Between [XiCheng] [Mo Dao Zu...

By EKurae

148K 24K 9.1K

Es de conocimiento común que, tras los trágicos eventos del templo GuanYin, Lan XiChen, líder de Gusu Lan, de... More

Capítulo 1: Mis sueños nunca han sido tan realistas
Capítulo 2: ¿Dónde se desayuna por aquí?
Capítulo 3: Es un poco pronto para beber, ¿no crees?
Capítulo 4: Así que esto es un teléfono
Capítulo 5: Eso ha dolido más de lo que debería
Capítulo 6: Ya me mando yo al sofá
Capítulo 7: ¿Cómo que veintitrés de marzo?
Capítulo 8: No, no ha sido un lapsus freudiano
Capítulo 9: Lo poco que tenemos en común
Capítulo 10: Si suena a locura y parece un disparate...
Capítulo 11: El arte de salir de situaciones incómodas
Capítulo 13: Otra vez no
Capítulo 14: Me miras como si supiera algo del siglo XXI
Capítulo 15: ¿Para que sirve una cinta de correr si sigo en el mismo sitio?
Capítulo 16: Debería cuidar por dónde piso
Capítulo 17: Vamos a ver, tengo un móvil y no sé utilizarlo
Capítulo 18: Solo creo que eres hermoso
Capítulo 19: Podemos encontrarnos a medio camino
Capítulo 20: Y si no estoy loco, ¿qué está pasando aquí?
Capítulo 21: Así que sabes que sé lo que no quiero que sepas
Capítulo 22: Nos adentramos en terreno desconocido
Capítulo 23: Prefiero decir hasta luego
Capítulo 24: Interludio y pausa para la publicidad en La Sonrisa del Emperador
Capítulo 25: Interludio y pausa para la publicidad en el Muelle del Loto
Capítulo 26: Dicen que la segunda parte siempre es la más interesante
Capítulo 27: Si bebes, ni vueles en espada ni conduzcas
Capítulo 28: Este mundo es más complejo de lo que pensaba
Capítulo 29: El don de la oportunidad no es lo nuestro
Capítulo 30: Hay formas mejores de decir las cosas, ¿y qué?
Capítulo 31: Vamos por partes, por favor
Capítulo 32: Mientras nadie muera antes del postre, todo irá bien
Capítulo 33: ¿No me vais a ofrecer una copa?
Capítulo 34: Mejor lo hablamos mañana
Capítulo 35: Al final lo de ir al psiquiatra no suena tan mal
Capítulo 36: Empecemos atendiendo a razones
Capítulo 37: Separemos lo real de lo... ¿real?
Capítulo 38: ¿Podríamos acercarnos solo tres milímetros más?
Capítulo 39: Nos han echado un mal de ojo
Capítulo 40: O de cómo torcer en la dirección equivocada
Capítulo 41: Ni las películas me entrenaron para esto
Capítulo 42: Experimentemos un poco de todo
Capítulo 43: ¡Aguanta!
Capítulo 44: No esperes que no me enfade
Capítulo 45: Todavía no está todo dicho
Capítulo 46: La próxima vez, ¡llama antes de entrar!
Capítulo 47: En toda buena mudanza faltan cajas
Capítulo 48: No sé yo si esto es legal
Capítulo 49: No, sin duda esto no puede ser legal
Capítulo 50: ¿Me dejarás preguntar?
Capítulo 51: Ahí vamos una y otra y otra vez
Capítulo 52: ¿Que tu gata qué?
Capítulo 53: ¿Veterinario? ¿Debería tener miedo?
Capítulo 54: ¿No deberían haberte dado puntos por esto?
Capítulo 55: A todo se le puede dar una oportunidad
Capítulo 56: Yo también te quiero
Capítulo 57: Lo que no pase en la radio...
Capítulo 58: Los hay inoportunos y luego está Wei WuXian
Capítulo 59: Porque quedarnos como estamos no es una opción
Capítulo 60: Entre hermano y hermano
Capítulo 61: Esto no tiene tan mala pinta
Capítulo 62: La familia política me asusta más que la muerte
Capítulo 63: Por favor, por favor, que a nadie le dé un ataque al corazón
Capítulo 64: No te lo dejes en el tintero
Capítulo 65: ¿Seguro que este cuento se ha acabado?
Epílogo 1: El despertar del siglo XXI
Epílogo 2: El despertar del Muelle del Loto

Capítulo 12: Toda esta calma me huele a tormenta

2.5K 434 128
By EKurae

-A-Cheng... ¿estás bien?

Jiang Cheng levantó la mirada de la pantalla de su móvil con un aire casi escéptico. Escondidos tras la montura de las gafas, sus ojos azulados cantaban un "¿va en serio?" muy claro y sus cejas arqueadas lo complementaban a la perfección. Por supuesto que no estaba bien, no del todo por lo menos, y su novio lo sabía de sobra. Mientras se agarraba a la barra vertical del vagón de metro, Lan Huan esbozó una sonrisa de disculpa que no logró suavizar ni un ápice su mohín molesto. No había sido lo que se dice sutil. Ni acertado, porque a su locutor de radio favorito no le gustaba encarar sus problemas, y menos bajo la falta de privacidad del transporte público.

-Estoy vivo. A veces diría que ya es mucho. -Masculló borde como él solo mientras volvía a mirar su Twitter como si fuese lo más interesante del mundo. Una pena que solo tuviese memes malos de programación y noticias deprimentes del día a día. Viendo que ni siquiera quería hacerle caso, el escritor suspiró.

-Ya sabes a dónde quiero ir a parar.

-Ya.

-A-Cheng... -Suspiró. Su novio volvió a dirigir la vista hacia él, pero esta vez solo fueron un par de segundos culpables. Detestaba tocar ese tema-. ¿Tan mal os va?

-Puede.

-Pensaba que estabas volviendo a hablar con ellos. Ya sabes... mejorando las cosas.

-Nunca dije eso.

-Hace una semana me contaste que habíais hablado después de... ¿cuánto? ¿Cinco años? ¿Seis? -Jiang Cheng frunció el ceño, pero no rebatió-. Que estuviese concentrado en el manuscrito no significa que no te escuchase.

-Eso fue solo con mi madre. -Confesó en un murmullo-. A veces me llama para quejarse o para recordarme que nuestro programa es una desgracia para la familia, pero poco más.

-¿Y tu padre...?

-Ni una sola vez. No volvimos a hablar desde que me fui de casa, ya lo sabes. -Dijo mientras negaba con la cabeza-. La verdad, lo prefiero. No necesito volver a verle.

Lan Huan frunció los labios. Si pudiera —si no estuvieran en público y supiera de sobra lo muchísimo que Jiang Cheng se podría molestar con él por hacerlo—, lo abrazaría. Lo abrazaría como solía hacer cuando necesitaba consuelo porque las discusiones de sus padres en las que le usaban como arma arrojadiza eran demasiado para él, cuando estaban en la universidad y le explotaban bombas en la cara por veinte flancos distintos. Lo abrazaría como siempre hacía cuando sabía que el orgullo no le permitiría pedir un abrazo, pero que lo necesitaba de verdad.

Respiró hondo. No se iba a librar de una buena sesión de mimos al llegar a casa, ni hablar.

-Aun así, iremos, ¿verdad?

-No nos queda otra. Te has comprometido por los dos. -Le ladró. Era al mismo tiempo un reproche y un agradecimiento muy soterrado. Momentos después por fin se decidió a guardar el teléfono en el bolsillo izquierdo de su pantalón-. De todas formas, hay algo que me preocupa bastante más que ver a mis padres.

-¿El qué?

-Tú. -El escritor ni siquiera parpadeó sorprendido. La verdad, se esperaba la respuesta-. ¿De verdad no te acuerdas de nada de lo que pasó el lunes?

-Te lo dije.

-Admite que resulta difícil de creer. -Bufó molesto el presentador de radio-. Pensé que me estabas gastando una broma.

-No olvidaría una conversación respecto a que mi hermano va a adoptar a un niño.

-Ese es el problema, que la tuvimos. Y te alegraste por ellos.

-A ver, es lógico. Me alegro por ellos, por supuesto. Estoy seguro de que van a ser una familia preciosa.

-De eso a nadie nos cabe duda. Preciosa y asquerosamente cariñosa. -Masculló Jiang Cheng mientras ponía los ojos en blanco. Sentía cierta envidia al respecto, la que siempre iba intrínseca hacia los logros de su hermano mayor, pero había aprendido a ignorarla con los años y alguna que otra sesión de terapia. Era mejor para él y para los que le rodeaban-. Pero bueno, ese tampoco es el punto.

-Hemos llegado varias veces a la conclusión de que el punto es inexplicable.

-Ya, ya, lo que tú digas. -Gruñó-. Y de todas formas, tienes hermano para algo. Podría habértelo dicho él. ¿Tanto le mataría llamarte?

-Ya sabes cómo es A-Zhan. Seguro que supuso que la noticia me llegaría a través de ti y no vio necesario contarme nada.

-No es excusa.

El metro paró. Apenas les quedaban dos paradas hasta la de Yunmeng, y desde ahí solo eran cinco minutos andando hasta el piso de Jiang Cheng al que, por supuesto, tenían la intención de regresar juntos. Lan Huan no necesitaba pedirle permiso para quedarse a dormir con él. De hecho, y viendo cómo iban las cosas últimamente, debería pedirle permiso para volver a su propia casa. Tendría pasarse algún día, sobre todo porque llevaba unos cuantos sin pisarla y no estaría bien que se le acumulase el polvo en los muebles. No recibiría una inspección sorpresa de su tío para comprobar que todo estaba como los chorros del oro (no como en la universidad) pero preferiría no arriesgarse. Aunque tampoco se iba a quejar. No tan en el fondo, esa sensación de vivir casi juntos le hacía sonreír.

Cuando el metro volvió a arrancar, estaban solos en el vagón. A pesar de ser media tarde, su línea no acostumbraba a estar concurrida. Además de ellos dos había una chica leyendo un libro en uno de los extremos del vagón y una pareja de ancianas charlando en voz baja cerca de una de las puertas. Sabiéndose amparado por la poca gente y la poca atención, Lan Huan se acercó un paso tentativo hacia su novio. Le acarició la mejilla con los nudillos. Esa mirada inquisitiva se fijó en la suya casi al instante, algo hostil y algo inquieta, llena de cosas a las que darle vueltas. Juraría que podía oír los engranajes del cerebro del locutor girando a toda velocidad entre el problema de sus padres, el de su memoria y su sección del programa del lunes. Viraba en torno al miedo a rencontrarse con su padre y el miedo a que le ocurriese algo malo de verdad, y no sabía cuál de los dos era peor.

-¿Qué?

-¿Qué puedo hacer para que sonrías, A-Cheng? -Cuestionó en voz baja, en un susurro que solo debían oír ellos-. Detesto verte decaído.

Jiang Cheng retiró la vista. Un suave rubor cubría sus mejillas. Nadie lo culparía. No hay alma en la Tierra capaz de resistirse a un hombre como Lan Huan, ni en su mundo normal ni en la mágica realidad del cultivo que tanto desconocían. Cuando le hablaba así, con esa suavidad, con ese carisma preocupado, el escritor mandaba a su mente un ataque de la misma potencia que una bomba nuclear. Le encantaba y lo odiaba al mismo tiempo. Le encantaba porque le hacía sentirse único, querido, pero lo detestaba porque nunca sabía cómo reaccionar. Por eso a esa clase de atenciones les solía seguir un silencio incómodo. Y, a ese silencio incómodo, alguna clase de petición caprichosa que casi podría resultar impropia de él.

-Chocolate caliente. -Murmuró al cabo de un rato, cuando el metro avisó que estaban llegando a la siguiente parada-. Casero.

-Lo haré para ti en cuanto lleguemos.

-Bien. -Concedió con una media sonrisa satisfecha. Bastante más contento por ver una mejoría en el humor de su novio por ligera que fuese, Lan Huan se permitió depositar un rápido beso en su frente antes de alejarse y volver a su posición inicial junto a la barra.

"Próxima estación: Yunmeng. 

Atención, estación en curva. Al salir, tengan cuidado para no introducir el pie entre coche y andén."

Los cinco minutos que faltaban transcurrieron en perfecto silencio. Sin embargo, era un silencio cómodo, agradable, uno que pretendía hacer a un lado los problemas que les surgirían en los días venideros y limitarse a centrarse en disfrutar del momento juntos. Sin estrés, sin familia, sin trabajo y sin pérdidas de memoria extrañas. Solo ellos dos saliendo del metro, a veces rozándose sus manos y a veces sus hombros. Encaminaban sus pasos hacia la salida y de ahí al supermercado, a comprar cacao para cumplir los caprichos de Jiang Cheng. Ojalá, pensaban locutor y escritor al mismo tiempo, todos los silencios fuesen así. Tan tiernos, tan suaves.

Tan suyos.

Una pena que la vida no siempre sea tan bonita como queremos pintarla, y que ciertos pensamientos intrusivos absolutamente aleatorios estropeen un momento de pareja por lo demás perfecto. Pero, seamos sinceros, ¿quién no ha pensado alguna vez en algo que no tenía nada que ver y se ha cargado el ambiente por no poder mantener la boca cerrada? A Jiang Cheng le había pasado cientos de miles de veces, y no contaba con que fuese a dejar de ocurrir en un futuro próximo.

-Oye... ¿a ti alguna vez te ha gustado HuaiSang?

La cara de espanto que le dirigió Lan Huan resultó ser una respuesta bastante esclarecedora. A su mueca le siguió una única y cristalina carcajada.

Al menos ahora Jiang Cheng estaba de mejor humor.

***

Tres suaves golpes dados con los nudillos resonaron en la puerta del Hanshi. Desde dentro, Lan XiChen les permitió el paso con su cadencia de barítono embotada tras la madera. Un paso por detrás de Lan JingYi, Jiang WanYin bufó para sus adentros. ¿Acaso todo tenía que sonar como una maldita melodía en aquel sitio del demonio? Era un incordio, y él empezaba a estar harto de tanta calma armónica por razones que no alcanzaba a saber explicar (o que no quería ni molestarse en intentarlo), por supuesto muy condimentadas con el mal humor que dominaba su cabecita aquel día. Si pudiera, habría volado de vuelta a su amado Muelle del Loto en aquel mismísimo instante. Prefería mil veces el bullicio de Yunmeng, dónde va a parar. Una pena que hubiese acordado quedarse la semana entera allí. ¿Cuándo le pareció buena idea? ¡Con todo el trabajo que tenía pendiente y ahí estaba él, de vacaciones y perdiendo el tiempo miserablemente!

-ZeWu-Jun -saludó respetuoso el discípulo, inclinándose en un cuidado arco-, he traído al líder de secta Jiang como me ordenaron. ¿Necesitan algo más?

-Nada. Puedes retirarte, JingYi. Muchas gracias por tu colaboración.

-Entonces me despido.

El enérgico chico le dedicó otra reverencia a cada líder para —¡por fin!— salir corriendo en busca de sus amigos. O caminando rápido, porque no quería ponerse a copiar las reglas otra vez. ¡Ouyang ZiZhen llegaba hoy y ni siquiera había podido recibirle! Era ya media tarde y el pobre llevaba todo el día haciendo de mensajero entre un muy enfadado Sandu ShengShou y un confuso ZeWu-Jun, que no entendía por qué su compañero líder no iba a visitarlo sin más cuando se suponía que cierto asuntillo turbulento entre ambos había quedado aclarado y estaban en mejores términos que antes. Además, para desgracia del pobre JingYi, Jiang WanYin parecía incapaz de quedarse quieto en el mismo sitio más de cinco minutos seguidos. Llevaba todo el día deambulando sin rumbo aparente y asustando a los discípulos que se topaban con él y con su agrio gesto. Por eso cada vez que volvía con la respuesta de Lan XiChen, el cultivador de Yunmeng había desaparecido de su última ubicación, vagabundeando por los Recesos de la Nube como la extraña mezcla entre un espectro asesino y un alma en pena. Al final el pobre muchacho había acabado mareado de tanta vuelta.

Justo cuando la puerta corrediza del Hanshi se cerró tras su espalda Jiang WanYin se vio en la obligación de contener un suspiro de alivio al ver a Lan XiChen solo, atento a cada uno de sus movimientos, sentado ante su escritorio con papel y pluma en mano. Si no había ido a hablar directamente con el primer jade en todo el día era por una única persona: Nie HuaiSang. No quería volvérselos a encontrar de charla amigable, por eso concertó la reunión una vez supo que este había abandonado Gusu. En el fondo era consciente de que no estaba siendo razonable, pero no se fiaba del que algún día fue su amigo. No volvería hacerlo. Menos mal que el lobo con piel de cordero ya se había largado, así que tenía vía libre para...

¿Para qué? ¿Para qué tienes o quieres vía libre, Jiang WanYin?

El líder Jiang se abofeteó mentalmente. Llevaba un par de días pensando cosas raras, y eso también le molestaba. Todo le molestaba a decir verdad, pero ¿y cuándo no?

-Lan XiChen. -Saludó.

-Jiang WanYin. -Correspondió el primer jade, indicándole con un suave movimiento de cabeza que tomase asiento frente a él. Mientras Jiang WanYin se arrodillaba, Lan XiChen tomó una tetera y sirvió dos tazas de té recién hecho, una para cada uno. Era agradable. Olía dulce y floral, a lirios-. No esperaba que solicitases una reunión aquí, en el Hanshi.

-¿Algún problema? -Cuestionó bravucón el líder Jiang. Una media sonrisa se abrió paso en su rostro, acompañada por una ceja alzada. Lan XiChen le contempló como si todo fuese normal. La misma sonrisa de siempre, la misma pose digna y recta... y una chispa en su mirada a medio camino entre el temor y la diversión que no creía haber visto nunca antes en él.

-Ninguno. Al menos no por mi parte.

-¿Entonces? ¿Crees que tendría miedo a estar a solas contigo? 

-No hay ninguna razón para ello, pero lo achacaría a... mi atrevimiento de anteayer.

-Pero ese no fuiste tú, ¿verdad, ZeWu-Jun? 

Cuando su título fue pronunciado con indudable burla, en un tono tan socarrón como cautivador, como si fuera una broma interna, la sonrisa suave del líder Lan se torció. Sin embargo no había desagrado de ninguna clase en su mirada. Esa expresión complicada apenas le duró un segundo, y Jiang WanYin prefirió ignorarla. Su salud mental se lo agradecería en el futuro.

O no. La verdad es que no.

-Ciertamente. -Admitió, tomando un sorbo de té-. Y, dime, ¿a qué debo el honor?

Un bufido. No sería tanto honor cuando amenazase con partirle las piernas.

-Me gustaría concretar las particularidades del temario que recibirá Jin Ling. 

Al entrar en el terreno de su adorado sobrino, Jiang WanYin decidió ponerse serio. Al fin y al cabo los jugueteos no eran lo suyo y no admitiría bajo ningún concepto que estaba entrando en uno. Había concertado esa reunión única y exclusivamente por trabajo, ¿vale?

-Como acordamos por correspondencia, instruiré al joven maestro Jin unas dos veces por semana. Tomará esas clases junto a SiZhui.

-¿SiZhui?

-El hijo adoptivo de mi hermano.

-Oh. -El hijo de Wei WuXian y uno de los amigos de A-Ling. Ni siquiera se acordaba se su nombre. Solo recordaba que, por lo menos, no era ni un idiota insoportable ni una especie de estatua estoica. De hecho, tenía un algo carismático y sensato que le recordaba al primer jade. Le caía bien-. Deduzco entonces que heredará el mando del clan.

-Es lo más probable, sí. Es nuestro discípulo principal y uno de los mejores de su generación, además del hijo de WangJi. Si le sumamos que no planeo tener herederos en un futuro próximo, todo eso lo convierte en un muy buen candidato.

-Ha sido una buena influencia para Jin Ling estos últimos años. -Concedió Jiang WanYin, recordando esas cacerías nocturnas en las que el joven Lan instaba a su sobrino a reflexionar más a menudo antes de actuar. Asintió con la cabeza, intentando no hacerle más caso del necesario a lo de "no planeo tener herederos". Por alguna razón que no necesitaba alcanzar a entender, esas palabras hicieron eco en su cabeza más tiempo del necesario-. Me parece bien. Es importante que forjen una buena relación. Una sólida que favorezca a ambos clanes.

-Así es. En referencia también a lo escrito, las clases que les impartiré no serán teóricas ni estarán estrechamente relacionadas con el cultivo.

-Cosa que es justo lo que quería.

-¿Oh, en serio?

-Sí. Jin Ling necesita ganar nuevas perspectivas. -El líder de secta Jiang suspiró-. Es joven, muy joven, demasiado como para dirigir un clan. Todavía no tiene un estilo de mando definido y solo conoce mi forma de dar órdenes. No quiero que ese sea su único ejemplo a la hora de asumir el cargo.

-Sin embargo, eres un gran líder.

Una ceja alzada fue la respuesta a ese comentario tan espontáneo y tan sincero.

-Pero hasta yo sé que hay formas mejores de hacer las cosas. -Jiang WanYin bebió también un sorbo del té, aprovechando que ya no quemaba. Era dulce y agradable, justo como Lan XiChen. Una pena que, al estar centrado en Jin Ling, no procesase lo extraño de su pensamiento-. Quiero que vea, aprenda y absorba conocimientos de todo lo que esté a su alrededor. Que aprenda de los mejores, de los sabios. Así, cuando se enfrente al mando de su clan, podrá tener una gran variedad de ejemplos entre los que elegir el que más le convenga en cada caso.

-Si así son las cosas, me esforzaré en mostrarle la gestión de un clan al estilo de Gusu.

-Gracias. Lo tomo como un favor personal. -Confesó.

-De nada, Jiang WanYin. -Sonrió, sobre todo al pronunciar su nombre. El líder Jiang acarició a Zidian con el pulgar, aunque ahora no echaba chispas. Esa manía suya esta vez denotaba casi comodidad en según qué casos-. Debo decir que esto me ha dado una idea.

-Y me la vas a contar.

-Por supuesto. -Rio-. Al estar SiZhui propuesto como posible heredero del clan, creo que sería buena idea que él también ganase algo de perspectiva.

-¿Perspectiva? ¿En Gusu?

-¿Cuál es el problema?

-¿No va en contra de alguna de vuestras cinco mil horrorosas reglas?

-Son cuatro mil, Jiang WanYin. Cuatro mil quinientas treinta y dos. Y son necesarias, aunque... un poquito excesivas, lo reconozco.

-Lo que sea. -Bufó. Su nombre sonaba como una canción cuando lo pronunciaban los labios de ese hombre, y eso le inquietaba-. ¿No rompe ninguna?

-El conocimiento y el hambre del saber nunca lo hacen. ¿Te supondría algún problema?

-¿Recibir a Lan SiZhui? No, en inicio no. Deberían concretarse ciertos detalles, pero me parece un intercambio razonable para el próximo curso.

Lan XiChen sonrió entonces, satisfecho tanto por su impulsiva idea como por la inmediata aceptación de la misma. Cada uno bebió un sorbo de su respectiva taza de té, casi como si lo hubieran pactado. Acordado el destino educativo de sus herederos, su charla derivó entonces a los contenidos, a lo que podía enseñar y aportar cada uno y a sus distintas maneras de hacer las cosas, desde la gestión de la economía interna del clan hasta la organización de los entrenamientos. Acordaron los temas que quedarían excluidos por ser privados de cada secta y profundizaron en aquellos que tenían especial interés para dos cabecitas jóvenes, inexpertas e inquietas. Al final de la tarde se encontraron con que tenían un plan específico para Jin Ling, uno para Lan SiZhui y con que habían aprendido el uno del otro cosas que apenas imaginaban. Al final de la tarde, los dos sonreían. La suave curva en los labios de ZeWu-Jun podría haber parecido a primera vista idéntica a todas las demás, pero estaba llena de una satisfacción y una sinceridad que se le habrían hecho impensables meses atrás. Su corazón latía contento solo por la cercanía, la familiaridad, la ilusión de amistad. La del temible Sandu ShengShou, por otra parte, era casi invisible. Sin embargo, un ojo experto como el del primer jade podía distinguir esa diminuta inclinación en sus labios, gesto sobre todo de conformidad. En su mente no pudo evitar compararla con las que había visto en ese otro Jiang WanYin, el de la otra realidad. Eran distintas, porque quizá también provenían de personas distintas, pero eran iguales porque también las esbozaba el mismo hombre.

Cuando el atardecer comenzó a bañar en ámbar el Hanshi, Lan XiChen sirvió una tercera taza de té. Hacía mucho que su conversación había volado, dejando atrás la educación de sus sobrinos para convertirse en una mera charla acerca de sus respectivos clanes, de la actualidad y de esto y aquello. Sin embargo, Jiang WanYin se las arregló para devolverla a su punto inicial y, al mismo tiempo, abordar un tema que llevaba todo el día rondándole por la cabeza.

-¿Crees que el incidente de hace dos días podría volver a repetirse?

-Lo de... ¿la posada? -Cuestionó el primer jade, casi esperanzado y de pronto con la sangre subida al rostro. El líder de secta Jiang en un inicio había estado mirando por la ventana, serio y calmado, pero al oír lo que insinuaba enfureció y se puso rojo.

Cada uno recordó un beso (o varios) y no sabían cómo comportarse ante esas memorias. Por no saber, no sabían ni lo que estaban haciendo.

-¡Claro que no! ¡¿Acaso quieres que te parta las piernas?! -Exclamó, ignorando la regla de no hacer ruido-. ¡Me refería al intercambio!

-Oh. -Por curioso que parezca, a Lan XiChen le tranquilizó mucho esa respuesta. Tuvo que contener una risita ante la iracunda mirada acusadora de su compañero-. Si te soy sincero, lo desconozco. Ni siquiera he empezado a investigar que lo causó.

-Sería bastante problemático si volviera a ocurrir. -Y, quizá por eso, internamente nadie tenía duda de que se repetiría, y pronto-. Sobre todo si coincide con una de las clases de SiZhui y A-Ling.

-En ese caso, o bien la aplazaría o bien se la encargaría a WangJi. -Le contó-. Diseñamos un plan de prevención esta mañana.

-¿Y quién más lo sabe?

Eso que captaba en el tono del líder de secta Jiang era... ¿decepción? No, no, imposible. Se estaba imaginando cosas. El ceño fruncido y el mohín molesto tenían que ser porque todo el tema en general le resultaba un incordio y porque todavía le guardaba algo de rencor por lo de la posada, seguro.

-Solo mi hermano y el joven maestro Wei. Ellos se encargarán de controlar al otro Lan XiChen para que no levante sospechas si nos volvemos a intercambiar.

-¿Wei WuXian ayudándote a pasar desapercibido? Buena suerte. -Bufó molesto Jiang WanYin-. Conociéndole, como mínimo te emborrachará.

-No lo creo. -Negó el primer jade con una risilla divertida que su interlocutor desdeñó-. O, al menos, confío en el buen criterio de WangJi para que le detenga a tiempo.

-Quemaré papel moneda en tu honor.

-¡Qué cruel! -Exclamó Lan XiChen, haciéndose el ofendido.

-No te quejes, tú mismo te la estás buscando. -Le gruñó-. ¿Y cómo sabrá el otro a quién tiene que acudir, de todas formas?

-He escrito una carta explicativa, y le he dejado un mapa también. -Contestó, señalando a los papeles en los que había estado trabajando antes de que el líder Jiang llegase-. Ahora que lo pienso, añadiré un aviso para que se mantenga alejado de ti. Así evitaremos conflictos como el de la posada.

-No es necesario. -Le detuvo Jiang WanYin, quizá un poquito demasiado rápido. Más de lo que habría sido normal por lo menos. No sabía por qué, pero le molestaba la perspectiva de quedarse fuera de todo aquello. Le pinchaba como la espina de una zarza. Aguantable pero desagradable-. Conozco la situación real, puedo intentar cubrirte en caso de ser necesario. Si coincidimos, claro está.

-¿De verdad?

-Espero que no estés insinuando que necesito una defensa.

-No me atrevería. -Casi de forma inmediata, como si hubiese sido invocado, el hematoma en su rostro decidió doler a modo de gentil recordatorio de la innegable fuerza de su compañero líder-. Simplemente pensé que no querrías volver a relacionarte con él.

-Le dejé muy claro que debía guardar las distancias. Mientras no tenga muchas ganas de morir, no ocurrirá nada. -Masculló de mala gana-. Lo siento por eso, por cierto.

-¿Por el golpe? -Jiang WanYin desvió la mirada, pero asintió-. No te preocupes. Cualquiera en tu lugar habría hecho lo mismo.

-Supongo.

Salvo por el hecho de que él sin duda no habría hecho lo mismo. Si en aquel preciso instante el hombre frente a él decidiera besarle, probablemente acabarían cultivando juntos hasta el amanecer.

Continue Reading

You'll Also Like

184K 4.5K 22
Pequeñas historias de ship de la serie mdzs, entre ellos el wangxian, xicheng, zhuiling y demás Las partes pueden ser de la actualidad, omegaverse o...
17.9K 2.9K 11
Una historia de amor, protagonizada por la magia y el misterio. Entre un espíritu zorro prisionero y su salvador. Historia corta BL. WANGXIAN
15.3K 2.2K 5
Wei Wuxian no pudo evitar sentir un poco de cariño, incluso a pesar de la vergüenza. ¿No acababa de hacer eso hace un segundo? Ambos estaban jugando...
10.6K 1K 9
Tony fue castigado por culpa del oficial de policías Rogers, buscó venganza mediante su hijo Steve, quien desde la infancia a estado enamorado de él...