(…)

-Demonios- No sabía si era el estrés, la frustración, el enojo, o qué demonios le pasaba, pero un fuerte dolor de cabeza empezó a atacarla desde que el profesor había empezado la clase, e incluso hasta ahora no podía ni siquiera levantarse de su lugar para ir en busca de algo para que el dolor desapareciera. Las próximas clases empezarían pronto y estaba planteándose seriamente el marcharse a casa, no quería estar ni un minuto más en ese lugar.

-¿Estás bien?- Y la persona con la que menos quería hablar, fue la única que se percató de que algo andaba mal con la japonesa. Tzuyu pasó saliva cuando los ojos asesinos de su compañera se posaron sobre ella.

-¿Qué te dije?- Preguntó con brusquedad.

-Lo siento, yo solo quiero saber cómo te encuentras- No quería verse cohibida, pero Sana realmente la estaba asustando.

-Estoy perfectamente bien, ahora lárgate.

-Te vi muy distraída en las clases.

-¿Y a ti que te importa cómo me veo?- La japonesa empezó a masajear suavemente su sien cuando sintió nuevamente un agudo dolor en esa parte.

-¿No estás siendo un poco ruda conmigo?- Esta siendo injusta. Pero no iba a decírselo porque de seguro le dejaría de hablar por el resto del año.

-Mira- Soltó un pequeño suspiro, buscando nuevamente un poco de paciencia -Será mejor que te largues antes de que en verdad haga algo estúpido.

-Bien, vale. Ya entendí- Tzuyu lo dudo por unos segundos pero al final terminó dejando una botella de agua y una pastilla en el suelo, cerca de la japonesa para que lo viera -Cuídate, por favor.

-Tsch- Sana miró las cosas que había dejado sobre el suelo, y no pudo evitar que muy en el fondo se sintiera un poco mejor por el detalle. Sin embargo, mando todo esto al carajo cuando recordó lo que había pasado la tarde pasada. 

(…)

-¿Qué hacemos aquí?- Sana miró con cansancio el lugar donde se habían detenido, parecía que ese día todos estaban conspirando en su contra, incluso estaba hasta un poco sorprendida de que su novio la llevará hasta la persona que menos quería ver.

-Tengo que dejarle algo- Respondió simplemente mientras bajaba del auto, caminando a la casa de Tzuyu a paso lento.

Sana rodó los ojos y después de pensárselo por unos segundos, terminó siguiéndolo.

-No quiero que se vayan a agarrar a los golpes- Y esa era una excusa perfecta para seguirlo sin levantar sospechas.

El timbre de la casa resonó por todo el tranquilo lugar, siendo seguido de un par de pasos que se acercaban a la puerta.

-¿Quién es?- La voz de Tzuyu apareció del otro lado de la puerta, negándose a abrir la puerta a no ser que fuera algo importante.

-Eunwoo.

-¿Qué quieres?- Y el tono de voz en la taiwanesa no tardo en cambiar a uno de fastidio.

-Mis padres me enviaron- Respondió el chico con cansancio, a él tampoco le hacía mucha gracia estar ahí.

Tzuyu soltó un suspiro antes de abrir la puerta.

-Dámelo y lárgate- Ordenó mientras extendía una mano, ignorando completamente la presencia de Sana.

-Que modales, así no te daré nada- Y Eunwoo cambio completamente su semblante cuando notó que Tzuyu parecía estar pasando por un mal momento.

-¿Qué quieres?

SOME BETTER •SATZU•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora