XXVII

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Con cada segundo que pasa en este lugar encuentro más motivos para que se llame último suspiro. Sobre esa montaña plana absolutamente todo es dominio de la princesa. Hay criaturas que te harán desear que te maten al instante, puesto intentarán jugar contigo todo el tiempo que puedan antes de devorarte. Tampoco hay que confiarse algunas te mataran a penas entres en su territorio o te cazaran si estas a rango de sus sentidos. Solo los primera generación han ido a ese lugar y los que pueden han regresado con vida, el resto sigue peleando en ese frente abierto o ya está muerto. Me pregunto qué misterios y criaturas existen en ese lugar, incluso, si podré recordarlos antes de crear recuerdos nuevos como el Klin o los Avos.

Recuerdo más cosas de este lugar de lo que recuerdo de otros fuera de la base. Tanto que sé que en el pie de la montaña hay un elevador mecánico totalmente anticuado que te lleva directamente a la cima.

Da la sensación que es una zona pequeña en comparación con el bosque del pesar y la gran montaña que lo cubre, pero realmente es tan amplia que tenemos que caminar un par de minutos hasta dar con el vehículo parqueado entre rocas que fácilmente alcanzan mi tamaño. A pesar de esa distancia el muro se ve muy lejano, tanto que ni siquiera el ascensor todavía no se puede ver.

—¡Ahí está, rápido! —ordena Eris.

Hasta ahora no me había preguntado porque el trayecto de salida del bosque del pesar había sido tan relativamente fácil a la entrada, y es que, estaba tan débil, que ni siquiera podía notar la presión que Eris había creado alrededor de nosotros que debió mantener a las criaturas dóciles de ese lugar lejos.

Muchos fragmentos de roca son llevados por el viento creando ondas que flotan de forma visible dando la sensación que puedes ver el viento moverse. Me quedo hipnótico al ver un rostro tímido.

"Es nuestra primera misión fuera del bosque del pesar. ¿No estás nervioso Ned?" puedo identificar la voz femenina de Daisy. Es ella, estoy seguro.

Su risa tímida viene después.

"Por supuesto que no, eres nuestro ángel de la destrucción, después de todo" murmura.

"Es una molestia, querrás decir" y esa voz indudablemente es de Eris.

¿Fue esa la misión? ¿Fue más allá del último suspiro? ¿Por eso no pudo regresar con vida? ¿No pude protegerla?

Se forma un nudo en mi garganta. Lo que involuntariamente me hace aferrarme a la espalda Kit y él lo nota.

—Está bien, ya casi llegamos —murmura con voz paciente y reconfortante.

Kit eres más tonto de lo que piensas, pero en este momento no importa tanto eso. Así que, dejo caer mi cabeza sobre su hombro.

Quiero mantener el recuerdo más tiempo, aunque no pueda identificar ningún detalle de su rostro, pero su voz se mantiene en bucle en mi cabeza, lo que no me ayuda en lo absoluto y mucho menos en esta situación. Por suerte, ya no me siento mareado. Tomo aire y dejo que el aroma a crema me tranquilice.

Nos detenemos, por lo que abro mis ojos.

—¿Puedes ponerte en pie? —pregunta Kit.

—Sí —respondo y él me baja lentamente. En un principio mis piernas intentan desplomarse, pero logro mantenerme firme.

—¿Te sientes mareado? —es Eris quien se ha parado frente de mí.

—No —digo e Isis se acerca.

—Intentare que no duela —advierte Isis. Trago saliva. Ella pone sus ambas manos cubiertas por la armadura sobre mis hombros— ¿listo?

Asiento con la cabeza. Al principio es un leve cosquilleo, pero luego mis piernas fallan y ella tiene que sujetar me con fuerza de los hombros.

—Esta bien —le dice a Kit quién debió acercarse.

Las corrientes eléctricas recorren mis músculos de forma constante, pero con la suficiente fuerza como para parecer que estoy convulsionando aunque a mi cabeza no ha llegado ninguna y por lo tanto me mantengo consciente.

Cuando ella me suelta me desplomo sobre el suelo de rodillas. Tomó bocanadas de aire.

—Listo, estará bien en unos minutos —comenta Isis.

—Soldado Kit, armadura completa —dice Kit a mi lado. Una armadura negra lo cubre, hay una diferencia notaría con las demás, y es que su armadura es mucho más gruesa, por lo que ahora da la sensación de ver a Nero, aunque todavía Nero es mucho más enorme.

Él se acerca a mí y pone mi mochila a un costado, lo que me facilita levantarme con ayuda de la guadaña.

Siento mis músculos entumecidos, pero tienen mucha más energía que antes de que lo hiciera, así que, por ahora parece que funcionó.

—Ángel de la destrucción, armadura completa —digo tocando el botón de mi cuello. Las cápsulas salen del bolso, por lo que, pronto soy cubierto por un casco, el comunicador y una armadura delgada como la de Eris, pero cubierta como la de Isis. Mi armadura es de un rojo granate.

—Llegamos a tiempo —anuncia Eris desde encima del vehículo— el cargamento todavía está aquí.

—Al igual que los cuerpos —murmura Isis con disgusto.

Miró en esa dirección. El vehículo es muy parecido al nuestro, de hecho es hasta más grande, aunque solo tiene espacio para dos personas, pero la parte de atrás es tan espaciosa que permite poner una caja grande metálica.

No debe ser tan pesada como para que Eris la pueda empujar fuera del vehículo hacia el suelo.

Tampoco debería subestimarla, ella cargó con ellos dos cuando escapó del Klin y Kit precisamente no parece ser para nada liviano.

—Hora de irnos —anuncia Eris.

Kit se acerca a la caja para tomarla de una de los agarres, pero rápidamente la suelta. Todos nos giramos al mismo tiempo en dirección al bosque.

Unas siluetas salen de los árboles y se dirigen hacia nosotros con rapidez. Todos tomamos nuestras armas. Cuando están cerca podemos identificar unas armaduras no muy diferentes a las nuestras. Ellos comienzan a caminar más despacio.

—Vaya vaya —dice uno de ellos, tiene voz masculina— ¿pero que tenemos aquí?

—El cuartel tres ha llegado antes, que molestia —esta vez es una voz femenina.

—Miren quien está entre ellos, nuestro antiguo compañero —es otra voz masculina diferente a la primera. Mucho menos fuerte y entusiasta.

—Así que los rumores son ciertos —es la primera voz de nuevo, suena tan animada que incluso levanta la espada que lleva y está se cubre de fuego— ¡El ángel de la destrucción está vivo! 

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