MI NIÑERO

By jesicadiazz

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[COMPLETADA] ¿Qué pensaríais de tener una persona que cuida de ti y de tus hermanos durante un mes? ¿Y si esa... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capitulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 46 [FINAL]
AVISO

Capítulo 45

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By jesicadiazz

ANDREA.

Aiden. Aiden Franklin estaba tumbado en el suelo frente a mi inconsciente. Me arrodillo rápidamente para socorrerle mientras Scott soltaba terribles indultos por su boca, pero ignoré sus palabras para centrarme en lo que realmente importaba ahora.

Le intento erguir pero al moverle me doy cuenta de que mi mano y su camiseta están llenas de sangre. Su sangre.

Por mis mejillas comienzan a correr numerosas lágrimas descontroladas.

—¡Aiden!—grito a pleno pulmón.

Mi grito llama la atención de Nick y Will que estaban cerca intentando calmar a Marilyn del ataque de nervios que le acababa de dar. Ella no estaba acostumbrada a situaciones así, y mucho menos a que la medió secuestraran y la utilizaran como rehén. Los amigos de Aiden se giraron asustados hacia nosotros debido al grito que yo acababa de soltar. Ambos se miraron y en apenas diez segundos estaban ayudándome a cargarlo mientras Marilyn sale afuera.

—Aiden, ¿puedes oírme?—pregunto con un hilo de voz.

—Que poco a durado tu amorcito—ríe Scott a mis espaldas, a lo que yo me giro sobre mí misma para poder mirarle a la cara.

—¿¡Se puede saber que ladras!?—exclamo mientras aprieto los puños llena de rabia y de impotencia.

—Muy pronto se ha desmayado teniendo en cuenta que mi navaja es pequeña—sigue riéndose.

De repente entra Marilyn totalmente despeinada—cosa que no le hacía mucha gracia—sujetando su carísimo móvil en la oreja.

—La policía está de camino—afirma y yo me alegro al fin de poder escuchar la frase que yo tanto esperaba.

—Ojalá te pudras en la cárcel—alcanzo a decir antes de salir corriendo junto Nick y Will los cuales agarraban a Aiden de los brazos.

Marilyn se ofreció a quedarse allí hasta que los agentes de policía llegaran para llevárselo preso y llamó a Chad, su hermano, para contarle lo sucedido, a lo que este no tardó en llegar al lugar donde había ocurrido todo.

Will y Nick con todo el cuidado del mundo llevaban a Aiden hasta el coche destartalado de Will. Este me lanzó sus llaves para que pudiese abrir el vehículo.

Tras abrirlo, ambos chicos colocaron a Aiden en los asientos traseros y yo me monté también atrás, junto a él.

Mientras nos encaminábamos hacia el hospital más cercano posible sólo podía pensar que todo había sido culpa mía. Era la verdad. Si yo no hubiese irrumpido en la disputa que tenían entre Aiden, mi padre y Scott, nunca hubiese pasado nada de esto.

Miro el rostro de Aiden y le acaricio suavemente la mejilla para terminar dándole un pequeño beso.

—Te quiero—digo en un susurro imperceptible al oído de Aiden.



Entramos en el hospital irrumpiendo el silencio de la sala de urgencias. Por suerte no había mucha gente en la sala por lo que seguramente nos atenderían con rapidez.

—¡Necesitamos ayuda!—grito nada más entrar por las puertas automáticas d Ema sala de urgencias.

Todas las personas de la sala de espera junto a las administrativas que había tras la pantalla de dos ordenadores nos miraron sorprendidos.

—¡A mi novio le han apuñalado con una navaja!—grito desesperada.

Entonces dos enfermeros aparecen corriendo hacia nuestra dirección por el pasillo mientras traen consigo una camilla y tras tumbar a Aiden con sumo cuidado se lo llevan por el largo pasillo rápidamente. Uno de ellos empuja la camilla mientras el otro le supervisa las constantes vitales como el pulso y demás. En el intento de seguir el mismo camino de la camilla sobre la que iba mi novio postrado, una enfermera nos intercepta y nos impide el paso.

—Tienen que esperar aquí—dice la enfermera sin ningún tipo de expresión en la cara.

Supongo que era algo normal en el día a día de una enfermera que trabajaba en urgencias.

—Pero...—intentó decir.

—No pueden pasar, es una zona restringida—sentencia—tienen que ir a administración para dar los datos personales del paciente que acaba de ingresar de urgencia, por favor—nos guía con una mano hacia administración.

Veo como se aleja Aiden en aquella camilla de hospital mientras mi corazón deja de latir por unos segundos pensando que esa iba a ser la última vez que le vería con vida. Era inevitable pensar aquello. Scott le apuñaló con una navaja a sangre fría y había perdido mucha sangre...

Tras dar los datos personales de Aiden, nos invitan a sentarnos en la sala de espera para aguardar a que le estabilizaran y el médico le hiciese un diagnóstico.

Nos acercamos a los asientos de la sala de espera. Yo me siento en uno de ellos mientras que Will y Nick se sientan cada uno a un lado mío.

—Tranquila, saldrá de esta—me pone la mano sobre el hombro y esbozando una pequeña sonrisa llena de esperanza en un intento de calmarme.

—Eso espero, le quiero mucho... quiero decir... es mi niñero y le aprecio—intento arreglar mi metedura de pata ya que acordamos guardarlo en secreto de momento.

—Tranquila, sabemos que estáis juntos—añade Nick mientras se recuesta un poco en el asiento.

—¿Cómo?—le miro sorprendida.

¿¡Cómo rayos se habían enterado de que yo tenía una relación con Aiden!?

—Sí, nos lo dijo él—afirma Nick—cuando llegamos para socorrerle, nos dijo que estabas en peligro. Nosotros le ayudamos y le dijimos de ir a un hospital, pero él en lo único que pensaba en ese momento era en salvarte. Entonces nos confesó que erais novios.

De repente se abren las puertas de urgencias y podemos divisar a un médico vestido con una bata blanca y sujetando una serie de numerosos papeles en una mano.

—¿Familiares de Aiden Franklin?—pregunta al llegar a la sala de espera.

—¡Sí!—afirmo mientras me levanto de un salto.

—Tenemos que operar al paciente de urgencia, la herida hecha con una navaja ha dañado el hígado levemente, pero ha perdido mucha sangre.

—Hagan lo que tengan que hacer, pero salven a mi novio, por favor—pido con cierto tono de desesperación.

—Haremos todo lo que esté en nuestra mano—dicho esto se va con paso acelerado mientras avisa a las enfermeras de guardia que había en la sala que preparen la sala de operaciones.

—Tranquila, Aiden es fuerte, podrá con esta operación sin problemas—dice Will.

—Tengo miedo de que no salga de esta...—admito mirando hacia la puerta por la que había entrado él médico hacía ya unos pocos minutos.

—Solo queda esperar y cruzar los dedos para que no pasa lo que acabas de decir—dice Nick.

—Nick, Blanca me ha enviado un WhatsApp, tengo que ir a por ella y las demás, enseguida vuelvo—dice Will mientras guarda de nuevo su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón.

Seguro que Will había avisado a las chicas de lo sucedido. Era normal. Son sus amigas y tienen derecho a saber lo que había pasado.

—Entendido, yo me quedo—dice Nick colocándome su brazo sobre los hombros.

—Luego nos vemos—se despide Will para irse por las puertas mecánicas y desaparecer.

Nick, quien había accedido a quedarse conmigo se aleja en dirección la cafetería del hospital a por unos cafés aunque yo no tenía demasiada hambre.

Salgo afuera para respirar un poco de aire fresco y despejarme un rato. Necesitaba que Aiden saliera de esta, lo necesitaba conmigo.

—Buenos días, Andreita.

Esa voz... no puede ser.

—¿Qué diablos haces aquí Max?—pregunto sorprendida y temerosa de lo que vaya a hacer.

Todavía me acordaba de todas esas veces que me manipulo y de aquella vez que intentó propasarse conmigo en el baño de mujeres del bar del padre de Carlota. Trago saliva fuertemente.

—Ver a mi amigo Aiden, ¿qué iba a hacer si no?—esboza una sonrisa mientras me mira de arriba a abajo.

—A otro perro con ese hueso, Max, a mi no me la das, que quieres—digo seria mientras la ganas de quitarle esa sonrisa de la cara aumentan por segundos.

—Ahora no hay nadie que te proteja princesa, así que he venido a cobrarte lo que no terminamos en el bar de Carlota—dice con una sonrisa socarrona y acortando distancias conmigo invadiendo así mi espacio personal.

—Lárgate—digo decidida.

—¿O si no qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar?

—No soy la misma niña indefensa de antes—digo seria mientras me cruzo de brazos.

—Esa posición tan seria no te valdrá cuando te tenga debajo de mi mientras gimes mi nombre, bebé—ríe mientras sujeta mi barbilla con su mano obligando a que le mire a los ojos.

Cierro el puño al oír tales tonterías en una misma frase. Me muerdo el labio intentando contenerme pero es inútil.

Mi puño colisiona con su cara en milisegundos, haciendo que esté retroceda y acaricie la zona en la que mi puño le ha tocado con su mano esbozando una sonrisa ladeada.

—Tú lo has querido—se acerca a mi de nuevo con intenciones de jalarme de la mano, pero por suerte se le acaba el chiringuito cuando le meto un rodillazo en la entrepierna.

Cae al suelo retorciéndose de dolor, a lo que yo solo le miro con desdén y asco.

—¡Y ahora vete!—exclamo.

—¡Esto no quedará así!—grita Max de vuelta.

—¿A caso quieres que te de una paliza imbécil?

El solo alcanza a darme una mirada de odio antes de irse por donde había venido como puede.

—¿Ese era Max?—pregunta Nick a mis espaldas.

—Sí, pero no volverá a molestarnos más-sonrió triunfante.

Me giro para encontrarme a Nick sujetando dos cafés en vasos de cartón. Entramos de nuevo adentro para sentarnos en los mismos asientos de antes.

De repente se abren las puertas de urgencias y me dejan divisar a mis padres. Esperen... ¿qué hacen aquí? Yo no les dije nada de lo que había ocurrido.
Aunque sabiendo cómo es mi madre, seguro que había utilizado su maravillosa aplicación para rastrearme el móvil.

—¡Mamá! ¡Papá!—grito emocionada por que están bien.

Mis padres se abalanzan sobre mi y me abrazan con fuerza.

—Andrea, estás híper castigada por escaparte—dice mirándome a los ojos—pero me alegro mucho de que estés bien.

—Hija, temíamos que te hubiesen hecho algo malo esos criminales...—dice mi padre sujetándome por los hombros mientras me mira a los ojos.

Se preocupan mucho por mi, y los entiendo. Por eso los quiero tanto, por que aunque estén todos los días trabajando, sé que se preocupan por nosotros y nos quieren.

—Tranquilos, estoy bien—les tranquilizo.





Tras un par de horas esperando en la sala de espera, en la cual ya estábamos todos: yo, mis padres, los padres de Aiden, Lexi, y los amigos de Aiden. Yo había avisado a Loyd y a Paola mientras nos encontrábamos esperando en la sala de espera. Prácticamente ocupábamos todos los asientos de la sala d espera.
Alguien carraspea detrás de mi.

—¿Familiares de Aiden Frankiln?

—¡Si!—exclamo mientras todos los presentes nos levantamos a la espera de las noticias y de saber si Aiden estaba bien.

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