Cuando la algarabía de la celebración estuvo disipada, supe que debía volver.
Con todo y la felicidad del día, sentí una punzada de añoranza imposible de encubrir. Pues la ausencia de mi abuela me recuerda que casa no es hacia donde me dirigía con el Vallamorieé (mi yate). Mi hogar no es donde habito, sino donde está la esencia de quién soy. Y eso es junto a los ADN; en el NUCLEO.
Por tanto, resolví cruzar el límite para quedarme a dormir esta noche en el refugio, junto a los míos. No había manera ya de que hablase con Ainhara y Anahí, pues la segunda desapareció del festejo. Así que dejé estar por ese tiempo el detalle de los dardos recelosos de Ainhara. Los cuales entiendo se deben a Amir; porque todo se trata de él en el plano más privado que nos une. Mientras que, por otro lado, la experiencia acumulada en la acogida de miembros nuevos hace que repare en que la Heredera Ozeli no está preparada.
Ella entiende que lo que hacemos no es simple. Sin embargo, no le teme a ser un ADN; le preocupa la responsabilidad de ser una Heredera Pilar. A pesar de no estar lista para ello, comprende que debe enfrentarlo (y me alegra saber que esto último lo ha aceptado).
— Podemos hablar ahora –afirma Ainhara entretanto sube detrás de mí por las escaleras.
— Lo haremos mañana.
Decreto para poco después caer sobre el colchón. Asimismo, alisto una alarma en mi móvil y quedo viendo al techo borrascoso de la sala en donde dormimos semi hacinados.
A la verdad evito quedarme bajo tierra cada vez que vengo al NUCLEO. Lo cual no es solo por precaución de no ser descubierta ausente en mi habitación de la mansión, sino también por atribuciones morales. Aquí debajo me asfixian los pensamientos que siempre ganan horas de sueños, mientras yo recojo migajas. Esto por razón de mi doble vida. Ser Arturo o Astrid en sus relativas plataformas no me parece deshonesto, sin embargo, en ocasiones lo veo así. A consecuencia lloro en silencio reprimiendo el sonido de la queja. Con todo, al menos me queda la integridad de que siempre he sido yo; no un rol que se interpreta según el acto. Por ende, mi posición no cambiará porque esto que hago es lo correcto; y lo correcto siempre duele en un mundo de mentiras y traiciones.
— Oye ¡Astrid! –reconozco esa voz en lo profundo de mi ensueño.
Preocupado, Adam me pide que despierte.
De modo que con un movimiento ligero me hayo en pie sin comprender el motivo de la urgencia.
— Tienes que ver esto ahora –responde ante mi interrogante no emitida.
Su mano agitada me insta a seguirlo (por la experiencia), comprendo que nada bueno ha ocurrido.
— Una nueva declaración –informa Adam en voz sarcástica mientras abre comillas con sus dedos– «Los primogénitos declaran su apoyo». «Amir Balezcose regresa del anonimato y trae consigo a Damián Yoon». Escoge el titular que más te guste.
Ninguno se molesta en cerrar la puerta al salir. Troto y casi corro hasta llegar junto al resto de nosotros. En donde dos bandos se dividen para dar visibilidad a una Tablet grande. La cual reside encima de una silla recostada al espaldar. Se alzan los murmullos mientras me acerco al grupo de negro. No estaba al corriente de esto y ellos lo saben. Tal vez sea por ello por lo que sus miradas sobre mí no lucen esperanzadas, sino penosas.
Son las 9:03 a.m. Amir ha de estar aún en el set, con alguien encima quitando ese maquillaje superficial que demandan las cámaras. Aunque el resultado de sus palabras está aquí: frente a mí, siendo emitido para todos luego de que alguien da play. En la grabación se ve a mi prometido dirigiéndose al podio. Lleva traje color lirio hecho a medida para la ocasión y ningún papel lo ata en el camino que recorre. Su mirada atrapa la atención anhelada por sus titiriteros.
Entonces, me pregunto: ¿cuántas mentiras han turbado a ese par de ojos que traspasan la pantalla y me ven a mí, a todos... con odio?
— Quiero pedir una disculpa. A ustedes, fieles habitantes que ahora me ven desde sus Penínsulas. Reconozco que mi llegada a esta lucha ha sido postergada durante mucho tiempo... y tal efecto es mi culpa.
Entre la multitud ahora acallada, Ainhara es la única que no mira en dirección a la Tablet. Ella cavila algo para sí mientras que en mi pecho se instaura una sensación agitante.
— Ya he vuelto –notifica Amir–. Os doy a ustedes mi palabra. Además, con mi familia hago el compromiso de no flaquear ante los disturbios que provoca el conocido movimiento: Amigos De la Noche. Ciudadanos, ellos dicen ser «el nuevo ADN» puro e inalterable... una buena lisonja, reconozco.
Una sonrisa calculadora que separa sus labios revela junto a la mirada su intención de desacreditarnos.
— Capaz de convencer a cientos de entre ustedes –continúa serio– pero al final, son sólo palabras venenosas de corazones sedientos de guerra, y eso, os puedo afirmar: no pasará. La guerra armada no será el camino que usemos para acabarlos porque sabemos lo que ello apareja: matanzas, devastación, hambre y destrucción de la dignidad humana. Yo estoy aquí –recalca con su índice sobre el estrado– en Hill; con ustedes.
De repente sin apartarse por completo, Amir cede la palabra a Damián. Mi hermano ocupa el podio a la derecha mientras se abotona su esmoquin color ámbar.
— Aquí estamos los dos. Entrenados en las tradiciones y leyes del sistema posterior a las bombas.
— El mismo desde sus inicios –acentúa Amir en su discurso–. Algo más que por este medio nos es menester decir a las Penínsulas se Musa y Eglossa es que, en nombre de los Balezcose Urbide, vuestra seguridad será garantizada frente a cualquier amenaza.
Dicho esto, los micrófonos rodean a mi hermano. Las palabras sin pronunciar erizan mi cuerpo y aúno fuerzas para escuchar su ultimátum.
— Querida Península de Eglossa, mi presencia aquí da fe de las palabras recién escuchadas y por la presente declaración, en nombre de los Yoon Urquía declaro el apoyo al matrimonio Díaz–Méndez de Musa en caso de enfrentamiento.
Son vulgares difamaciones –refuto en mi mente–. No tenemos planes de un enfrentamiento armado. Pero al parecer esa será su carta: hacerle creer al mundo como que sí.
— No somos asesinos –se jacta Damián–, como Arturo y sus seguidores afirman. Ustedes lo saben porque nos vieron crecer, muchos nos han visto en las calles e incluso nos conocen. Lo que han visto es el reflejo de nuestras familias y la educación que se nos ha dado. No queremos declarar guerra a nadie, vuelvo y repito. Sin embargo, en caso de revueltas mayores, mi compañero y yo ocuparemos los correspondientes lugares como Intelectuales de nuestras Penínsulas. De modo que Eglossa y Hill actuarán.
El suspiro que emite transforma su expresión para en seguida agregar:
— A usted Arturo, si es su verdadero nombre no me interesa... pero le reto a que pruebe "su verdad" o se rinda ahora que es tiempo. La diplomacia no es algo de lo que haga mucho uso, pero esta situación así lo exige... y este es mi ultimátum para ti, Líder de los Amigos De la Noche. Muéstrate: danos al mundo tu cara, pues las declaraciones que haces dejan más falacias que verdades. Estamos listos para enfrentarnos por lo civil. ¿Lo estás tú?
La grabación finaliza al tiempo en que los murmullos vuelven.
— ¡Es solo otra declaración! –certifico alzando mi voz–. No tan vacía, es cierto y puede que os asuste, pero la seguridad de todos sigue intacta. No saben de ustedes ni han conseguido desestabilizar nuestro sistema de redes –doy ánimos–. Han pedido mi rostro no el vuestro. Es normal que tengan miedo –elevo las manos para aquietarlos– pero no dejen que eso los supere en estos momentos. Les pido calma porque solo así lo conseguiremos... algunos vamos a reunirnos –determino–. Os pido tiempo y aseguro que las conclusiones serán comunicadas en breve, lo más pronto que podamos, ¿de acuerdo? Por favor, regresen a sus actividades.
Por el camino mis colegas me codean, me abrazan, o dan su mano en un apretón.
Llegada al segundo nivel, froto mis ojos enrojecidos. Enderezo mis hombros y cruzo la puerta donde los nuevos reclutas y Sacha aguardan por mí.
— ¡¿Qué vamos a hacer?! –Sacha toma mi antebrazo– Amir Balezcose es muy querido –agrega indispuesta, usándome como diana para sus nervios– ¡Es el niño perfecto! ¿Te parece que esto es solo una declaración más?
Continúa reprochándome sin modular su tono:
— Las dudas de si estaba siendo retenido por algo en especial, ahora han sido echadas por tierra. Eso será un punto a favor de esos asesinos –señala con exaltación– Y si el chico solicita su puesto como Intelectual de Hill se lo darán sin dudas. ¡Astrid es una jugada que debimos prever!
— No contaba con ello –consigo decir–. Se suponía que su estancia en Musa sería más larga y a Damián nunca le ha importado nada...
— ¡Eso ya lo sé!
Su ladrido queda impregnado entre estas paredes toscas, mientras yo muerdo mis labios.
— Nada ocurrió así; ahora quieren conocerte, pero no pueden saber quién eres. Si no les damos un Arturo nuestro movimiento perderá credibilidad –puntualiza–. A todo esto, si le sumamos que no hemos logrado abrir la caja fuerte de Sadra... sus mentiras nos aplastarán y no quedará lugar para un nuevo renacer. ¿Lo entiendes, ¿verdad?
— Sí.
Soy la niña más asustada en estos momentos, no por las palabras de Amir o mi hermano, sino por las suyas. Un amasijo de sentimientos revolotea dentro de mí porque la maestra me ha dejado ver que no he aprendido nada.
Para ella he fracasado.
— ¿Qué es lo que tienes en mente? –me limito a decir.
Las Herederas y sus amigos, pendientes a cada gesto, esperan que de un momento a otro me alcance una bofetada. Sacha se encamina a la puerta. Entonces, recibe a Adam, que saluda al resto con una afirmación de cabeza.
— Será Adam –contesta con ademán para señalarlo–, el rostro de Arturo que les daremos.
Aunque la sorpresa se refleja en él, Adam no habla.
— ¿Qué...? –mi reclamo incluye un acercamiento grupal en torno a ellos dos.
— Tú no puedes ser. No eres Arturo para ellos y no lo serás –dicta con esa firmeza inquebrantable–. Sadra cometió el mismo error.
— ¿Pero ¿qué dices? Mi abuela no falló –discuto–. Fue honesta y luchó para que la verdad se supiera... ella tampoco lo aceptaría –punteo.
— ¿Y de que le sirvió ser honesta? ¡Murió, Astrid! ¡Todos fracasaremos si no tomamos otras medidas!
— Yo soy vuestra líder y no lo concibo –digo con tono usual–. No haremos pasar a Adam por alguien que no es.
— ¡Niña terca! Las viejas andanzas han de abandonarse en algún momento. Este es el nuestro Astrid, piénsalo –Sacha abandona su lugar.
Con susurrante voz y una caricia de cachete me asegura:
— Es por un bien mayor mi niña. Es necesario y, sí, tú eres la líder –su mano se aleja de mi cachete– pero yo quien lo ha dado todo por esta causa; no perderé una segunda vez.
El hambre de venganza está ahí; la promesa de cueste lo que cueste lo haré hasta mi último suspiro. Por esta razón en intervalos de tiempos muy cortos temo a Sacha: porque a veces no sé delimitar sus propios límites. Es verdad que ha hecho mucho por la causa, ¿pero hasta donde está dispuesta allegar?
Creo de manera ferviente que abandonar a Meg solo es una parte del iceberg.
Además, «el último suspiro» por lo general saca lo peor del ser humano; esa fracción rebelde que a veces no podemos domar y termina por destruirnos antes de inhalar nuestro aliento final. Yo no quiero ese destino para nosotros.
— No va a pasar –digo con ahínco mientras Sacha me regala una sonrisa en desacuerdo–. Y si me vas a decir que me parezco a mi abuela... te digo: no podría está más orgullosa.
Su contraataque no llega; la fortaleza de otra voz se hace patente en la sala:
— Como Herederas Pilares, creo bien el tomar en cuenta lo que pensemos. ¿O para qué nos trajiste aquí? –Ankara no da tiempo a una respuesta– Quieres que él sea Arturo para salvar tu movimiento. ¡¿Acaso no te da vergüenza; no fue lo mismo que hiciste con mi amiga?! ¡Exponerla a hacer algo que nunca había decidido por voluntad propia!
La pelirroja toma una pausa para recomponerse. Suspira, aunque no cesa su disertación.
— Tú y tu movimiento es todo lo que te importa ¿y las vidas qué? Dices que lo has dado todo... que es por un bien mayor, pero esa es tú excusa –señala con repulsión en la mirada–. Piensa lo que quieras de nosotros cuando fracasemos por salvar vidas y hacer las cosas bien.
— Sadra Miller fundó a los Amigos de La Noche para que aborrecieran el mal e hicieran el bien –habla Anahí mucho más recompuesta–. Los ADN tienen el amor que nuestros adversarios no, y si nos respetamos y honramos como ella quería... ninguno debería ser capaz de enviar a otro a los brazos del mal.
— Pensaba que éramos algo más que una copia barata de los antiguos Intelectuales –inculpa Ankara.
La bofetada sorpresiva recae sobre Ainhara que actuando de escudo protege a su amiga. Sacha no luce satisfecha pero cuando se va a retirar, Ainhara hace que voltee al tirarle de un brazo.
— No lo vuelvas a hacer –advierte con una mirada que me asusta y agrada en partes iguales–. Sadra dijo en su casete numero dos que los asuntos fueran puestos en oración. No veo a nadie hacerlo y según yo hay muchos cristianos aquí.
— Tienes razón –coincide su hermana.
También yo para mis adentros. Con todo, no es tiempo de que hable, pues Anahí aún mantiene la palabra viva:
— Los Amigos de La Noche somos un cuerpo y todos contamos, Sacha.
— Propongo que votemos –agrega la Ozeli aún con su cachete enrojecido–. Todos. Este movimiento es de todo el que lo integre ¿o no? También esperaremos.
Muy a su pesar mi mentora asiente y se retira. Revelo un «gracias» cuando las chicas se vuelven hacia donde estoy. Ainhara me ve de pies a cabeza y permanece impasible, Anahí me reconforta con su apoyo al sujetarme el hombro derecho, y Ankara solo dice:
— Te traeremos el casete número dos.
— Bueno, entonces bebería mostraros el primero –accedo para ponerme en ello.
Con un poco de organización, los seis nos reunimos en cierta sala del Nivel Uno, que, por mantenerse húmeda y fría la mayor parte de su tiempo, son pocos quienes la rondan aquí abajo. Además, es pequeña. Por eso prefiero esta intimidad que provén las paredes estrechas.
Mi presencia es una mera formalidad, puesto que no hago parte con ellos cuando se sientan formando un círculo en el suelo. Me dedico a ver sus cabezas gachas, las cuales observan al centro donde se encuentra la reproductora. Entonces, subo mi capucha desde los hombros hasta la cabeza para declinar mi figura en la oscuridad de una esquina.
Al mismo tiempo se deja oír la voz de mi abuela:
— Mi deseo primordial sería no dejarles tan pesada carga. Pero ustedes, mis nietos, junto con Sacha y tantos más, sois la esperanza de un nuevo renacer para la causa. Cuando yo ya no esté. Debo decirles que los amo a los dos de manera ferviente lo más que este cuerpo y vida me permiten quererlos.
Su voz y sus palabras me comprimen el corazón. No puedo evitar conmoverme al oírla tan cerca mientras sé que se encuentra objetivamente tan lejos.
— Aunque mi amor no es el más grande ni el más fuerte, sí es honesto. Por tanto, en honor a este sentimiento puro que nos une, les pido, les ruego, que luchen. No retrocedan. A pesar de que ir en contra de lo establecido por ley y enseñanza de cuna resulte contradictorio para los pasos que den, necesito que piensen en que no solo están luchando por ustedes; porque estamos luchando en honor del amor y de la verdad; de la bondad de la humanidad. Nuestro mundo ya no es lo que era y eso está bien... pero puede y debe ser algo mucho mejor.
» La verdad es el más valioso oro en desuso por los seres humanos. Así que, está en ustedes restaurar la verdad al lugar donde corresponde en nuestro sistema. Como familia intelectual hemos de hacerlo por la historia que nos antecede y con dolor nos trajo hasta estos días. Como personas, lo hacemos por el bien de la humanidad y como hijos de Dios, por amor a nuestros semejantes, aún sí están en contra. Aún si no nos comprenden, si dudan... no miremos lo que está en frente, sino lo que tenemos y a dónde queremos llegar con ello; o mejor todavía, lo que deseamos evitar. Mis fuerzas internas están dispuestas, pero mi cuerpo no. Estoy enfermando, por ende, no sé el día ni la hora en que el Señor Jesús me llevará. Soy un instrumento de esta causa, que fue puesto y puede ser quitado. De manera que quiero recalcarles mi valor prescindible, así como resaltar el hecho de que Dios nunca les faltará.
» Siempre oro pidiendo bendición para la causa y todos ustedes. Ruego que en la debilidad halléis esta fuerza mayor: su humildad; que las pequeñas derrotas os animen a ir a por otro chance, pido que la verdad os lleve a la confianza y en esta, halléis la amistad y el amor. Pido que halléis en Dios un amigo. No teman a su juventud frente a los poderosos, sino maduren de adentro hacia afuera... y no olviden que no es por mí, sino por la vida y la verdad que lucharan codo a codo, juntos, los dos.
No consigo evitar que ruede mejilla abajo una lágrima mientras recuerdo sus palabras. Damián no está conmigo. En eso sí fallé.
— Los admiro desde ya por haber llegado hasta este punto al escuchar mi grabación. Lo que sigue solo ustedes lo saben. El resto que oye estas palabras sin que yo diga su nombre... a ustedes también hablo: Emiliano y Ana tienen un proyecto en desarrollo aquí en Musa; el Proyecto de Unión Triple. Desde que supe de él me uní a los suyos para abogar por los cambios deseados. El objetivo fundamental viene a ser: lograr la unión política, económica y social de las tres Penínsulas, conservando cada una de ellas su patrimonio y tradiciones culturales. Todo esto, mediante la unión triple de las Familias Pilares y sus asesores en los diferentes campos intelectuales. A propósito de lo mencionado, escribí un libro: Los Batlelock de Musa. Está en manos de alguien en quien confío. Existe un solo volumen pues no hay forma de que sea publicado. Además, ese tampoco es su objetivo final, sino que les sirva para documentarse de la verdad.
» Nuestro proyecto se vio frenado. El cuarto paso: el de la votación entre los Intelectuales y las Familias jamás se dio... y los pueblos nunca supieron absolutamente nada de este proyecto. Emiliano y Ana consiguieron editarlo y dármelo en físico el 21 de marzo... la mañana de la balacera. Antes que la decoración para el cumpleaños, llegué yo y felicité a la niña. Tuve el libro y lo llevé con mis ADN. Tiempo después agregamos los sucesos de la balacera. Mis compañeros murieron a causa de un atentado. Pero... Emily Ana está viva. No puedo revelar quién es ni dónde se encuentra. Ella debe crecer, vivir por mucho tiempo, y si quiere se unirá al movimiento; no porque sea su deber, sino porque entenderá la relevancia de todo esto por lo que abogamos. Y sé que lo hará, ella será uno de los nuestros porque tiene la estirpe de sus padres.
» Hay una historia, que os debo contar, pues tampoco es conocida. El principio de los males que sortean a las tres Penínsulas no comienza aquí. Parte desde mucho antes de las bombas, pero... en esto podemos hallar un punto medio que nos conecta con el ahora; y todo comienza con el amor.
» Ainhoa y Carlo. No estaba predicho, pero ocurrió que los Armas murieron y como saben esto fue una tragedia verídica. Así que al joven Heredero le llegó su momento. Con todo, siempre fue demasiado ansioso y perder a sus dos padres a tal edad le resultó desbastador, por lo cual sus Intelectuales tramaron un plan. Nada más que un casamiento arreglado ente su líder y la Heredera Ozeli. Tan emocionado como atraído por la idea, Agustín invitó a su casi desconocida prometida a pasar un verano en Hill. Los hijos de Intelectuales de Eglossa y Musa también acudieron a las prometedoras vacaciones. Entre ellos: Libia Urbide y Carlo Balezcose. Ainhoa insiste –y por la forma en que habla, lo sé– en que fue más que un amor de verano. Allí tuvieron su primera vez y a su primera hija: Anahí...
— ¿Qué...? –exclama la aludida.
Ryan le acaricia sus cabellos. Sin más continúan oyendo para no perder el hilo.
— Ainhara se quedó con ella porque vino después y tenía que ser de su esposo. En la luna de miel se germinaría esta niña que en verdad ya lo estaba por una visita que Carlos había hecho a Eglossa por un debate del proyecto UT, como parte del segundo paso marcado por sus creadores. Anahí ya había cumplido su primer año cuando su madre la vio por segunda vez... contando después de nacer. Anahí se quedó con Carlo, quien no tenía compromisos. Sin embargo, en su estatus debía fundamentar la existencia de la niña que no podría permanecer oculta por mayor tiempo. Entonces, llegó Libia. Ella sabía. En palabras de Ainhoa: «Libia siempre supo que nos queríamos y que Anahí era una pura Ozeli». Por tanto, la pequeña que para el mundo era su primogénita, en verdad era un riesgo para sus planes de acabar con las Familias Pilares. La mujer necesitaba consolidar su estatus aún más, juntar aliados, mostrar aptitudes y reunir masas de personas que pensasen como ella dentro del gobierno... así que casarse con Carlo le ayudó. Por demás, recibió a la niña como su hija ante el mundo. Fue todo un paripé que nos demuestra que hay en realidad dos puras Herederas Ozeli. Lo cual, era mayor riesgo cuando Anahí dejó su sano encierro para empezar a ser conocida y reconocida dentro de la clase alta de las tres Penínsulas. Esto cuando los tiempos coincidieron con su edad.
La mayor de las Ozeli no para de ahogar pucheros. Pues la noticia es de carácter fuerte y debe aceptarla pronto.
— Nunca lo supo y ha vivido feliz... hasta ahora que comienzo a temer por su seguridad y que el amor de su padre no la pueda proteger por más tiempo... ¡cuídenla! Amigos De la Noche... Libia concibió al pequeño Amir el 17 de abril del 2075, este chico es para ella su único Heredero. Esta mujer no ha estado sola. Sé que mi hijo la ha ayudado desde el primer día. Él es su cómplice, junto con su mujer, Reina y Alexandro, también los Díaz-Méndez y sus Intelectuales... todos ellos son los asesinos de las Tres Familias Pilares. Parece tarea demasiado grande el desenmascararlos, pero no teman, nunca estarán solos. Nunca lo estamos, ni siquiera en los peores momentos.
El casete siguió rodando sin la voz de mi abuela, a propósito de lo cual comprendieron que no volvería más.
— Necesito salir –dice Anahí de repente.
— Claro, ya hemos terminado.
— No, Astrid, salir; necesito ver el mar.
Ainhara y Ankara resistieron las ganas de ir tras ella. Ryan no la detuvo; tampoco la acompañó.
Ella quiere estar sola, lo entendemos tanto como lo respetamos.