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"¡Estaré bien, T/n! ¡He estado haciendo esto durante años!" Charlie te consoló mientras despeinaba tu cabello.
"¡Lo sé, pero no me apetece que mueras por llevar a 4 dragones cabreados a Hogwarts!" Exclamaste.
"Morir por un dragón es una muerte asombrosa". Charlie reflexionó.
"Por favor, mantente a salvo". Lo miraste antes de darle un fuerte abrazo, él te devolvió el abrazo, sus brazos alrededor de tu cintura y su barbilla descansando sobre tu cabeza. "Te amo." Murmuraste.
"Yo también te amo. Además, siempre estoy a salvo." Respondió. No pudiste evitar poner los ojos en blanco ante la declaración y reír levemente. "¡Oye, no te rías de mí!" En broma, te empujó.
Te volviste hacia él después de recuperarte de tu caída, pero parecía perdido en el espacio. "¿Estás bien?" Le preguntaste.
"¿Puedo preguntarte algo?" Preguntó.
"Si" Anunciaste levemente, inclinando la cabeza.
"¿Quieres un futuro conmigo?" Preguntó, mirando al suelo. "Te amo y quiero uno contigo, pero no sé lo que quieres. Quiero tener hijos algún día y..."
Lo interrumpiste presionando tus labios contra los suyos, dejaste que tu lengua se deslizara sobre su labio mientras lo metías en su boca y vuestras lenguas pronto luchaban con el dominio. Te dejó ganar acercándote más a él.
Él te acompañó de espaldas al sofá y cayó encima de ti, besándote apasionadamente con uno de sus brazos alrededor de ti y con el otro sosteniendo tu rostro gentilmente.
Te alejaste por un segundo. "¿Responde esto a tu pregunta?" Le preguntaste. Él asintió con la cabeza, mirándote con puro amor y asombro. "Quiero un futuro contigo, Charlie. Y también quiero tener a nuestros hijos algún día". Lo besaste. "Siempre y cuando no mueras a manos de los dragones". Murmuraste.
"¡Tendré cuidado!" Exclamó de nuevo. "Me encantaría sentarme y besarte todo el día, pero tengo que irme en media hora". Miró el reloj.
"Bien." Refunfuñaste.
"Te daré un regalo cuando regrese." Te guiñó un ojo.
"¿Qué tipo de regalo?" Preguntaste con curiosidad.
"Este tipo de regalo". Susurró mientras colocaba su mano en tu muslo, jugando con el dobladillo de tu vestido. Su mano viajó hasta la parte interna del muslo y comenzó a hacer círculos con el pulgar en el muslo mientras se acercaba a donde querías que estuviera.
Estabas nerviosa y emocionada al mismo tiempo, nunca antes te habían tocado ni habías tenido sexo. Pero sabías que Charlie estaba esperando para asegurarse de que eras la correcta. Parecía que había tomado esa decisión.
"¿Está bien?" Preguntó besando tus labios.
"Más que bien." Suspiraste.
Miró el reloj. Ha pasado unos buenos 10 minutos burlándose de ti. "Déjame darte un poco de placer antes de irme." Dijo mientras te acostaba en el sofá y comenzaba a viajar hacia abajo, besando tus muslos y succionando un poco haciéndote jadear. "Si te sientes incómoda, avísame". Te miró antes de quitarte las bragas.
Asentiste con la cabeza, él permitió que su lengua viajara alrededor de tu coño en lugar de sumergirse directamente y dejar que sus manos viajaran allí por el momento. Dejó que su mano sintiera tu humedad antes de frotar tu clítoris, haciéndote gemir con fuerza.
Esto lo animó a agregar más presión y frotar más rápido, al mismo tiempo que insertaba uno de sus dedos dentro de ti haciéndote arquear la espalda.
Luego quitó las manos y dejó que su boca hiciera el trabajo. Su lengua subió por tus labios y movió tu clítoris.
No pudiste evitar gemir su nombre varias veces. Y a pesar de sentir que no tenías tiempo en esos 20 minutos, él se tomó su tiempo contigo para hacerte sentir bien, justo hasta que te corriste por él. Él, por supuesto, lo limpió por ti.
Miró el reloj. "5 minutos". Él dijo. Besó tus labios apasionadamente. "Te amo, no puedo esperar hasta volver a casa para verte". Susurró, acariciando tu rostro. Rápidamente corrió a ponerse los zapatos antes de darte otro beso de despedida y se fue.
****
Te sentaste con completa anticipación, Charlie debía regresar pronto. No podías esperar a abrazarlo, besarlo y decirle cuánto lo extrañaste.
Pasaron un par de horas mientras te ocupabas con un libro. Muy pronto, la puerta se abrió y Charlie llegó sano y salvo.
Corriste y saltaste a sus brazos a lo que te atrapó. Os tomasteis unos momentos para abrazaros con fuerza.
"Te amo." Le dijiste, presionando tu frente contra la suya.
"Yo también te amo." Dijo, besando suavemente tus labios.
Caminó hasta el dormitorio contigo todavía en sus brazos, cerró la puerta de una patada y te colocó en la cama. "¿Quieres esto?" Preguntó. Asentiste con la cabeza.
"No hay necesidad de preocuparse por los condones". Le dijiste cuando lo viste alcanzar su billetera. "Tengo el implante, recurrí a la anticoncepción". Suspiró aliviado mientras te besaba.
Le devolviste el beso, apasionadamente al principio y luego con rudeza. Suavemente deslizó su lengua en tu boca, masajeando la tuya con la suya.
Se apartó y comenzó a quitarte la ropa lentamente, examinando cada parte de tu cuerpo con asombro. Luego se quitó la ropa y no pudiste evitar jadear por su tamaño.
Se sentó contigo y te mostró cómo complacerlo, considerando que no tenías ni idea. Pero lo entendiste y pronto, salieron gotas de líquido preseminal, te inclinaste y lo lamiste, él respondió instantáneamente, con sus manos volando hacia tu cabello. Esto te animó a lamerlo más y bajar la boca hacia él.
Después de un rato de la acción de balanceo, se corrió en tu boca.
En este punto, Charlie no pudo resistir más mientras te empujaba hacia la cama. Te miró a los ojos. "Esto podría doler". Susurró, besando tu frente.
Se empujó hacia ti y, para ser justos, no dolió tanto como habías imaginado. "Puedes moverte." Le dijiste.
Él respondió instantáneamente comenzando a empujar lentamente dentro y fuera de ti, mirándote a los ojos y diciendo dulcemente "Te amo" de vez en cuando. Gemiste por él y se dejó ir más rápido.
Los sonidos de gemidos pronto llenaron la habitación. "Me voy a correr pronto." Te besó."Yo también." Lo miraste con amor.
Pronto se corrió dentro de ti. Él gimió cuando los fluidos cálidos te llenaron, esto provocó que te corrieras para él también.
Luego se derrumbó a tu lado. "Me encantó." Te lo dijo, llevándote a sus brazos.
"A mí también." Dijiste mientras presionabas tu cara contra su pecho, cerrando los ojos y pronto quedando dormida.
