CAP - #1 ME LLAMO ZOÉ

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La primera vez que la vi, no fue el momento más romántico de nuestra historia, pero si el más importante. La vi con tantas fuerzas y profundidad que casi oí su palpitar en mis pupilas. Ella me miro de reojo y siguió callada con una suave sonrisa en los labios. Nunca la he visto no sonriendo. Aún en su seriedad, sonríe.

-¿Que precio tienen las hamburguesas? -Le pregunte sin dejar de intentar mirarla a los ojos.
-Depende. -Contesto ella.

Denote una urgencia de capacitación en orientación al cliente, y sobre todo porque era yo el que preguntaba, el futuro amor de su vida aunque aún ella no lo sabía, y la cosa esa que estaba a su lado, menos: su novio. Por el rabillo del ojo me percate de como el tipo me miro levantando suavemente la mirada sin soltar lo que parecía un celular de lamparita de los que Oxxo da al dos por uno, mientras ella daba vuelta a una carne y preparaba otro pedido.

-¿De qué depende? -Cuestione, volviendo a clavarle la mirada en su rostro casi perfecto, y que lo era, pero el humo que subía al asar las carnes me impedía verlo.

-De qué tipo de hamburguesa quiera. -Respondió la cosa esa, sin levantarme la mirada, pues al parecer el juego de snake había capturado su atención.

Pensé seriamente sugerirle juegos más actuales como Candy Crush u otra cosa que terminara de atrofiarle el cerebro pero lo pensé mejor y no me convenía, si las cosas salían bien quizá lo contratara de jardinero en nuestro hogar y hasta le permitiría a sacar a pasear a nuestro perro, el que tendríamos ella y yo, obviamente después de conquistarla. Y ella dejarlo. Creo.

-Cual me sugieres, amiga...

Lo sé, eso de "amiga", era patético. Pero no sabía cómo se llamaba. Entonces el cielo me ilumino y un ángel se posó sobre mi hombro derecho.

-Ammm...Karla.
-¿Perdón? -Dijo ella extrañada y el tipejo ese no me quitaba ahora los ojos de encima. Tenía su razones e instinto de hombre que lo alertaba. De hecho si yo fuera el novio, ya hubiese apuñalado al tipo y después extirpado un riñón vendiéndolo para huir a París con ella, por cuestionar a mi novia en mi presencia.

-Te llamas Karla, ¿No? -Dije con nervio esperando cualquier reacción a la defensiva.
-No. Zoé, me llamo Zoé.

Sentí que cielo me volvió a ayudar. A veces es necesario decir lo que alguien no es para que nos diga lo que sí es. Ahora sabía su nombre. Y sin importar la calidad de sus hamburguesas yo ya era su cliente, frecuente. ¡Muy frecuente!

POEMAS PARA ZOÉWhere stories live. Discover now