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Te sentaste a la mesa grande cuando iba a tener lugar una reunión con el Señor Oscuro. Era intimidante, la única razón por la que te uniste era para que no murieras en el momento en que te negaras. Te necesitaba en sus filas, siendo una bruja bastante ingeniosa y poderosa.
Miraste alrededor de la mesa cuando viste a Lucius mirando nerviosamente alrededor. Parecía descuidado y pequeño en comparación con su yo anterior.
Le enviaste una sonrisa gentil cuando llamó tu atención. Narcissa tenía una cara de póquer, incapaz de leerla, desvió su atención hacia el Señor que estaba listo para comenzar la reunión.
Viste como Bellatrix se desmayaba por él, ofreciéndose como voluntaria para varias actividades y, sin embargo, no entendías por qué no se había rendido en tratar de impresionarlo cuando había otros para ella. Y sin mencionar que tenía un marido horrible que nunca parecía estar cerca.
Después de que el Señor Oscuro terminó su reunión, todos comenzaron a dispersarse a sus respetadas habitaciones dentro de la mansión que estaba siendo utilizada como un escondite temporal.
Tan pronto como entraste en tu habitación, te encontraste con los ojos de Bellatrix.
"¿Sí?" Le preguntaste, medio esperando que dijera algo.
Te dio un beso en los labios antes de salir de la habitación, dejándote completamente confundido.
"Vale..." Te dijiste antes de cambiarte a tu ropa de dormir. Aún un poco extrañada, intentaste acomodarte en la cama para pasar la noche.
Con poca suerte, encendiste la lámpara y empezaste a leer. Te encantaba leer, pero probablemente te matarían si te atraparan con un libro muggle, considerando que eras un mortífago.
Estabas tan involucrada en tu libro que no te habías dado cuenta de que la puerta se abría silenciosamente y alguien se acercaba a tu cama.
"Fantaseando con muggles, ¿verdad?" Escuchaste su voz cuando te arrebataron el libro de las manos.
Saltaste fuera de tu piel inicialmente, pero rápidamente te levantaste y encendiste la luz, revelando a Bellatrix.
"No le digas a nadie." Rogaste en voz baja.
"¿Por qué no?" Ella preguntó. "No hay nada que puedas hacer por mí para mantenerlo en secreto". Ella sonrió cuando estaba a punto de salir de la habitación.
La empujaste hacia atrás y te las arreglaste para colocarte frente a la puerta que le bloqueaba el paso.
"Awww, ¿hice enfadar a T/n?" Se burló mientras bailaba. "¿Qué estás haciendo con un libro de esta naturaleza?" Preguntó sin comprender antes de continuar burlándose.
"¿Por qué estás en mi habitación? ¿No va en contra de las reglas?" Le preguntaste mientras ella palidecía levemente. "¿Y por qué estabas en mi habitación antes? ¿Solo para darme un beso en los labios y desaparecer?" La acorralaste.
"Te diré una cosa, T/n. No le diré a nadie sobre esta desgracia." Dijo, señalando hacia el libro. "Si no dices nada sobre esto."
Luego se inclinó hacia ti, te tenía contra la puerta y te besó de la nada. A diferencia del beso anterior, ella había conectado correctamente sus labios con los tuyos, comenzó a mover sus labios contra los tuyos una vez que respondiste.
El beso fue largo, dulce y apasionado.
"Bella, tienes marido." Dijiste, separándote de ella. "Esto está mal."
"No me importa." Murmuró contra tus labios mientras te besaba de nuevo. "Lo mataré si tengo que hacerlo."
Tus ojos se abrieron un poco ante su respuesta antes de que ella te volviera a besar juguetonamente.
"¡Vamos, T/n!" Ella se rió mientras sostenía tu mano, llevándote de regreso a tu cama. "Ni una palabra de esto a nadie y quizás mis visitas sean más frecuentes". Ella se mordió el labio.
La besaste de nuevo mientras las dos caíais sobre la cama, las lenguas luchaban por dominar.
