MI NIÑERO

By jesicadiazz

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[COMPLETADA] ¿Qué pensaríais de tener una persona que cuida de ti y de tus hermanos durante un mes? ¿Y si esa... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 38
Capitulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46 [FINAL]
AVISO

Capítulo 36

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By jesicadiazz

ANDREA.

No tenía por qué ponerme nerviosa, si no contamos que estaba a punto de ver una película de terror, las cuales me dan un miedo terrible, sentada al lado de mi niñero sexy del que no estoy de ninguna manera enamorada... sí, estoy en problemas. ¿Por que la gente de mi alrededor estaba empeñada en ver películas de miedo?

La película comenzó con lo que creo que es un cliché, una familia se muda a una casa nueva de un pueblo remoto alejado de cualquier tipo de otra civilización, que ocasionalmente está a las afueras y en la que había sucedido algo turbio o simplemente había fallecido alguien en su interior.

En unos minutos comenzaron las escenas en las que la música transmite sensaciones escalofriantes y cosas paranormales les suceden a los protagonistas.

Yo inconscientemente me acerco un poco a Aiden mientras me muerdo las uñas en señal de terror absoluto.

AIDEN.

Las películas de terror son de los mejores géneros que hay, definitivamente es mi tipo de películas favoritas.

Todas las buenas películas de terror que se precien empiezan con una familia que se muda a una casa nueva a las afueras de un pueblo.

Noto como Andrea se acerca a mi un poco y muerde sus uñas temerosa. Esa faceta suya es muy adorable, la verdad es que inexplicablemente me atrae, y aunque no quiera fijarme en ella de otra manera que no sea de como la niña de la que cuido, no puedo concentrarme plenamente en mi trabajo.

Estando cerca de ella, he podido aprender lo que es disfrutar de verdad, gracias a ella abrí los ojos en lo referido a Abby, ella sí que era una verdadera arpía. Andrea me salvó de sus garras y me acercó más a ella, incluso a cada paso que da, me atrae todavía más.

Se podría decir que... ¿estoy enamorado?

Le extiendo el brazo sobre los hombros con el típico truco de estirarme en el sitio, sabiendo que ella no se iba a acercar ya que como dijo, aquel beso que me dio solo fue un simple impulso, la acerqué hacia mí obligándola a que posara su cabeza en mi hombro.

Creo que definitivamente, y aunque me cueste decirlo, me gusta...

ANDREA.

Aiden me acercó hacia él tan repentinamente que automáticamente me acurruqué a su lado apoyando mi cabeza en su hombro.

Se hace muy difícil decirle que no le de importancia a aquel beso cuando solo pienso en sus ojos, sus labios, sus abrazos y en definitiva, en él.



La película ya iba casi por la mitad cuando de la nada comenzamos a jugar con nuestras manos, hasta que Aiden atrapó mi mano entrelazándola suavemente.

Unas leves risas comenzaron a inundar la habitación, dejando una sensación de tranquilidad y felicidad, la cual, está última, se podía percibir con tan solo mirarme a mi y mi radiante sonrisa.

Yo alcé la mirada para encontrarme con esos ojos azules. Los mismos ojos azules que hacen que me derrita cada vez que logro divisarlos.

Nos quedamos en absoluto silencio.

Solo se podía escuchar el leve sonido de la película, conectamos nuestras miradas haciendo un contacto visual intermitente, ya que aunque yo me arrepintiese de lo que estaba pasando y de haberle dicho que no tenía ningún tipo de sentimiento por él, la verdad era que me gustaba y mucho.

Aiden poco a poco se acercó a mi, yo automáticamente entrecerré los ojos, dejándome llevar por el simple momento, por el hecho de estar solos, él y yo, y nadie más, solo dos personas a punto de besarse...

Esperen... ¿¡Qué!?

No no no, tengo que escapar... como sea.

—Voy a traer un refresco, ¿quieres tú también uno?—pregunto levantándome bruscamente del sofá dejando a Aiden un poco perplejo ante mi arrebato.

—Em, claro...—noto como pone un tono de abatimiento.

Cuando ya estoy en la cocina y Aiden no puede divisarme, me apoyo en la encimera y trato de calmar las pulsaciones ya que se habían acelerado hasta el punto de que casi mi corazón explotase. Mis mejillas ardían tanto que pareciese que hubiese estado en el sol de vacaciones. Y mi mente... uy mi mente... sólo podía darle vueltas al "casi" beso.

Si él mismo me ha dicho que no me quiere, ni si quiera le atraigo ni un poquito, para él simplemente soy parte de su trabajo, trabajo por el que mis padres le pagan generosamente.

No tengo nada que hacer con Aiden, y la verdad es que esta situación me pone cada vez más nerviosa a la vez que triste.

Pero, ¿por qué Aiden me acercaría hacia él y me intentaría besar?

Puede ser que el hecho de ver una película sea peligroso con cualquier persona... puede que esta situación esté maldita... ¡sí! Tiene que ser eso, ¡la maldición de las películas!

Agg, no puedo pensar con claridad.

Me acerco a la gran nevera de mi cocina y dándome cuenta de que los refrescaos están en la balda alta, maldigo mi poca estatura.

Intento alcanzar una de las latas de refrescos de color rojo poniéndome de puntillas, pero solo consigo rozar una de las latas y moverla más para el fondo de la misma balda.

Resoplo al ver la inutilidad de mi persona. Aunque no me doy por vencida, decido volver a intentarlo con más ganas y empeño. Al igual que mis padres, yo nunca me rindo.

De repente una mano toca la mía, haciendo que me asuste y me gire para encontrarme con un abdomen bien marcado al tacto y una camiseta de AC/DC negra.

En cinco palabras: El dios griego llamado Aiden.

Aiden baja su mirada hacia mi y pone una mano en mi cintura ya que del susto, yo, había perdido un poco el equilibrio.

Coge las latas, las deja en la mesa de la cocina y gira de nuevo en 180º para mirarme directamente a los ojos.

—Lo siento... no llego más alto y pensé que poniéndome de puntillas...—me excusé.

—No pasa nada, enana—su sonrisa iluminó toda la cocina como un resplandor cegador.

—No soy enana—me puse de brazos cruzados simulando estar enfadada como una niña pequeña.

—Si que lo eres—se acercó un poco con una mirada desafiante.

—No lo soy—me acercó yo esta vez.

—Si lo eres—se acercó otro tanto hacia mi.

—No lo soy—digo acercándome más hasta que nuestras caras quedaron más que a centímetros, a milímetros.

—Vuelve a decirlo—me desafía.

—¿Qué? ¿El qué?—pregunto extrañada, ¿quería que repitiese de nuevo mi negación?

—¿Ves? Eres una enana—afirma.

—¡No lo soy!—grité.

Antes de poder tomar aire para decirle de nuevo que no era una enana, Aiden acortó la poca distancia que nos separaba juntando nuestros labios con la ayuda de haber posado sus manos en mis mejillas.

El beso se tornaba de suave y cariñoso a salvaje y apasionado.

Aiden me cogió en brazos sin poder dejar de besarme, a lo que yo me agarré con ambas manos alrededor de su cuello. Me subió en la encimera y envolví mis piernas en su torso mientras que él deslizaba sus manos por mi espalda hasta llegar a mi cintura.

El beso se volvía más embriagador por momentos, pero, algo de lucidez me iluminó la mente... ¿¡Pero que estamos haciendo!?

—Espera...—me separo de Aiden.

—¿Qué pasa?—pregunta extrañado sin apartar sus manos de mi cintura.

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