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Había sido un día largo, estabas cansada y solo querías colapsar en tu cama y caer en coma, lo de siempre.
Todo estaba bien hasta que te encontraste con el hurón. "¡Oh T/n!" El rubio gritó.
Pusiste los ojos en blanco y seguiste caminando. Luego, siendo el torpe imbécil que eras, tropezaste frente a Malfoy y sus compañeros, Crabbe y Goyle.
Te quejas mientras recoges tu bolso del suelo, te recuperas de nuevo y te cepillas la túnica.
Malfoy se pavoneó hacia ti, sonriendo con satisfacción mientras te empujaba, casi haciéndote caer de nuevo. "Eres una torpe T/N, ¿cuándo vas a aprender a caminar por tu cuenta?" Cuestionó.
Te sonrojaste, mirando hacia abajo. "Tranquilízate, Malfoy, el piso solo quería un abrazo después de haber sido pisoteado por idiotas como tú." Te reíste estúpidamente de tu propio juego de palabras porque ese es el tipo de persona que eres.
"¡Eres tan molesta! ¿Cuál es tu problema?" Malfoy te empujó contra la pared.
"Debería preguntarte eso, ¿por qué eres tan irrespetuoso con todos los que te rodean? ¡Hurón!"
Lo empujaste hacia Goyle. Goyle pareció un poco desconcertado cuando se estrelló contra el armario de las escobas, no pudiste evitar reírte de su expresión.
Fue entonces cuando Malfoy lo perdió. "¡Muérete ya, T/N! Sabes que a nadie le importaría. Nadie te ama, nadie te necesita. Eres un pedazo de mierda inútil que siempre está trapeando como una idiota deprimida sin personalidad real. Termina con tu asquerosa vida."
Todos a tu alrededor se detuvieron ante lo que estaban haciendo y simplemente se volvieron para mirarte. Algunas expresiones estaban conmocionadas, algunas estaban sonriendo, otras estaban enfadadas.
Te congelaste sin saber qué hacer y volviste a la realidad, todas esas cosas que Malfoy había dicho... bueno, eran verdad.
Le diste la espalda y te alejaste. Dejaste que las lágrimas cayeran libremente una vez que estuviste en tu dormitorio fuera de la vista.
Sollozaste al recordar lo inútil que eras en realidad, lo impopular que eras y cómo nunca fuiste lo suficientemente buena y la peor parte, te gustaba ese estúpido idiota. El mismo que te había causado tanto dolor, el que había dicho todas esas cosas rencorosas.
Amas a Draco Malfoy. Había llegado al punto en que ya no querías estar en el mundo. Te levantaste, caminaste lentamente hacia la torre de astronomía y miraste a Hogwarts una vez más.
Te paraste en la pared, lista para saltar, lista para terminar con todo. Sentiste que tu corazón se te subía a la cabeza mientras saltabas, estaba sucediendo en cámara lenta, estabas a punto de golpear el suelo pero luego algo interrumpió tu caída.
Era ese mismo rubio en una escoba. No dijo nada mientras miraba tus ojos llenos de lágrimas y tu alma rota, tú mirabas sus ojos grises que también estaban llenos de lágrimas.
"Yo-" Tragó. "Lo siento mucho." Susurró mientras te tiraba al suelo, presionando su frente contra la tuya. "No eres ninguna de esas cosas que dije antes. Me gustas, eres necesario y no quise decir nada de lo que dije. Solo quería atención". Gritó. "No quise lastimarte tanto. Por favor, perdóname."
"No lo sé." Tu voz tembló. "Demuéstrame que puedes cambiar".
"Okey." Puso sus suaves labios sobre los tuyos. Le devolviste el beso por un momento bajo las estrellas y te llevó de regreso a salvo a tu dormitorio.
Quizás las cosas estaban empezando a mejorar, quizás él pueda cambiar.
