Capitulo 13

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NARRADOR: Kathy West

Después de comer la increíble pasta de Derek le di el permiso — como si él lo necesitase— de que me mordiera, sólo faltan más o menos una hora para la alimentación y dijo que no quería consumir después de las siete, algo trama. Vamos a su habitación, no soy mucho de las alimentadoras que lo hacen en todas partes sin importarle. Esta vez le pido que me muerda en la muñeca, la verdad a él no le interesa demasiado donde morder solo que fluya la sangre por montones.

La razón por la que le pido que me muerda en la muñeca es para que no se me ensucie la camisa, aún seguía ansiosa por la visita de Andy y por fin descubrir su secreto. Además es más sencillo tapar la marca de sus dientes con una gaza y unas cuantas manillas anchas que tenía y casi nunca me ponía.

Le extiendo el brazo hacia él poniendo mala cara, Derek sólo espero unos segundos para tomarla y luego morderla ferozmente. Normalmente ya debería haber acostumbrado a este tipo de mordidas y no debería sentir nada, pero juro por el cielo que esta en verdad si me dolió, además que un escalofrío paso por mi columna vertebral al escuchar su respiración agitada y notar que bebía con gran desesperación. 

Cuando creí que ya era suficiente —  más o menos un minuto después de que me estuviera succionando —  le dije que parará entre jadeos, puede que me haya dolido, pero esa sensación que se sentía al ser mordida nunca desaparecía, él admiradamente se detuvo despacio. Tenía muchas ganas de preguntar si algo le pasaba, porque el nunca paraba así de fácil, de hecho siempre tenía que pedírselo varias veces para que lo dejara de hacer. No tengo ni idea porque esta vez él para así de fácil.

— Gracias, necesitaba eso. — jadeo mientras sus dedos pasaban por las orillas de sus labios con fin de quitar los rastros de sangre.

En el momento en que él se levanta para meterse en el baño, no anuncio mi huida y aprovecho para buscar en el botiquín una gaza, tenía que admitir que aunque no me gustara hacerle curación a las mordidas o ponerme gazas inútiles encima de ellas, en los momentos como estos me obligaba a dejar de lado mis pensamientos anti-curativos y me ponía con demasiado cuidado la gaza en la zona afectada por los filosos colmillos de Derek, luego corro a mi habitación en busca de mis manillas anchas.

Estaba demasiado ansiosa, caminar de lado a lado en mi habitación no ayuda de mucho, además de practicar mis diálogos de ánimo, que patético. Retuerzo mis dedos entre si al darme por vencida de esperar y comenzar a pensar de que el tiempo estaba conspirando en mi contra. Suspiro sonoramente mientras me siento sobre mi cama y me quedo mirando por la ventana la llegada de Andy.

° ° °

Exactamente a las siete de la noche el timbre de la puerta resuena por toda la casa y sólo fueron cuestión de milisegundos para que yo saliera a correr escaleras abajo para ver quién era. ¿Por qué me tuve que distraer con mi celular y no seguir vigilando por la ventana? Mi piel se heló al escuchar que la puerta se había abierto y yo todavía no estaba en el primer piso, pero fue el sentimiento de confusión el que me lleno al no escuchar insultos o disgustos departe de Derek. Definitivamente no era Andy el que había tocado el timbre.

Cuando baje totalmente al primer piso y al darme cuenta de quién era exactamente nuestra visita no me quedaron ganas de ser espectadora de ese espectáculo como Derek y Natasha de protagonistas. 

Vuelvo a mi habitación para dejar crecer más mi desesperación e impaciencia, así fue como fue pasando el tiempo y el idiota que tenía como amigo me estaba dejando plantada. Sentirme preocupada era lo menos que podía decir de como me sentía y es que siendo alguien que casi nunca queda con sus amigos y cuando lo hacen te deja plantada era un sentimiento normal. Eso creo.

Alimentadora [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora