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Acostada sola en tu cama, no podías negar que te habías sentido frustrada últimamente y no de manera irritada.
Tus pensamientos revolotearon hacia tu novio, Draco. No llevabais mucho tiempo saliendo, pero querías pasar a algo más serio, todo se sentía tan bien con él.
Se te pasó por la cabeza una idea, sí, cursi, pero estabas desesperada.
Perezosamente recogió un pergamino de la mesita de noche junto a ti, garabateando en el pergamino y con cuidado de no derramar tinta en sus sábanas, escribió; 'Estoy en mi cama, tú estás en tu cama, uno de nosotros está en el lugar equivocado'.
Te avergonzaste de tu cursi mensaje antes de enviarlo.
Tu búho pronto regresó con un trozo de pergamino arrugado.
Tendrás que hacerlo mejor que eso. Fue todo lo que leyó.
Suspiraste y lo dejaste así porque, sinceramente, no te molestaste en dar una respuesta inteligente y te estabas cansando bastante. Aunque solo era mediodía, en un fin de semana, te quedaste despierta hasta muy tarde con las chicas el viernes, teniendo una noche de cine.
Pensaste que tu idea era un fracaso y que él podría no estar listo para eso, así que te acurrucaste en las sábanas de tu cama, apretaste las piernas con fuerza e intentaste quedarte dormida de una manera incómoda.
Sus ojos eventualmente se abrieron cuando escuchó la puerta cerrarse de golpe en su habitación. "¿Debes ser tan ruidosa?" Le murmuraste a quien asumiste que era uno de tus compañeras de cuarto.
"Nunca respondiste." Draco pinchó tu espalda.
"No tenía una respuesta lo suficientemente inteligente". Te reíste cuando él presionó un beso en tu frente.
"Tengo curiosidad por saber qué estabas iniciando" El sonrió con suficiencia. "En las cartas, ya sabes."
Presionaste tu cara contra su pecho. "Nada" murmuraste.
"No creo que haya sido nada". Su cuerpo se movió de modo que estaba más en la cama y estaba acostado a tu lado.
"Erm- ¿Quería un abrazo?" Rápidamente se te ocurrió una excusa.
"Mierda."
Miró tu rostro ahora rojo antes de presionar un beso en tus labios. Sus labios se separaron de los tuyos, murmurando "Sé lo que quieres".
Odiabas poder sentir su sonrisa contra tus labios mientras te besaba de nuevo. Tiró de ti encima de él, donde te tumbaste contra su cuerpo y lo besó profundamente.
Dejas que aproveche la oportunidad para separarse por un momento y observar tus acciones con atención.
"Te deseo, Draco." Susurraste.
Una sonrisa se formó en su rostro, "Lo que sea para ti". Te besó de nuevo.
Os dio la vuelta a los dos para que ahora estuviera encima. Besó tu mejilla y luego tu cuello. Dejó una serie de dulces besos por todo tu cuello, de los que no pudiste evitar gemir ligeramente.
"¿Ya estás gimiendo por mí?" Lo escuchaste comentar. "Quiero que te quites esto." Tiró suavemente de tu camisa.
Se sentó brevemente y se lo quitó por la cabeza. Te empujó hacia la cama y trazó el contorno de tus senos, agarrando ligeramente la tela de tu sostén. "Te ves genial." La felicitó y le dio un suave beso en el pecho.
Deslizó sus manos debajo de ti en un intento de desabrochar tu sostén hasta que finalmente lo hiciste, para su regocijo.
Una vez que quitó el sostén y lo tiró a un lado, comenzó a besar y succionar en tu pecho, dejando moretones oscuros aquí y allá, en tu suave piel.
No pudiste evitar mover tus caderas ligeramente mientras te complacía.
Sus manos se arrastraron hacia abajo, enganchando una de las presillas de tu cinturón antes de tirar lentamente de tus jeans y ropa interior en uno.
"Soy tan afortunado." Te lo dijo mientras miraba tu cuerpo desnudo y vulnerable.
"Creo que estás un poco demasiado vestido." Lo señalaste. Se quitó la camisa, dejando al descubierto su torso ligeramente tonificado.
"¿Y dijiste que tienes suerte?" Cuestionaste mientras tocabas su cuerpo.
Se estremeció levemente en respuesta a tu toque. "¿Estás segura de que quieres esto?" Él te interrogó.
"Por supuesto, pero si no lo estás, avísame". Lo miraste inocentemente.
