3. Rebelión y fuga

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Durmieron hasta bien entrada la mañana. A pesar de haber sufrido una agotadora noche, ahora todos dormían tan apacibles como bebés. Awhina y Lana dormían juntas en el colchón mientras Pio se había designado una indeseable butaca como cama improvisada. Aquella mañana, Lana despertó muy despacio y salió pasivamente de la cama. Era la primera mañana que no quería despertarse y ver el nuevo día. A su lado, Awhina seguía dormida y Pio parecía encontrarse en el mismo estado. Así, Lana salió del dormitorio sin hacer ruido con la intención de preparar algo de desayunar. En la cocina halló lo que siempre tomaba para desayunar, unos cereales con muesli y fibra. A pesar de todo, Pio y ella no eran tan distintos como había creído. Lana examinó la casita en la que vivía el atractivo joven del que estaba secretamente enamorada, una casa bastante acogedora para pertenecer a un hombre soltero, eso pensaba Lana. Examinando, halló algo que ya no era de gran utilidad. Un ordenador. Internet se había vuelto un invento absurdo e incluso un lastre para la sociedad humana de aquellos tiempos. La energía de la que este invento se alimentaba era algo bastante escaso y pocos privilegiados disponían de condiciones apropiadas para usarlo. Desgraciadamente, Pio no era uno de esos privilegiados. Sin embargo, Lana logró averiguar algo mediante aquel ordenador.

Observó una fotografía. Una fotografía en la que aparecía su jefe, el grueso hombre que ahora dirigía las calles de Wellington y de todo lo que quedaba de Nueva Zelanda. Aparecía en una especie de reunión o en cualquier otro tipo de evento multitudinario al que habían acudido varios líderes mundiales. Entre ellos, una importante señora conocida mundialmente como Lady Halley, la señora que actualmente gobernaba EEUU. Dicha señora tenía fama de bruja altiva y tirana, se decía que era consciente del poder que su país tuvo antaño, poder que en gran parte seguía conservando, y que por ello se tomaba licencias con respecto a su trato con las demás personas. Lo más intrigante de aquella foto era que Lady Halley estaba saludando cariñosamente al gobernador de Nueva Zelanda. ¿Qué interés podía haber en aquel saludo? Lady Halley era una soberbia y clasista tirana que consideraba inferiores al resto de naciones, sobre todo a las más alejadas de su querido país. Por supuesto, también tenía fama de ridiculizar a las personas por su aspecto físico, origen, condición social... En resumen, era una mujer totalmente detestable para alguien con los valores de Lana Twain. Nueva Zelanda estaba, por lo menos en aquellos momentos, en una clara inferioridad respecto a EEUU, y si cabía el atisbo de que pudiese prosperar, Lady Halley se apresuraba en destruirlo para asegurar que su país continuase siendo hegemónico a nivel internacional. Aquel cordial saludo era algo totalmente ilógico y cuanto más observaba la fotografía, más lógica perdía.

Por suerte, Pio se despertó. Lana lo miró con una gran mezcla de sensaciones. Sentía algo de incertidumbre acerca de la foto que el muchacho custodiaba en su ordenador, pero aquella ajustada camiseta que remarcaba los músculos del joven y aquellos estrechos pantalones de pijama que resaltaban su exuberante paquete habían despistado a la mujer, la misma que ahora no sabía cómo reaccionar. Afortunadamente, Pio la saludó con un cordial "buenos días", a lo que ella respondió con una sonrisa improvisada. Al fin, liberó su mente de aquel cúmulo de sensaciones y emociones adolescentes y logró preguntar a Pio por aquella intrigante imagen.

— Es curioso, pero si había algún motivo por el que la guardaba, lo he olvidado —dijo el chico con naturalidad mientras se servía el mismo desayuno que Lana—.

— Pues yo la encuentro bastante interesante. ¿No te parece extraño que alguien como Lady Halley se preocupe en saludar a alguien como nuestro gobernador?

— Ahora que lo dices, sí que es extraño, y no lo digo por la fotografía —dijo sentándose junto a Lana con el mismo interés por la foto—. Aquel día yo estaba allí, guardando las espaldas del gobernador. Lady Halley y él parecían pasárselo en grande.

Más Allá De Nuestro MundoWhere stories live. Discover now