Canto XV.

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas algo spicy, pero poquito

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas algo spicy, pero poquito... ¿O no?


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Beliel se encontraba en una encrucijada, y no estaba seguro de qué camino debía tomar.

Aunque para cualquier demonio la respuesta hubiese sido muy clara, él tenía que pensárselo un poco más porque había una cosa en juego que podía anteponerse a sus deseos: su propio bienestar.

Quería regresar con Casandra, no tenía ni la menor duda de eso. Pasaba noches enteras soñando con el día en el que pudiera volver a verla y tenerla entre sus brazos, además, una parte de él se sentía culpable por estar tan lejos de ella aun cuando prometió que siempre la protegería, sin embargo, las circunstancias lo envolvieron en una situación de la que no tenía ningún control. Y no estaba por demás mencionar que Remiel había tenido un poco que ver con eso.

Por otra parte, debía considerar que Luzbel Estrella de la Mañana no era alguien a quien se le pudiera engañar fácilmente. Beliel lo conocía muy bien, había pasado eones en el Infierno viendo cómo el Rey hacía rodar cabezas cuando algún demonio de repente creía que era buena idea ofenderlo, y traicionarlo... Bueno, traicionarlo era algo con lo que ningún demonio tenía permitido pensar.

Luzbel odiaba las traiciones casi tanto como odiaba a su Padre, y eso ya era decir mucho.

Beliel intentó contener todos esos argumentos y buscar sus desventajas, mientras su hermano seguía mirándolo a la espera de una respuesta. ¡No sabía qué hacer! Tenía la sensación de que, cualquier decisión que tomara, indudablemente tendría una consecuencia, la cuestión, era que no sabía si sería buena o mala, así que, simplemente, decidió comenzar a tantear el terreno.

—Intentas engañarme — dijo, escrutando en el rostro de Remiel —. Tú... tú eres un ángel. No sabes cómo ir al Infierno, solo Azrael sabe.

—Claro que lo sé, de lo contrario, ni siquiera lo habría mencionado — sonrió.

—Mhm, ¿y quién te dijo que quiero regresar al Infierno? Aquí la vida es muy placentera — mintió, y pese a que era muy bueno en eso, Remiel no creyó ni una sola de sus palabras.

—Porque tú solo deseas una cosa, y sorprendentemente, es una mujer.

—Tú que carajo sabes de...

—Deja de perder el tiempo, Beliel — lo interrumpió —. Puedo ver en tu rostro lo hastiado que estás del Plano Terrenal, y yo te estoy ofreciendo regresar al Infierno a cambio de que me hagas un favor muy pequeño.

— ¿Y cuál es?

—Quiero que Casandra mantenga la boca cerrada.

Beliel frunció el ceño, recordando una de las últimas conversaciones que tuvo con Casandra; el demonio no solía preguntarle mucho sobre sus profecías, ya que ninguna estaba relacionaba directamente con él, pero cuando Remiel pidió hablar con ella, y más tarde, Beliel le preguntó qué fue lo que el arcángel quería, Casandra solo respondió que estaba ansioso por saber sobre un niño que llegaría al mundo en unos años. Parecía ser un tema, especialmente, importante, pero no le interesó lo suficiente como para despertar su interés, así que lo dejó estar.

Hidromiel.  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora