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-¿Alguien sabe del paradero de la señorita Zhou?- Todos se quedaron en silencio ante la pregunta del profesor -Señorita Minatozaki, usted era cercana a ella, ¿Verdad?- La japonesa asintió suavemente -¿Sabe si le pasó algo? Ha faltado por una semana.

-No sé nada- Muy a su pesar tuvo que dar una respuesta negativa.

El hombre soltó un suspiro para después volver a colocar una falta a aquel nombre.

-Si alguien llega a saber sobre ella, por favor, díganle que hablé conmigo. No puede seguir perdiendo clases de está manera, terminará perdiendo su beca si sigue así.

-Sí.

Sana apretó ligeramente el lápiz en su mano al escuchar la advertencia del hombre. No podía creerse que enserio Tzuyu no se atreviera a darle la cara a nadie por una semana entera.

Y decir que estaba preocupada era poco, había intentado por todos los medios de hablar con la chica, pero por más que lo intentaba esta se negaba a entablar una conversación.

Iba a diario a la casa de la taiwanesa solo para confirmar que por lo menos estuviera bien, pero en ningún momento le abrió la puerta y lo que más le dolió, en ningún momento recibió el trofeo que dejó frente a su puerta.

Siempre que iba, estaba en el mismo lugar, completamente intacto, y sin indicio alguno de que alguien hubiera intentando cambiarlo de lugar.

Le dolía demasiado que Tzuyu estuviera actuando así con ella.

Pero no podía culparla. Ella también se merecía aquello por no elegirla sin más.

Era cierto que las cosas habían cambiado para “bien” y lo decía entre comillas, porque no podía estar feliz sin Tzuyu a su lado, se sentía incompleta y apagada. E incluso hasta ahora, las horas de sueño seguían siendo escasas al pasarse toda la noche recordando los momentos que había pasado con la taiwanesa.

(…)

Sana tomó una profunda respiración antes de caminar en la dirección que estaba su mejor amiga comiendo tranquilamente junto a Chaeyoung.

Esta última la odiaba, o bueno, se podía decir que no soportaba la idea de que Tzuyu estuviera mal por culpa de Sana, y es que en su cabeza todo se arreglaría solo si esa japonesa idiota se decidiera por Tzuyu sin rodeos, importándole muy poco si Eunwoo se mataba o si hacía algo. Para ella era muy sencillo escoger entre el "verdadero" amor y el bienestar de tu ex, que tras de estar loco, es un psicópata que puede hacerte daño en cualquier momento.

-Hola- Saludó suavemente a las dos chicas, consiguiendo de inmediato la atención de Mina, pero no la de Chaeyoung, quién continúo comiendo.

-Hola unnie, ¿Te nos unes?- Preguntó Mina con emoción, tratando de ignorar la enorme tensión que había entre las otras dos chicas.

-No, yo solo venía a hablar con Chaeyoung- Respondió con suavidad, viendo como la nombrada enarcaba una ceja.

-¿Qué pasa?- Mina preguntó con curiosidad aún cuando sabía perfectamente lo que su mejor amiga quería saber.

-Tzuyu…- Hizo una pequeña mueca al ver la mirada de Chaeyoung posarse de mala manera sobre ella -¿Sabes cómo está?

-¿Cómo esperas que esté?- Preguntó con un tono que denotaba lo poco que ahora le agradaba hablar con la mayor -Como la mierda claramente y claro que tiene razones para estarlo- Soltó con un tono frío y brusco, logrando cohibir a la pobre Sana que solo quería saber cómo estaban las cosas ya que no podía verificarlo por sí misma.

-Chaeyoung- Mina le dio un pequeño golpe en el brazo a la más bajita como reproché por el tono que había utilizado.

-¿Qué?- Preguntó aún con molestia -Solo estoy diciendo la verdad. Sí a tu amiguita le duele pues me vale.

SOME BETTER •SATZU•Where stories live. Discover now