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Era un diciembre frío ordinario, el viento soplaba en la cara, abrigos pesados con bufandas, gorros y guantes.
Llegó un periódico en tu camino. El diario profeta. Sonreíste levemente antes de hojear las páginas.
Unos segundos después, un hombre de elegante cabello negro, quizás un par de años mayor, vino corriendo hacia ti.
"¡OYE MUGGLE, DAME ESO!" Lo fulminaste con la mirada y pusiste las manos en tus caderas.
"¡Soy una bruja!" Exclamaste.
Su boca formó una perfecta O y murmuró un rápido perdón, inclinando la cabeza hacia el suelo.
Sonreíste gentilmente. "Está bien, no lo sabías". Le diste una palmada en el hombro. Él sonrió con una verdadera sonrisa.
"Soy Sirius Black." Él te dijo.
"Soy T/n" Te presentaste.
"Bueno, no todos los días te encuentras con una chica bonita, así que ¿qué tal si te invito a cenar esta noche?" Él sonrió con suficiencia.
"Bien, solo porque estás siendo amable." En secreto, gritabas por dentro porque un hombre decente te invitó a salir.
"¡CANUTO!" Gritó una voz. Un hombre con gafas apareción.
Sirius miró al hombre. "Eh, tengo que irme. ¿Nos vemos en Hogsmeade a las 7 pm? ¡Adiós, T/n!" Asentiste con entusiasmo, aferrándote a cada palabra.
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"¿Invitaste a salir a mamá gritándole?". Preguntó vuestro hijo.
"Es el mejor método". Sirius le guiñó un ojo. Lo golpeaste juguetonamente.
"No recomendaría gritarle a una chica para conseguir una cita. Consíguele flores". Vuestro hijo salió rápido, Sirius y tú espiáis por la ventana a la chica misteriosa que le gustaba.
Os reísteis levemente cuando ella abrazó a vuestro hijo.
"Cecen tan rápido." Comentaste. Sirius asintió antes de darte un beso de larga duración.
"¡Ew mamá, papá! ¡Sin PDA!" Tu hija amordazada.
Todo lo que siempre quisiste estaba aquí, con tu familia.
