XVII

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Corro al lado de Kit mientras detrás de Eris quien lidera el escape apoyada por Isis quien no ha parado de enviar rayos en todas las direcciones posibles. Puedo escucharlos todavía cerca de nosotros, incluso alcanzándonos.

De repente Kit se detiene y utiliza su escudo para repeler a una de las criaturas, me doy media vuelta para apoyar cortando a otra que se abalanza por su costado.

—Nos alcanzaron —anuncio por el comunicador.

—Le dije a Sett que había que encargarse de ellos antes que se multiplicarán —comenta Eris agitada.

—Crearé un espacio, ganen tiempo —pide Isis deteniéndose a unos pocos metros de nuestra ubicación. Kit se acerca a ella sin dejar de blandir su escudo para enviar lejos a las Avos.

Una manada de al menos una docena me ignora y corre a mi alrededor en su dirección. Corto al avos que se me abalanza antes de correr detrás de la manada, que al sentir mi presencia se abalanza todos hacia mí. Muevo la guadaña con demasiada rapidez frente de mi para cortarlos sin dejar de moverme y esquivar hasta acabar con ellos. Estoy cubierto de sangre y respiro agitado por la falta de aliento, pero estoy rodeado de ellos quienes me observan con sus hocicos abiertos hacia mí.

Son demasiados a pesar de que ya hemos acabado con un centenar, pero por más que los eliminemos muchos más aparecen.

Levanto la guadaña y ellos lo toman como una señal para lanzarse hacia mí. Esquivo al primero girando mi cuerpo a la derecha para cortarlo con la guadaña hasta que la hoja toca el suelo para poder empujar el mango hasta que la punta atraviesa la cabeza de otro Avos que salta a mi costado. Giro la guadaña frente de mi para bloquear a otro que salta, pero inmediatamente tengo que dar un giro de noventa grados para cortar por la mitad al Avos que había saltado hacia mí espalda.

—¡Ned! ¡Eris! —nos llama Isis. Doy una voltereta en esa dirección para luego dar saltos de espaldas a ellos para seguir repeliendo a los Avos que no paran de abalanzarse.

—Jaula del caos — grita Isis con fuerza antes de ver cómo centenares de ases de luz salen disparados en todas las direcciones hasta crear un círculo de protección eléctrica alrededor nuestro. Todos los Avos que intenta atravesarla son repelidos.

—Eso los ahuyentará —anuncia Eris luego de cerrar el canal de comunicación grupal. La veo intentar recuperar el aliento. Ella está totalmente cubierta de ese líquido negro al igual que yo a menor escala.

—No se va mantener por mucho más tiempo, necesitamos un plan —agrega Isis quien se aferra a su bastón de rodilla.

—Como dije, tenemos que ir al árbol de comienzo, allá se encuentran sus depredadores naturales con los que nosotros podemos lidiar con más facilidad —comenta Eris antes de activar el rastreador de su muñeca el cual genera un mapa holográfico frente a ella— el camino más rápido es por aquí aún así faltara poco más de un kilómetro.

Si no estuviéramos intentando ser cazados por esos monstruos realmente estaría bastante cerca, pero con los Avos encima solo podemos avanzar un par de metros.

Veo a Kit sentado en el suelo totalmente agitado, no parece herido de gravedad aunque su traje está rasgado en algunas partes, fijándome bien solo los trajes de Eris e Isis están intactos. Ya que el mío está bastante rasgado en los brazos por el Avos que se me lanzó cuando estaba tirado en el suelo.

—¿Listos? —pregunta Eris haciendo que Kit se levante. Asiento hacia él antes de ayudar a Isis a incorporarse. Desde luego hace un escena de Isis— deslúmbralos.

Isis asiente de mala gana hacia Eris antes de levantar el bastón y hacer que la barrera estalle en una luz tan fuerte que incluso con el casco se puede notar el blanco intenso. Cuando me enfrenté a ellos no pude distinguir unos ojos, por lo que me preguntó si de verdad eso les hará efecto. De cualquier manera no tengo tiempo para comprobarlo porque debo empezar a correr junto a ellas dejando atrás los aullidos y gruñidos de dolor de los Avos.

La vegetación del bosque se vuelve mucho más abundante, incluso el terreno es tan desigual que tenemos que saltar pequeños precipicios o trepar raíces que llegan hasta la rodilla.

Hay un leve chasquido antes de que mi oído se vea cubierto por un alarido que me hace perder el equilibrio y casi caer al suelo, sin embargo Kit no tiene tanta suerte. Me acerco a él, pero el alarido se vuelve tan fuerte que me hace tropezar a su lado.

—¿Qué hace eso aquí? —exclama Isis al sostenerse de la raíz de un árbol. Eris está entre nosotros dos de cuclillas.

—No lo sé, ya me parecía raro la alta presencia de Avos —le responde Eris.

—No —empieza a murmurar Kit a mi lado mientras mantiene su cabeza sobre el suelo. Esa posición sólo me recuerda a cuando lo encontré rodeado de sombras. De hecho empiezan a cubrir el suelo junto a él— ¿por qué Ned? ¿Por qué lo hiciste?

Cae al suelo inconsciente sin que pueda responder. Las sombras también desaparecen lo que me hace dudar de sí estaban ahí en un primer lugar, aunque lo acabo de decir me deja consternado. ¿Qué hice? ¿De qué está hablando? ¿Y a qué viene justo en un momento como este?

Niego con la cabeza rápidamente, en qué estoy pensando, él se ha desmayado.

—Kit —lo llamo, pero no hay respuesta. Lo levanto del suelo para alzar su cabeza. Está respirando.

—Estará bien —me grita Eris— sus oídos no estaban preparados ¿recuerdas?

Asiento con la cabeza porque no puedo decir al respecto, aún así tengo la necesidad de que abra los ojos. El alarido es todavía más potente por lo que tengo que llevar mis manos al casco.

—Se está acercando —advierte Eris quien intenta mantener la compostura.

"Orden de cancelación de ruido activada, abriendo canal de comunicación grupal" dice mi comunicador haciendo un sonido ensordecedor para luego un ligero silencio.

—Tardaste mucho —se queja Isis por el comunicador.

—No podía encontrar la frecuencia de onda del Klin —se defiende Eris con rapidez. Ese nombre me suena demasiado familiar, pero no tengo tiempo para recordar, porque veo una silueta enorme cae entre nosotros parándose a dos patas. Es de un color azul celeste totalmente lampiño lo que deja ver las marcas de todos sus músculos, como si no tuviera una piel. A esta distancia puedo identificar seis cuernos a cada costado que recorren desde su cabeza hasta la mitad de sí espalda encorvada. Abre su boca llena de colmillos del tamaño de mi mano y escupe una bola de fuego a gran velocidad hacia Isis quien la recibe de lleno sin poder reaccionar.

—¡Isis! —exclama Eris por primera vez con miedo en su voz. 

FORSAKENWhere stories live. Discover now