-Me gusta el color de tu cabello- Y no sabía porque, pero aquella chica acaba de ignorar olímpicamente su pregunta. Ni siquiera se molesto en volver a preguntarle porque sabía que a lo mejor no le iba a responder. Parecía tan despreocupada por lo que acaba de decir que suponía que esa era una de sus típicas frases para conquistar a las mujeres. Lástima, conmigo no funciona. Tenía un novio que le había dicho aquel comentario como un millón de veces por lo que no tenía efecto con ella ahora -Resalta muy bien tu rostro. De hecho, ahora mismo me gustaría hacerte un retrato- Eso no me lo esperaba, y claro que no se lo esperaba. Pero se negó a mostrar que aquello la había dejado fuera de lugar, por lo que simplemente se dio la vuelta de nuevo y empezó a caminar con más rapidez, esperando que esta vez no la siguiera.

-Si me continúas siguiéndome, creeré que me estás acosando- Le advirtió antes de estar lo suficientemente lejos como para que no la escuchará, pero para su sorpresa, nuevamente escuchó los pasos siguiéndola de cerca. Incluso su nueva velocidad estaba imitándola para no irla a perder de vista.

-¿Esto es acosar?- No creo que esto se considere acosar, y Tzuyu lo tenía bastante claro en su mente, pero ahora mismo estaba más curiosa por la respuesta que le darían. A lo mejor en Corea si era considerado acoso y ella no lo sabía, por lo que se detendría de inmediato.

-Claro que lo es- Aseguró con fuerza, escuchando en esta ocasión como los pasos detrás de ella se detenían de golpe, dejándola finalmente sola. Gracias a Dios. Esperaba que nadie las hubiera visto, porque ella tampoco quería ganarse la reputación de la nueva conquista de la lesbiana de la universidad. Sabía que a alguien no le gustaría, y aunque fueran familia, prefería prevenir que levantar. Después de otros cinco minutos de caminata en donde no volvió a escucharla, de hecho lo verificó con su espejo. Tzuyu no daba señales de estar siguiendola de nuevo, por lo que con un mejor estado de ánimo llegó finalmente a la parada de buses, justamente a la hora necesaria para no irlo a perder, y que tuviera que esperar por otro que podía llegar a tardar incluso media hora -Esto debe de ser una broma- No pudo disfrutar mucho de su pequeño momento a solas en aquella banca, porque rápidamente escuchó como alguien se sentaba a su lado, en el otro extremo, y por el rabillo de su ojo, alcanzo a ver esa peculiar forma de vestir -Te dije que no me siguieras- Le recriminó, mirando como Tzuyu volvía a quedarse en silencio mientras la miraba. ¿Va a decir otro halago?

-Hasta molesta te ves tierna- Siempre te ves tierna, quiso agregar la taiwanesa, pero se abstuvo al ver que su acompañante no parecía para nada contenta con su presencia, ni mucho menos por la respuesta que acaba de darle. Ya era la segunda vez que ignoraba olímpicamente una de sus preguntas o quejas y por experiencia, sabía que a las mujeres no les gustaba ser ignoradas, por lo que rápidamente, carraspeó ligeramente intentando no mostrarse nerviosa por esa mirada sobre ella -Emmm, no creo que seas la única que necesite tomar un bus- Apuntó al bus que acaba de llegar, provocando que ambas se levantarán al mismo tiempo, y como si estuvieran conectadas. Ambas intentaron entrar al mismo tiempo por lo que obviamente terminaron chocando entre ellas, haciéndolas retroceder nuevamente -Las damas primero- Le hizo un pequeño gesto con su mano para que Sana entrará primero, y esta sin cuestionárselo mucho subió las pequeñas escaleras para después pasar la tarjeta por aquella ranura, dándole el paso libre para que fuera a sentarse. Lindo trasero. Seguramente se ganaría un golpe si la japonesa supiera cuales habían sido sus verdaderas intenciones al dejarla pasar primero -¿Cuánto es?- Antes de que Sana fuera a sentarse ella ya estaba mirando al conductor con una suave sonrisa, esperando que este le dijera cuando debía pagar para poder entrar. Era nueva en aquel país por lo que no tenía esas tarjetas que lo hacían todo más fácil. De todos modos le habían dicho que podía pagarlo así. 

-No puedo recibir efectivo- ¿Qué? estaba segura que ahora mismo estaba haciendo una expresión bastante graciosa porque hasta el conductor estuvo a punto de reírse de ella. Por suerte pareció tener piedad y simplemente se dedicó a explicarle -Lo siento mucho señorita, pero en verdad no puedo permitir que suba si no tiene la tarjeta.

-La voy a matar- Y si, ella estaba segura de que iba a asesinar a la persona que le había dicho que podía pagar con efectivo. De seguro era otra de sus bromitas de mal gusto. La muy desgraciada me las va a pagar. Si hubiera sabido desde un principio que no se podía, hubiera conseguido otro medio de transporte antes de hacer el ridículo. Por suerte el bus estaba relativamente vacio, solo estaba Sana quien se había sentado cerca de la salida, y otro chico que parecía fuera de onda porque miraba la ventana como si fuera lo más interesante del mundo.

-Señorita, voy a necesitar que bajé del bus, por favor- El conductor hasta se veía apenado por tener que bajarla, pero más apenada estaba ella por andar haciendo el ridículo frente a su compañera. Estaba segura de que estaba escuchando todo, y aunque mantuviera su cara de póker seguramente internamente se estaba riendo de ella.

-Hey linda- No tengo más opción. No la tenía, por lo que prefirió recurrir a su “amiga” para que la ayudará antes de que tuviera que bajarse de verdad -Préstame tu tarjeta- Pidió mientras usaba una de sus mejores sonrisas, esperando que esta cediera rápidamente a su pedido y no la dejará morir -Por fa- Sana la había mirado desde que la llamó por primera vez, porque claramente sabía que se estaba refiriendo a ella. Solo habían hombres en el bus después de todo y ese "apodó" lo había estado usando desde que se conocieron.

-¿Por qué debería hacerlo? Tú eres la idiota- Tzuyu se llevó una mano al pecho como si realmente le hubiera dolido aquel comentario, aunque sinceramente estaba más que satisfecha por la reacción de la japonesa. Estaba avergonzada por el apodo que había utilizado para llamarla. Lo sabía -Y me llamó Sana, creí que ya te lo había dejado claro- Linda te queda mejor, No iba a repetir sus palabras, pero sí que lo pensaría.    

-Vamos linda. Te juró que te lo devolveré- La taiwanesa apuntó sin siquiera mirar al conductor -Está perdiendo tiempo valioso y tú no me quieres ayudar. Eres una tacaña.

-No tengo porque ayudarte- Sana se cruzó de brazos, negándose a ayudarla y menos si no iba a recibir nada a cambio -Todo lo que haces es molestarme- ¿Te molesto? Si era sincera, hasta ahora que se caía en cuenta de eso.

-Si me ayudas, te dejaré de decir linda- Ofreció, sabiendo que la japonesa no iba a ayudarla a menos que recibiera algo a cambio. Miró con curiosidad como está se lo pensaba por unos segundos para después levantarse, soltando un bufido volvió a sacar su tarjeta y sin mucho ánimo se acercó y la pasó por la ranura, dándole paso a Tzuyu.

-Eso espero- Le dio una mirada de molestia antes de caminar de regreso a su puesto, cruzándose de brazos de nuevo mientras esperaba que el bus arrancará.

-Perdone las molestias- Tzuyu podría ser bastante educada cuando se lo proponía y más cuando se trataba de personas mayores, por lo que hizo una reverencia en forma de disculpa y finalmente entró al pequeño pasillo buscando un lugar donde sentarse, aunque realmente no se lo pensó mucho porque terminó sentándose tras de Sana, debía agradecerle.

-Ni siquiera quiero tus disculpas falsas- Le advirtió sin siquiera voltear a mirarla, escuchando una pequeña risilla de parte de la taiwanesa quien recostó sus brazos sobre el asiento que estaba a un lado de Sana, esperando tener una mejor visión de la expresión que estaba haciendo en esos momentos.

-Te debo una linda.

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