XXIX

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No sólo mis pensamientos están envueltos en caos, sino también emociones contradictorias. ¿Quién rayos es él? ¿Y de qué me conoce?

No puedo seguir en la intriga, tengo que obtener respuesta.

—No sé quién eres —sentencio levantando la guadaña de forma defensiva.

—¿Qué dices Ned? Soy yo —empieza a decir antes de quitarse el casco. Un cabello largo de color rojo intenso cae hasta sus hombros. Sus ojos igual de rojos me observan— Astra, el señor de la ceniza.

Me siento mareado ante su mirada por suerte tengo la guadaña para apoyarme. Me llevo la mano a la cabeza. No ahora.

"Corre más rápido Ned, eres muy lento" es una voz de chico.

"Déjalo Astra" otra voz.

"¿Como tu cabeza?" esa es mi voz. Escucho risas. El recuerdo se desvanece por otro donde veo a un chico de cabello corto rojizo frente de mi. Sus ojos miran algo por encima de una caja. Me cubre la boca con su mano.

"Se le llevarán ¿Qué vamos a hacer?" dice.

Otra vez el recuerdo desaparece.

"Siempre estaremos unidos" una voz conjunta suena en mi memoria antes de ver la unión de tres manos.

"Vez que podías hacerlo, Ned" la voz de Astra antes de su sonrisa amplia.

Un dolor en la cabeza tan fuerte me trae de vuelta a la realidad.

Veo una cápsula y dentro un niño de cabello rojo desnudo flotando sobre un líquido celeste. La imagen desaparece al instante.

—¿Qué te sucede? —inquiere Astra con tanta fuerza que abro mis ojos e intento recuperar el aliento. Es él, es el mismo chico más adulto.

¿Pero qué significan esos recuerdos?

—Espera, no me digas que volvieron a borrar tu recuerdos —deja salir asombrado.

—¿Volver? —intento decir, pero un chillido de dolor me hace levantar la mirada en esa dirección.

Kit esta cubriendo a Isis con su escudo de lo que fue un ataque de hielo por como se encuentra el suelo alrededor de ellos dos y el escudo.

Frente está el tipo de la armadura celeste. Kit intenta cargar hacia él, pero su figura se rompe en muchos fragmentos de hielo. El tipo sale de entre la niebla detrás de Kit para tomarlo por el cuello y levantarlo. Él se intenta liberar.

—¡Kit! —exclama Isis intentando crear un rayo, pero una corriente helada la empuja lejos.

Corro hacia allá, pero Astra me bloquea

—¡Apártate! —le exclamo.

—No es tu pelea, de cualquier forma el protector de las almas estará bien —murmura mientras esquivo el ataque con su espada. El casco de Kit se congela tanto que se rompe.

Eris intenta acercarse, pero este es impulsado con Kit hacía una roca más alta que el vehículo. Veo a Eris rompiendo los fragmentos de hielo pegados a su uniforme descubierto con dificultad al respirar.

Todo el cuerpo de Kit empieza a cubrirse de escarcha congelada junto con el escudo que aún sostiene. Él se gira hacia mí con una mirada desesperada.

—Ned... —dice al intentar levantar su mano hacia mí en busca de ayuda.

—Él no es Nero —deja salir Astra en voz baja asombrado— Él es el princ...

Empujo a Astra para apartarlo del camino hacia ellos. Su armadura se hace añicos frente a mis ojos y de repente una sombras delgadas y rápidas apuñalan lo apuñalan, haciendo que suelte a Kit y este comience a caer.

Corro con más fuerza ignorando por completo el grito de dolor del de armadura celeste o los comentarios de Astra.

—¡Kit! —lo llama Eris. Doy un salto para alcanzar a tomarlo en el aire, pero estamos tan cerca del suelo que caemos. No dejo de sostenerlo a pesar de lo helado que se encuentra. Me trato de incorporar con él en brazos.

—Kit. Por favor —lo llamo. Sus ojos están fijos. No hay ningún tipo de respuesta. Bajo mi cabeza hacia su pecho, pero su corazón no late.

—No no no —es lo único que puedo decir. Mi voz suena tan desesperada. Lo intento moverme, pero sigue sin responder o respirar.

—Kit —lo vuelvo a llamar mi voz se torna débil y mii mirada se nubla— Estoy aquí Kit.

Hay un nudo en mi garganta que libero con un grito de furia tan fuerte como mis lágrimas.

—¡No Ned, espera! No la uses. —es la voz de Eris. Siento humedad alrededor de mi cuerpo que comienza a moverse a mi voluntad. Abro mis ojos para ver como mi sangre se mueve a mi alrededor a gran velocidad para crear un campo caliente que derrite el hielo que cubre a Kit. Más sangre sale de mi cuerpo cuando me levanto creando unas alas sangrientas detrás de mí. Mis lágrimas desaparecen.

—De ahí su nombre —es la voz de esa mujer. Creo pequeñas cuchillas de sangre en su dirección, ella bloquea las que puede con sus plumas, pero es insuficiente y golpean su armadura haciéndola tambalearse.

Miró hacia la roca. Ahí está él.

—Onen y Miri retirada —anuncia Astra— No estamos preparados para enfrentarnos a esa forma del ángel de la destrucción.

Así que, Onen. Separo la sangre de mis alas para convertirlas en proyectiles letales que apuntan a él.

—Ned... —es la voz de Kit. Me giro para verlo respirar con dificultad en el suelo, ha recuperado su color, unas sombras con forma de manos desaparecen de su pecho— ¿Eres tú Ned?

Me arrodillo con rapidez frente a él. Escuchar su voz se siente de alguna forma reconfortante. Está vivo y está respirando. No puedo creer que de verdad esté sucediendo. Necesito confirmarlo.

—¡Kit! —lo llamo desesperado— mírame, por favor Kit.

Él abre los ojos otra vez brevemente. Lo hace, está vivo.

—Pensé que estabas muerto, se te paró el corazón —dejo salir con una leve sonrisa hasta que sus manos agarran mi cuello y lo aprietan con mucha fuerza que no puedo respirar. Su mirada es totalmente diferente a la que conozco.

—¡Kit! —intento llamarlo, pero me falta el aire y pierdo el conocimiento.

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Muy cerca del último suspiro.

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—Ambos son patéticos —exclama Astra.

—Pensé que era Nero, no me esperaba ese ataque —se queja Onen sobre los hombros de Miri. Su estómago todavía sangra a pesar de la escarcha helada que cubre la herida.

—Por tu culpa Eris casi me mata —se queja Miri acariciando la herida de su cuello. Es un corte no tan profundo, pero lo suficiente para que deje una cicatriz.

—Lamento que no te haya matado, por entrometida —le dice Astra dando un último vistazo hacia el grupo de Ned.

—Vaya sorpresa —murmura Astra para sí mismo recordando aquel rostro— no esperaba volver a verle.

Astra comienza a reírse sólo haciendo que sus compañeros heridos se giren.

—¿Qué es tan gracioso? —inquieren los dos al mismo tiempo como si estuvieran coordinados

—El destino lo ha vuelto a hacer —les responde Astra haciéndolos sentir más confundido, sin embargo, aunque Astra demostraba burlarse de la situación, por dentro estaba destrozado por haberlo vuelto a ver y no haber podido decirle nada. 

FORSAKENWhere stories live. Discover now