Alimentadora [#1]

Capitulo 7

NARRADOR: Kathy West

― ¡Cuatro ojos es que no me escuchas! ― dijo Zac casi gritando, estaba furioso. Henry lo intentaba ignorar a toda costa pero cada vez se hacía menos soportable, pero que se podía esperar de Zac, un chico que siempre quería llamar la atención.

Henry se había sentado junto a mí en total silencio y su mirada sólo recaía en la bandeja que tenía al frente, la pequeña sonrisa que tenía que había tenido momentos atrás había desaparecido totalmente de su rostro. Podía notar que estaba nervioso, sus manos temblaban, sus respiraciones cada vez eran menos constantes, me rompía el corazón verlo de esa manera. Zac gritaba más insulto a medida que el tiempo pasaba y no lograba su cometido. Genial, ya éramos el centro de atención.

"Que nunca se va a callar este idiota" pienso mientras trato de reunir el valor suficiente para encararme con Zac.

― ¿Qué te pasa, eh? ― dijo perdiendo la paciencia, en un segundo ya había recorrido la distancia de donde se encontraba hasta nuestra mesa, cogiendo con agresividad la camisa de Henry con una mano. Por otra parte, Henry parecía un muñeco de trapo que solo temblaba y trataba de no abrir los ojos ― ¿Qué? ¿Vas a llorar? ― dijo con cierto tono burlón ― sí, es mejor que llores por tu triste vida ― se ríe sin más gracia.

Me molesta que Henry no diga nada, que no haga nada, que no intente algo para salvar su dignidad, su integridad; lo único que hace es bajar la mirada. Me agarro de los bordes de la silla para contener mis impulsos, ya los había experimentados en pasadas ocasiones pero cada vez se hacían menos tolerantes y más difíciles de soportar, mi tolerancia frente a esta situación estaba llegando hasta el límite. "Tal vez sea un idiota, pero no puedes sola con él. Tienes que relajarte" me dije a mi misma cerrando con fuerza los ojos, pero la verdad es que Zac ya había colmado mi paciencia hacia mucho tiempo y solo me estaba conteniendo para no empeorar la situación.

― ¡Basta! ¡Ya déjalo en paz! ― explote ―Deja de ser una carga molesta. Un peso muerto, no ves que eres la manzana podrida. ¿Es que tu vida es así de vacía para molestar a los demás? ― le grito muy enojada sin tener filtro en lo que digo. Estaba muy molesta, en ese momento Zac dejo de ser el centro de atención, mi acto de revelación logro llamar la atención de los estudiantes que estaban en la cafetería.

Me pare al frente de él como signo de valentía aunque me temblaran las piernas, en otras situaciones esto hubiera sido muy gracioso para el público, ya que era bajita a comparación de él, era más que notable la diferencia. "No te atrevas a ponerte roja" me regaño a mi misma, "él no se puede salir con la suya y menos destruir tu orgullo". Todos me miran con total asombro, hasta Derek me dirigió una mirada amenazadora "¿Qué haces?", Dayana y Zander se quedaron sorprendidos por mi reacción explosiva, pero eso era lo menos que me importaba en esos momentos.

Luego de volverme el centro de atención me acobardo por unos segundos al ver tan gigantesca figura "¿por qué abri la boca?". Pero aunque me estuviera arrepintiendo en mi cabeza me mantengo firme físicamente sin cambiar mi expresión enojada de la cara y los puños cerrados con tanta fuerza que mis nudillos ya cambiaron de color.

Zac me miro por unos cuantos segundos con desafío, pero luego sólo se echo a reír. ¿Qué le hacia tanta gracia?. Devuelve la mirada a Henry y tapándose la boca con una mano como si se estuviera conteniendo la risa, dijo ― Vas a dejar que una vieja te defienda. Es verdad tal vez ella tenga más pantalones que tú.

Zac estaba llegando a los limites de mi cordura. Henry sólo bajo la cabeza como signo de humillación. Siento un calor de ira que me rodea por todo el cuerpo hasta mis mejillas y cabeza.

― Madura ¿quieres? ― lo dije sin pensar.

― Por tu propio bien te digo que cierres esa maldita boca o ¿quieres que cuente tu secreto? ― dijo en tono amenazante.

―¿Qué secreto? ― pregunto incrédula.

― Esa linda chaqueta que traer puesta no es tuya, verdad.― dijo tomando las solapas de la chaqueta ―Y mira como es la vida Derek no trae su chaqueta en estos momentos.

― Haber cabeza hueca, la chaqueta es de él y para que lo sepas él y yo somos hermanos. 

― Adoptivos ―   interrumpió Derek al fondo de la cafetería. Dentro de mi cabeza me daba varios golpes con una pared imaginaria.

Lo que admiro es que Derek no luce preocupado y Natasha tampoco presenta algún gesto de disgusto. "Ella lo sabe" pasa por mi cabeza "Imposible, Derek jamás se lo diría". Zac me empuja levemente de su camino para dirigirse a Henry otra vez, cuando vuelvo a la realidad dije ― Zac quiero escuchar mi secreto.

Derek suspiro sonoramente antes de levantarse de la mesa, le dio un beso a Natasha pequeño como si se fuera a la guerra.

― Brother, déjala en paz y también al patético de su amigo ― en vez de sentirme agradecida me siento enfadada al llamar "patético" a Henry. Como si él no lo fuera.

― Hasta que por fin alguien se intereso ― toda la cafetería estaba en un sepulcral silencio y el centro de entretenimiento éramos nosotros.

Le echo una mirada a Derek tratando de saber que era lo que tramaba, note que apreto con disimulo los puños, era obvio que al igual que yo, él deseaba darle una lección a Zac.

― Brother, cállate ― dijo Adrián desde una de las esquinas de la cafetería.

― Nadie me dice que hacer.

― Zac madura y deja de comportarte como un niño imbécil ― dije.

Él se volvió hacia mí ― Queridos compañeros y en especial a ti nena ― dijo en voz alta con los brazos extendidos hacia arriba, en ese instante le guiño a Natasha ― como sabesmos Kathy siempre llega tarde a las clases al igual que Derek y no es la primera vez que Kathy utiliza ropa de Derek en el Instituto. ¿Les suena... encuentros infragantis? Pero que raro porque nuestra Kathy también se le a visto últimamente con el chico más popular de la escuela Andy... ― en ese momento Derek me lanza una mirada penetrante. Esto solo significaba una cosa y eran problemas.

― Cállate, a ti no te debería importarte lo que hago con mi vida.

―¿Por qué no quieres que todo el Instituto se entere que eres una p... ― antes de que pudiera decir más lo abofetee con tanta fuerza que hasta me dolió mi palma de la mano.

Zac al volver su mirada a mí pude ver ira viva entre sus pupilas. Di varios pasos hacia atrás mientras él se me acercaba a pasos pesados y su mano dejaba la mejilla que había golpeado con fuerza.