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Te sentaste en la cama de tu dormitorio y charlaste con Hermione. "Entonces, ¿cómo está Neville?" Ella rió. Tu rostro se sonrojó levemente.
"Está bien, espero dar un paso más en nuestra relación, pero parece demasiado tímido". Suspiró.
"Oh, está bien." Ella le dio unas palmaditas en el hombro con torpeza. Sus ojos se iluminaron. "¡Podemos hacerle ver lo que se está perdiendo! ¡Vamos!" Empezó a tirar ropa de tu armario.
"¡Hermione! ¡Estaban todos doblados!" Exclamaste.
"Sí, lo estaban." Murmuró tratando de encontrar algo. Pusiste los ojos en blanco. "¡Este!" Ella te arrojó un vestido.
Era uno corto de color negro con los lados recortados, que combinaba perfectamente con tu figura. "Ahora solo necesitas ropa interior sexy". Ella guiñó un ojo.
"Jesús Hermione, pensaba que eras un ratón de biblioteca inocente." Ella ignoró tu comentario.
"Ve a buscar a tu chico." Ella ordenó.
"Está bien mamá." Levantó las manos y entró en la sala común. Estaba un poco vacío excepto por las pocas personas que había alrededor.
Sabías que Neville estaba en detención con Snape porque estropeó su poción. Así que esperaste. Alrededor de 15 minutos después entró Neville.
Todas las demás personas ya habían abandonado la sala común, ya que era bastante tarde. Sus ojos se agrandaron cuando te vio. "¡T/n! T-te ves hermosa y espléndida y-" Divagó. No pudiste evitar reír un poco.
Caminaste hacia él, colocaste las manos sobre su pecho y lo besaste. Gimió levemente en el beso y se apartó, su rostro ligeramente rosado. "Lo siento." Murmuró.
Lo callaste y lo besaste de nuevo, sus manos en tu cintura, sosteniéndote firmemente. Tus manos vagaron por su cuerpo a lo largo del beso, eventualmente tu mano sobre su hombría.
Él jadeó levemente pero no te apartó. Empezaste a frotarlo a través de sus jeans. Inhaló bruscamente, eventualmente sus manos dejaron tu cintura y subieron por tu propio cuerpo.
Agarró uno de tus pechos, apretándolo ligeramente, haciéndote gemir. Seguiste frotándolo, haciéndolo respirar más rápido.
Eventualmente te aferraste a sus jeans.
"Aquí no." Él susurró. "Vamos a otro lugar."
Tiempo después, llegasteis a la sala de los menesteres.
Finalmente, se quitó los jeans por ti, su miembro se soltó y golpeó ligeramente su estómago.
"No tienes que hacerlo". Neville se sonrojó y se frotó la nuca.
"Pero quiero." Susurraste, arrodillándote y llevándolo a tu boca. Sus manos volaron instantáneamente a tu cabello mientras gemía de placer.
Comenzaste a tragarlo profundamente, casi ahogándote con su longitud. Sentiste su pene contraerse en tu boca así que te alejaste, la expresión de Neville no tenía precio.
Lo besaste de nuevo y te alejaste, quitándote el vestido y burlándote de él. Gimió de frustración mientras agarraba tu cintura.
Le apartaste las manos de un manotazo mientras te quitabas la ropa interior. "E-eres maravillosa." Neville tartamudeó, mirando hacia arriba y hacia abajo por todo tu cuerpo.
Sonreíste y asentiste con la cabeza hacia el sofá, diciéndole que se acostara. Una vez que estuvo en el sofá te subiste encima de él, su punta en tu entrada.
Te sentaste sobre él lentamente, gimió en voz alta. Te inclinaste y lo besaste, comenzando a levantarte y bajar sobre él, rebotando. Gruñó levemente, lo que te animó aún más, agarró tus pechos mientras rebotabas.
"T/n, voy a correrme pronto." Él susurró.
"Hazlo." Susurraste de vuelta.
Te dio la vuelta inesperadamente para que ahora estuvierais en posición del misionero. Se empujó dentro de ti varias veces más.
Finalmente, se corrió y tú lo seguiste poco después. Salió de ti y se derrumbó encima de ti.
"Vamos amor, vamos a llevarte a la cama". Dijo después de un rato. Se puso su ropa, e intentó vestirte a ti también, solo consiguiendo ponerte la ropa interior.
Suspiró y dejó caer el vestido, permitiéndote ponértelo y te recogió llevándote de regreso a tu dormitorio, donde te quedaste dormida. Te besó en la frente y entró en su propio dormitorio.
Él también se durmió, y todos sus sueños consistieron en ti.
