-Tzuyu-ah- Una vez más, Sana la llamó -¿Ahora entiendes porque eres patética? No eres más que una estúpida que se creyó todo lo que estaba pasando. Es tu culpa por dejarte engañar, Quiero decir… ¿Qué tan desesperada andas por mí? Dije unas cuantas cosas bonitas y ya estabas rendida a mis pies. Jamás saldría con alguien tan fácil como tú.

-¡No!- El cuerpo de Tzuyu se levantó de golpe ante el recuerdo tan doloroso, su cuerpo empezó a temblar de manera descontrolada en el momento que intentó sentarse sobre la cama.

-¿Qué ha sido eso?- Mina frunció el ceño al escuchar el fuerte gritó del otro lado de la línea.

-Lo siento. Te llamó luego- Sana colgó la llamada tan rápido como pudo y corrió de regresó a la habitación.

Encontrándose en cuanto entró con la débil figura de Tzuyu mirando sus manos mientras lloraba en completo silencio.

-Tzuyu- Se acercó a paso rápido, mirando con preocupación como la taiwanesa no hacía nada más que llorar sin control.

-Ese sueño de nuevo- Murmuró al mismo tiempo que cubría completamente su rostro entre sus manos -Pensé que desaparecería.

-¿Has tenido un mal sueño?- Preguntó Sana con cuidado mientras se subía a la cama, frente a Tzuyu

Sin embargo, no recibió respuesta. La taiwanesa pareció encerrarse en sí misma, murmuraba un par de cosas que para oídos de la japonesa no fueron más que palabras incoherentes por lo bajo que estaba diciéndolas.

Sana lo meditó por unos segundos antes de ir a hacer un movimiento en falso, pero después de pensarlo, lo único que realmente se le ocurrió fue acercarse y abrazar a la chica que continúo llorando y temblando aún entre su apretado agarre.

-Lo siento- Sana supo que era su culpa en el momento que sintió las manos de Tzuyu aferrarse con fuerza a su ropa, tal y como lo había hecho la noche anterior.

Era irónico, parecía que no la quería cerca, pero al mismo tiempo parecía como si Tzuyu fuera a derrumbarse si Sana llegaba a dejarla sola.

-No me dejes, por favor- A Tzuyu no le importó en lo más mínimo mandar su orgullo y dignidad al carajo, sus manos soltaron la ropa de la japonesa y rápidamente fueron hasta su espalda, atrayéndola todo lo que pudiera a su cuerpo -No te vayas.

Sana no sabía cuántas veces más tendría que sentir esa opresión en el pecho cada que escuchaba a Tzuyu con ese tono de voz tan roto y destruido, pero estaba dispuesta a aceptar todos y cada una de ellos, porque se lo merecía, porque era su culpa, y ella tendría que pagar de alguna manera el precio de sus actos.

-No me iré a ningún lado. Tranquila- Negó suavemente con la cabeza al mismo tiempo que sus manos se cerraban con fuerza sobre la ropa de Tzuyu, negándose a soltarla ahora que lograba entender más o menos, el por qué del gritó de la taiwanesa -Voy a estar aquí contigo el tiempo que sea necesario, ¿Vale?

Nuevamente no recibió respuesta verbal, pero sentir como el cuerpo de la taiwanesa iba relajándose con el pasar de los minutos le dijo que claramente estaba consiguiendo lo que quería.

Un par de minutos después, Tzuyu finalmente se digno a alejar a Sana de su cuerpo, bajando la cabeza en cuanto miró el rostro de la japonesa, se sentía más que avergonzada por lo que había hecho y más al caer en cuenta de que Sana nuevamente había presenciado una de sus crisis.

Estaba acostumbrada a lidiarlas ella sola, por lo que ahora no sabía qué hacer o decir.

Tzuyu se vio genuinamente sorprendida cuando sintió unas suaves manos levantando su desastroso rostro.

SOME BETTER •SATZU•Where stories live. Discover now