XXI

18 8 9
                                    

¿Quién soy? ¿Qué soy? Por más que intento responder esas preguntas, sólo encuentro respuestas simples que podría responder cualquiera. Incluso sin temor a equivocarme, otras personas podrían responder.

Desconozco tantas cosas y no sé si pueda conocer las respuestas si pudiera recuperar mi memoria. Es el pensamiento más aterrador y una posibilidad que no estoy seguro de poder afrontar.

Mi memoria ahora parece algo insignificante si pienso en retrospectiva de lo que sucedió al enfrentarme al Klin. Todavía no sé como describirlo, ni siquiera sé qué pensar de ello. Esos pensamientos que llegaban a mi cabeza se sentían como vocecillas de alguna parte de mi mente. Tampoco entendía porque me preguntaba cosas que no tenían sentido. Nero no vino con nosotros. Tengo que abrir los ojos o me volveré loco.

Muevo cada parte de mi cuerpo, se siente mío de nuevo, por supuesto no tengo ningún tipo de herida para este momento. De hecho la única prueba de que estuve peleando es el poco cabello que me he creído, de hecho al pasar mi mano por mi rostro compruebo que no tengo cejas todavía, solo un poco de vello incipiente.

El protector todavía está a mi alrededor, de hecho me protege de la lluvia que cae encima y se desliza por toda la barrera. Me concentro en las gotas caer y deslizarse hasta llegar al suelo. De alguna forma me alivia o quizás manteniendo mi cabeza ocupada en un bucle.

No me había fijado que ha anochecido, aunque es demasiado notario por la absoluta oscuridad, pero estoy más lento que de costumbre. A pesar de la lluvia y la oscuridad, los arbustos producen luces fosforescentes de diferentes tonalidades del color rojo.

—Angel de la destrucción, armadura, guardar escudo protector —digo haciendo que la la barrera se recoja lentamente hasta convertirse en una cápsula que cae al suelo.

La recojo y me dirijo hacia mí mochila. No es difícil de dar con ella puesto que desde se desactivo la cápsula no ha dejado de emitir leves luces en los bordes.

Debe haber una cápsula para ver en la oscuridad, sino fuera porque no recuerdo nada y ellos asumieron que conocía todas las cápsulas, lo cual sería cierto si no fuera porque no recuerdo nada.

Tomo el bolso y me lo llevo a la espalda.

La lluvia ya me ha empapado por completo cuando empiezo a caminar, por lo que, voy a un paso lento. Veo una última vez el cuerpo del Klin sin vida, han aparecido alguna que otra criatura de tamaños y formas diferentes alrededor de él, parece que no buscan ningún tipo de conflicto.

De hecho dormía a un costado del Klin y no me molestaron, por lo que, parece que al final si son bastante dóciles.

Me acerco al árbol de tallo ancho y grueso que estaba cerca a la batalla, este recibió varios golpes de fuego de Klin, pero ni siquiera se inmutó. Vaya resistencia tiene su corteza, aunque los signos de quemadura e impacto se pueden apreciar cuando he llegado a sus imponentes raíces. A pesar de ser enorme, lo rodeo con mucha facilidad y en cuestión de minutos ya he dejado atrás toda la zona de batalla siguiendo las luces de los arbustos. Al alejarme del árbol los otros son menos imponentes y de hecho muy poco abundantes, por lo que, empiezan a dejar ver el cielo con más claridad, lo que hace brillar de forma majestuosa las hojas rojizas como si fuera el sol quien les diera vida y no el imponente anillo que cubre el cielo. Dejo de caminar al ver la luna se más imponente que el propio sol cubriendo una buena parte del cielo, la luna está cubierta de cráteres que incluso forman anillos alrededor de los mismos. Si no me engañan mis ojos no tiene ni un solo espacio en su superficie para cráteres, de hecho sí ahora mismo impactará más meteoritos sobre ella, generarían cráteres sobre los existentes. Sin embargo, lo más anonadante es la forma en la que brilla por el hielo congelado alrededor de algunos cráteres que está siendo reflejado hacia la tierra. Es como si hubiera una ciudad con luces brillantes en esa luna. Estoy a punto de seguir mi camino cuando una segunda luna aparece detrás de esa, es mucho más pequeña con todo tipo de tonalidades amarillas sobre la roca.

¿Dos lunas? Es algo que no recuerdo. Me pasó lo mismo con el anillo cuando lo vi por primera vez. Me llevo los dedos a la frente. Ninguna de esas dos lunas se parece a la que yo recuerdo. ¿Por qué me tengo que sentir confundido cada cinco minutos?

Hay tantas cosas que no tienen sentido, que no encajan en mis recuerdos y cada vez que me cuestiono algo, o salen mas recuerdos a luz es como es todavía mucho peor, me siento como si bebiera de una manguera enorme.

Tengo que seguir avanzando, no puedo dejar que mi mente se apodere de mí en este momento, ya tendré tiempo para intentar descifrar las lagunas de mi memoria, por lo que comienzo a moverme, pero algo se aferra a mi piel. Bajo la mirada para comprobar una criatura pequeña y peluda, parece una avellana con patas. Su pelo lacio de color dorado me recuerda a Kit, por lo que lo levanto del suelo. No es tan pesado y es del tamaño de mi mano. Tiene unos ojos rojizos que me recuerdan a los de Nero.

Este se revuelve en mis manos, pero es demasiado suave y peludo que me hace cosquillas.

—Detente —le pido conteniendo la risa. Hace un leve ruido— está bien. Está bien. Te dejaré aquí.

Cuando lo pongo sobre el suelo este da un par de vueltas en un círculo pequeño dando saltitos.

Parece perdido como yo ahora que lo pienso. Dije que nos veríamos en el árbol del comienzo, pero no sé dónde se encuentra.

Dejo salir un merecido suspiro, si Eris estuviera aquí estaría orgullosa de que deje salir mis emociones fuera. Sonrió para mi mismo, pensaba que Kit era el tonto, pero todos ellos lo son. 

FORSAKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora