Capítulo 90 (Eleuteromanía) Parte 2

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Blaise:

ira.

La ira es una emoción cruel –despreciable, avasalladora, apasionada. Explosiva. Completamente abrumadora. Fluye con vigor a través de tus venas, sujetándote como su agarre vicioso con sus tenaces dedos, ahorcándote la garganta y dejándote sofocado por aire. Te deja sin aliento, incapaz de hablar, nublando la periferia de tu visión con una neblina rojo fuego, intensificándose incluso más con cada milisegundo. Es como un vapor que sigue presionando una cubierta, agregándole más y más presión, alentándola hasta que es inevitable para ella explotar, destruyendo todo a su camino como ser conducido a estallar con impetuosidad, y sin pensarlo dos veces.

La ira tiene sed de sangre, es demoniaca y cruelmente destructiva. Y un hombre sabio una vez dijo –la furia nunca sucede sin ninguna razón, pero raramente ocurre por un motivo bueno.

Pero mientras el sonido de las explosiones estallaba detrás de la puerta, haciendo caer a Zayn, una ira paralizada me devoró. No podía pensar correctamente, con ira. Cómo mierda se atrevieron a herir a mi mejor amigo, mi colega, el hombre que consideraba mi hermano menor. Mi ira era justificada –tenía cada jodida razón para estar furioso con la gente con esas intenciones de lastimarlo.

Flamas explotaron por todas partes en frente de la puerta, y los brillantes colores me sacaron de mi momentáneo estado paralizado.

Ningún pensamiento pasaba por mi cabeza –todo era físico. Podía sentir que me agaché a la velocidad de la uz, deslizando mis brazos bajo las axilas de Zayn y jalándolo por ellas. Mis pies retrocedieron sin pensarlo, jalándolo lo más lejos que podía del fuego, cuando la parte trasera de mi pierna comenzó a escocer.

Noté débilmente que las llamas devoraban la pierna de mis pantalones, pero no podía darme cuenta de que estaba ocurriendo en realidad. La única cosa que consumía cada pensamiento mío era que necesitaba sacar a Zayn fuera de aquí y por seguridad, cuando el enfermizo olor de carne quemada se infiltró por mis fosas nasales.

La explosión dejó una gran cantidad de humo, y todo a mi alrededor estaba en llamas. El humo era oscuro y denso, hundiendo el aire a nuestro alrededor con una neblina sofocante mientras trataba de sacar a Zayn fuera del infierno.

Mis ojos se abrieron perplejos mientras divisaba la escena ante mí, antes de que otra explosión estallara, escombros y pedazos de mármol se desparramaban alrededor. Mis manos instintivamente subieron para cubrir mi cara, dejando a Zayn contra el piso.

—¡Puto infierno! —Grité a la nada en general, la calor de la explosión era hirviente e incómoda. Un humo blanco, neblinoso se elevaba detrás del muro que había estallado, en contraste con el humo negro impenetrable de la última explosión, ascendiendo rápidamente y llenando el inferno del pasillo.

Un aro de fuego nos rodeó y encerró, bloqueándome de ser capaz de jalar a Zayn y alejarlo del avasallador infierno. El humo nuevo, blanco sofocó el interior de mis pulmones, y bajé la cabeza así no inhalaría mucho de él, sin embargo fue inútil. Tenía que encontrar una forma de sacar a Zayn de aquí, y mantener mi cabeza baja no iba a ayudarme con eso.

Me agaché rápidamente, esforzándome para escuchar la respiración de Zayn por encime de la fuerte crepitación las llamas. Tosí violentamente, mis pulmones trataron de deshacerse del agrio humo mientras intentaba sentir el pulso en su muñeca, y de percibir cualquiera de sus signos vitales.

El alivio fluyó en mí cuando mis oídos percibieron su respiración superficial –lenta, definitivamente baja– sin embargo lo suficientemente superficiales para saber que él no estaba en gran riesgo. Y debido a que sus respiraciones eran lentas y lo que lo jalara por el piso, supe que él no terminaría sofocado hasta la muerte debido al humo porque apenas lo estaba inhalando.

Laced | Zayn Malik (Español)Where stories live. Discover now