Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Caminaste por las polvorientas calles de Londres buscando Grimmauld Place.
Remus te había invitado, como una sorpresa para Sirius. Lo amabas, no es que él supiera eso, pero no te quejabas, había pasado mucho tiempo desde que lo habías visto y lo estabas esperando.
Te encontraste con los números 11 y 13 de Grimmauld Place. Te deshiciste de todas las luces de la calle y la casa creció lentamente entre las dos casas circundantes. Entraste rápidamente y volviste a poner las luces.
Remus estaba en el pasillo. Te abrazó con fuerza. "¡Qué bueno verte de nuevo, T/n!"
"¡Qué bueno verte a ti también Remus!" Te reíste entre dientes, mientras lo retenías con fuerza.
Hizo un movimiento con la cabeza para seguirlo. Entraste por una puerta, solo para ver a tus amigos de la infancia junto con los Weasley y un Snape de aspecto malhumorado.
Te reíste de asombro y las cabezas de todos se movieron bruscamente en tu dirección.
Cuando Sirius te vio, corrió y te abrazó, casi haciéndote perder el equilibrio.
"Te extrañé tanto, te amo, te amo." Susurró una y otra vez.
"Yo también te amo Sirius" lo consolaste. Te miró con descaro.
"¿Me amas?" Cuestionó. Tu cara comienza a enrojecerse.
"Eso no es lo que yo, eh..." balbuceaste. Asentiste en derrota.
"Está bien, yo también te amo. Sin bromas esta vez." Él rió.
"¿Te has reído?" Preguntaste.
"No." Lo miraste.
"Sí" Murmuraste.
"¿Podéis iros a otro lado, tortolitos?" Tonks gritó. Los gemelos chocaron los cinco con ella, así que Sirius decidió que iríamos a otro lugar.
Sirius te arrastró escaleras arriba, te miró a los ojos, como si estuviera tratando de encontrar algo. Luego levantó tu barbilla y colocó sus labios sobre los tuyos.
Vuestros labios se movían perfectamente en sincronía, hasta que él metió su lengua en tu boca. Mientras su lengua exploraba tu boca, dejaste escapar un gemido. Se apartó rápidamente.
"Eso fue tan jodidamente caliente." Él susurró mientras tiraba de su rostro hacia el tuyo de nuevo. Los dos caminasteis hacia atrás, hasta que Sirius cayó sobre la cama, tú encima de él.
Rompió el beso por un segundo y te quitó la camisa. Luego desabrochó tu sostén y besó tu cuello.
Gemiste cuando encontró tu punto dulce. Esto lo animó a seguir chupando, mordisqueando y tirando de la carne de tu cuello.
Pronto te convertiste en un lío acalorado. Ya no aguantaste más, así que hiciste algunos movimientos con las manos y desapareció toda la ropa.
"Magia sin varita, ¿eh?" El sonrió con suficiencia. Asentiste rápidamente con la cabeza antes de inclinarte para besarlo una vez más.
"¿Es demasiado pronto?" Te alejaste y rápidamente preguntaste, obvia preocupación en tus ojos.
"Estoy de acuerdo con esto, pero lo que importa es si estás de acuerdo o no". Sirius dijo suavemente. "¿Estas de acuerdo con esto?" Asentiste con la cabeza.
Tus manos se enredaron en sus mechones mientras lo acercabas a ti y lo besabas con más fuerza. Luego lo apartaste y lo besaste desde su cuello hasta su estómago. "Quiero besarte en todas partes". Susurraste con tus manos siguiendo su cuerpo.
Luego agarraste su polla y apretaste tu agarre. Luego, lentamente, lamiste la punta y moviste la lengua alrededor de la cabeza. "Joder, más" gimió con urgencia.
Esto te animó mientras movías la cabeza hacia arriba y hacia abajo, sin romper el contacto visual con Sirius. Él fue el primero en romperlo mientras empujaba tu cabeza hacia abajo. Poco tiempo después, explotó en tu boca. Sonreíste mientras lo tragabas, sin dejar nada atrás.
Trepaste sobre él, colocándolo en tu entrada. Luego procediste a rebotar sobre él, a un ritmo relativamente lento para empezar, pero acelerando lentamente, agarrando tus senos mientras lo hacías.
Él apartó tus manos de tus senos y las reemplazó con las suyas propias y las apretó.
Echaste la cabeza hacia atrás de placer. Poco después, Sirius te volteó y comenzó a golpearte, de manera muy inesperada. "Grita mi nombre bebé, hasta que el mundo lo sepa". Susurró con voz ronca en tu oído, mientras te besaba.
"¡SIRIUS!" Gritaste de placer.
Él se corrió dentro de ti, tú le sigues poco después.
Luego se dejó caer a tu lado y se acurrucó en tu cuello, pretendiendo ser inocente.
Entonces alguien llamó a la puerta.
"¡Callaos, estamos tratando de dormir!" Gritaron los gemelos a través de la puerta.
Os mirasteis divertidos, os reísteis y luego pudisteis descansar tranquilos.
