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Donde sea que estuvieras, siempre llamarías la atención de Sirius Black. Pensaste que era estúpido que te estuviera mirando a ti de entre todas las personas. Pero no te quejabas.
Sin embargo, siempre fuiste la primera en apartar la mirada, con una sonrisa jugando en tus labios mientras miras hacia atrás, hacia lo que estabas haciendo.
A menudo trataba de entablar una conversación contigo, pero sus amigos siempre venían corriendo en el momento equivocado.
Hoy, decidiste que iba a dar el primer paso. Ibas a acercarte a él, sin importar si sus amigos estaban allí o no y le pedirías que fuera contigo a Hogsmeade el fin de semana.
Sin embargo, nunca pudiste hablar con él hasta altas horas de la noche, ya que no estaba por ningún lado.
Los merodeadores se estaban relajando en la sala común.
Respirando tranquilamente, pasaste otra página del libro, fingiendo leer. Tratando de superar tus nervios.
"¡T/n! ¡No vas a leer mucho si sigues mirando a nuestro querido Sirius!" James Potter arqueó las cejas y los labios hacia arriba.
"Silencio, miraré a Sirius si quiero." Murmuraste de vuelta.
Ahora habían decidido vigilar cada uno de tus movimientos, lo cual era bastante molesto.
"¡Dejad de mirarme! ¡Me estáis volviendo paranoica!" Te quejaste.
Sirius se levantó y se sentó a tu lado. Bostezó estirando un brazo por encima de tu cabeza y colocándolo a tu alrededor.
"Muy suave, canuto". Remus puso los ojos en blanco. Tus ojos se agrandaron ante el gesto repentino y cómo había comenzado a acercarte más a él.
Por supuesto, estabas gritando internamente. Definitivamente aprovechaste la oportunidad para acercarte y pensar en Hogsmeade.
"Me preguntaba si querías salir conmigo, no como mi novio. Pero sí a Hogsmeade." Balbuceaste. "Eso no tiene sentido, ¿verdad?" Suspiraste.
"Tanto como ser tu novio y salir a Hogsmeade es un claro sí" Sirius te apretó en un fuerte abrazo.
"No quería decir lo del novio, pero al diablo, estoy dispuesta a ser tuya". Besaste su mejilla. Él sonrió con suficiencia.
"Te olvidaste de mis labios." Hizo un puchero. Pusiste los ojos en blanco antes de voltear hacia él en una posición más cómoda y darle un beso en los labios.
Él te acercó más, tirándote encima de él, de modo que estabas a horcajadas sobre él. Los merodeadores obviamente estaban aullando.
Mordió la parte inferior de tu labio mientras se alejaba después de muchos minutos. No querías que se alejara, así que te inclinaste una vez más.
Cuando os alejasteis, Sirius te levantó en estilo nupcial y comenzó a girar.
"¡Sirius!" Gritaste mientras hundías la cabeza en su pecho. Los chicos estaban literalmente aullando de risa.
Cuando Sirius te bajó, le diste un puñetazo en el brazo en broma.
Inmediatamente se levantó volviendo a besar tus labios. Se apartó apoyando la barbilla en la parte superior de tu cabeza.
