-¿Te sientes mucho mejor ahora?- La taiwanesa colocó su mentón sobre la coronilla de Sana.

-Demasiado mejor- Respondió con una suave sonrisa mientras abrazaba a la japonesa.

-¿Sabes? Tengo algo para ti- Sana sonrió en grande mientras tomaba su bolso, sacando segundos después una hoja.

-¿Qué es?- Con curiosidad la taiwanesa lo tomó, a pesar de la luz de la luna y las velas, tuvo que prender la linterna de su celular para observar con claridad de lo que se trataba.

-No soy una prodigio como tú pero hice mi mejor esfuerzo, espero que te guste- Sana se agradeció internamente por haberse colocado en esa posición, ya que así Tzuyu no podría ver como un sonrojo empezaba a apoderarse de sus mejillas.

La taiwanesa por otro lado se quedó en silencio en repuesta mientras veía la hoja en sus manos.

Sana tenía razón en llamarla una llorona porque nuevamente las ganas de hacerlo la empezaron a invadir.

Era un retrato de ella, y con el claro estilo de dibujo de la japonesa.

-Es un poco difícil dibujar lo hermosa que eres, tuve que hacerlo muchas veces para poder conseguir lo que realmente quería, ¿Te gusta?- Sana continúo hablando, ignorando como Tzuyu trataba de no llorar en ese momento -¿Chewy?- Intentó darse la vuelta pero las manos de la taiwanesa rápidamente se posaron sobre sus hombros, impidiendo que diera la vuelta.

-Es hermoso- Dijo con la voz más tranquila que pudo conseguir -Muchas gracias- Escondió su rostro en el hombro de la japonesa, sintiendo como las manos de esta pasaban suavemente por su cabeza.

-Me alegro de que te gustará.

-Te quiero- Murmuró aún con el sentimiento de querer llorar presente en su cuerpo. Sin embargo, se negaba a hacerlo y que Sana se burlará de ella.

-Te quiero- Giró suavemente la cabeza, dejando un beso cerca de la oreja de la taiwanesa -¿Deberías irnos a casa?

-Quiero abrazarte un poco más- Sana asintió suavemente.

-Me dejaré abrazar un poco más entonces.

(…)

Después de un fin de semana en donde disfrutaron la compañía y las idioteces de la otra. Nuevamente llegó el lunes, ambas tenían clase después del medio día, por lo que habían decidido pasar la mañana juntas hasta que tuvieran que marcharse a la universidad.

-Piedra, papel o tijera- Ahora mismo, ambas se encontraban “peleando” para ver quien tendría que lavar los platos del desayuno -Piedra, papel o tijera- Ya llevaban un par de veces intentándolo, pero en todas las ocasiones seguían sacando lo mismo, parecía como si estuvieran conectadas telepáticamente.

No fue hasta que ambas sacaron tijera que el juego se detuvo.

Tzuyu soltó una fuerte risa al ver el rostro sonrojado de la japonesa, sonrió con diversión antes de pasar sus traviesas manos por la cintura de la chica.

-El juego ha hablado- Murmuró con un tono burlesco, ganándose un golpe en el brazo de parte de Sana.

Al Sana estar sentada sobre las piernas de Tzuyu, le daba mucha más libertad a esta última para molestar a la japonesa sin pudor.

-Eres una pervertida- La japonesa bajó la cabeza, negándose a mirar directamente a los ojos de la más alta, y más sabiendo cómo era está, seguramente ya estaba con una sonrisa pervertida en el rostro.

-¿Qué? No me puedes pedir nada cuando estás sentada en mis piernas- Tzuyu se inclinó ligeramente para dejar un beso en la coronilla de la chica, quien seguía manteniendo su cabeza gacha.

SOME BETTER •SATZU•Where stories live. Discover now