me apoyes si queremos alcanzar a las chicas —se defiende Paul enviando sus falanges otra vez como balas hacia los monstruos que aparecen.

—De acuerdo —responde Nero antes de que una cápsula se abra frente de mi y un sujetador rodee mi cintura. Él me pone en su espalda y aunque no puedo aferrarme a sus hombros el sujetador hace su trabajo y me mantiene unido a él— agárrate fuerte angelito.

Dejo salir una leve sonrisa que rápidamente desaparece de mis rostro cuando soy impulsado velozmente hacia un lado que me cubre de sangre de monstruo al mismo tiempo que escucho un aullido de júbilo de Nero.

Se supone que Eris es la soberana de la aniquilación, un nombre apropiado para ella, una auténtica máquina de matar sumado a su gran velocidad en batalla. Sin embargo su actitud no es muy apropiada para ese nombre a diferencia de esta bestia que se supone que es un protector y se lanza al ataque con la euforia de moler sus enemigos a golpes.

FORSAKENWhere stories live. Discover now