Capitulo 118

5.7K 596 36
                                    

NARRADOR: Kathy West

Él me tomo de la cintura besándome, lentamente fuimos dando pasos hacia adentro de la casa y cerrando la puerta de un manotazo.

- Yo también te quiero - dijo Yesid mirándome directamente a los ojos - Lamento haberme tardo tanto.

- Mejor tarde que nunca - le dije rodeando su cuello con mis brazos, tal vez Amaya tenga razón y tengo que disfrutar mis últimos momentos con él antes que sea demasiado tarde.

- Quiero pasar este tiempo contigo. - dijo algo triste, creo. Es más que evidente que él tampoco se quiere ir.

- ¿Entonces estás seguro? 

- Más que seguro.... te puedo mostrar algo, de seguro te gustara.

- ¿Qué?

No respondió solo me tomó de la mano y me comenzó a jalar escaleras arriba, de seguro a su habitación. Cuando entramos me sentó en su cama y dijo que lo esperara mientras lo buscaba en su armario. Luego de una búsqueda de tres minutos saco una pequeña caja de madera. 

Se sentó en el piso enfrente mío y abrió la caja dejándome ver dos manillas preciosas de color doradas cada una tenía un dije.

- Cuando era pequeño fui a viajar con mi familia por varias islas - empezó a explicar - en una de ellas mi mamá me compro este cofrecito como regalo por haberme portado bien, lo que nunca supo es que dentro del cofrecito habían dos manillas - dijo sacando una - ¿Puedo? - señalo mi tobillo, yo asentí - no quiero que sea cursi - dijo tomando mi tobillo y levantando el jean destapando mi tobillo y poco más - no lo pierdas - lo puso alrededor del pie, el dije que se encontraba era la forma de un corazón. Luego él se destapo del mismo tobillo en donde me la puso y se puso la otra manilla, y su dije tenía forma de un caramelo.

- Son lindos - dije tocando la manilla por un rato.

- Un amor acaramelado - soltó él levantándose del suelo guardando la cajita nuevamente en el armario.

- ¿Por qué en el tobillo y no en la mano? 

- Por qué tal vez no me dejen conservar nada allá y prefiero mantenerla oculta. Si quieres te la puedes poner en la muñeca. - dijo mientras se agachaba hacia mi pie.

- No.

Me acerque a él y le di otro beso más. Cuando nos separamos él me miro con un poco de rareza, no eramos de las parejas que nos acostumbrábamos a besarnos muy seguido.

- Estás muy melosa.

- Tu te vas necesito obtener todos los besos que pueda de ti. - y nuevamente lo besé, lo que esta vez él respondió el besó tomando el ritmo rápido para el controlar el beso. Mis manos no dejaban de moverse mientras exploraban su espalda, su cuello, su cabello. Por su parte él tampoco se quedaba atrás paso sus manos por mi cintura subiéndolas y volviéndolas a bajar al ritmo del beso.

Me acomode mejor en la cama, acostándome dejando encima a Yesid que no dejaba de besarme. Toco a poco fui bajando las manos hasta llegar al borde de su camisa, me llene de valentía, respire hondo como pude y la empecé a subir por su cuerpo. Antes que pudiera llegar a la mitad de su abdomen él se quito de encima mío bajándose la camisa, en ese momento pude sentir un ligero calor viajar por todo mi cuerpo y acumularse en mis mejillas.

- Mmmm... ¿no crees que es muy rápido? - dijo Yesid con mucha vacilación, sus mejillas también estaban rojas y por sus manos podía deducir que estaba nervioso.

- No sé, Yesid llevamos casi tres semanas de novios y de un día para otro tu te vas a ir, yo no me quiero quedar sola... y si es verdad te deseo desde el primer instante que te vi cruzar el pasillo del colegio y sé que suena cursi y todo eso, pero es muy difícil dejar de pensar en ti.- me desahogue de todos mis sentimientos, creo que ya no podía más.

El color de las mejillas de Yesid estaba aún más fuerte ahora - Yo también te deseo, desde hace un buen rato y eso pero no quiero que lo veas como una obligación o como signo de desesperación porque no me vaya. No lo hagas.

A decir verdad, no lo vi así.

- Si lo viste así no debí siquiera besarte - dije algo incómoda.

- No es que me moleste, es que no quiero que lo hagas en presión por la situación - dijo sentándose a mi lado.

- No se como explicar que quiero llegar contigo al infinito y más allá, a pesar que sea nuestra primera y última vez - dije intentando no sonar cursi.

Nos quedamos callados unos segundos que parecieron minutos convertidos en horas eternas. Yesid ya se le estaba bajando el rubor de sus mejillas, pero no dejaba de pasar las manos por su cabello.

- Estás muy inquieto - dije decidiendo en si irme o quedarme.

- Kathy es que tengo algo que contarte - dijo con cierta inquietud y duda en su voz. Por favor que no me vaya a revelar más de sus oscuros secretos en donde muerde a chicas sexy para cumplir una cuota por sacarlo de un secuestro.

- Dime. - dije tratando de sonar calmada.

- Es que tu eres prácticamente mi primera novia formal - dijo muy vacilante - y es por eso que yo nunca... mmm... ¡que vergonzoso!.. nunca... - aah, ya entendía a donde iba esta revelación.

- Tranquilo que te va a dar algo - dije evitando reírme de como se había puesto, apuesto que con esto ya se le olvido que tiene que hacer un intercambio en tres horas - no te preocupes, yo tampoco. Tranquilo.

"Kathy debes ser osada"

Respire hondo y cerré mis puños para dejar que no me domine el nerviosismo. "Tu puedes, Kathyla."

Pase una de mis piernas por encima de él para sentarme en su regazo mirándolo directamente a los ojos. Él estaba claramente nervioso al igual que yo, puse mis brazos alrededor de su cuello y sin tener que esperar él me dio un beso duradero. Fue lento y calculador cada movimiento que dábamos, él al principio estaba algo rígido, pero con los besos se fue soltando. Poco a poco fui bajando mis manos hasta el borde de su camisa y esta vez se la subí viendo su torso detalladamente. 

Él se la termino de quitar y me sonrió, debo admitir que mi corazón se acelero un poco más de lo que estaba al ver su torso desnudo, recuerdo el día que nos bañaron en salsa y tuvimos que bañarnos juntos en las duchas de la escuela, recuerdo como la camisa se le pegaba a la piel mostrando su cuerpo con poco músculo, pero que me derretía. Ahora compararlo casi tres meses después me asombra ya tenía el abdomen bien formado al igual que los músculos de los brazos y sus pectorales. Aunque no eran los músculos más grandes o más fuertes del mundo eran los que más deseaba y más me tenían babeando.

Sin darme cuenta yo también ya me estaba quitando la camisa, sin dejar que los besos pararan, luego él de un movimiento rápido (bastante rápido) ya me encontraba acostada en la cama mientras Yesid me besaba él cuello y seguía bajando.

............................

Lo observo dormir muy tranquilamente y creo que hasta muy feliz, el chico creo que olvido toda preocupación alguna y solo se dejo llevar, se veía tan angelical, tan hermoso, tan,,, Yesid. Él tenía una expresión tranquila en el rostro y una respiración constante, no sé si suena algo maniático, pero adoro verlo así dormido con sus mejillas ligeramente rosaditas sus pestañas largas, su cuerpo libre de tensión... era hermoso verlo dormir. Por otro lado yo estaba muy feliz, contenta, alegre; pero al mismo tiempo me sentí triste. Hoy era el día más feliz de mi vida, pero creo que también uno de mis días más triste de la vida. No pude dormir con solo saber que en una hora Yesid se va a estar alejando de mi para salvar a su hermana.

Pase una mano por su rostro y no pude contener mis lágrimas - No quiero que te vayas.

Alimentadora [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora