MI NIÑERO

By jesicadiazz

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[COMPLETADA] ¿Qué pensaríais de tener una persona que cuida de ti y de tus hermanos durante un mes? ¿Y si esa... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capitulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46 [FINAL]
AVISO

Capítulo 3

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By jesicadiazz

ANDREA

—Emm... Hola...—dije tímida ya que había interrumpido así la conversación que estaban teniendo mis padres con aquel extraño chico.

Mi madre me miró y mostró una sonrisa que a mí me dio aún más miedo que cuando la vi al entrar al salón. Mi madre no era una mujer muy sonriente que digamos, es más, ella nunca sonreía a menos que fuese realmente necesario.

— ¡An!—grita mi madre cuando observa que entro por la puerta con un atisbo de extrañeza en la mirada.

¿Se puede saber desde cuándo me llama An? Nadie me había puesto ningún tipo de apodo cariñoso nunca, y menos viniendo de mi madre, ella siempre me trataba por mi nombre o simplemente me llamaba hija, aunque cuando estaba enfadada me llamaba por mi nombre completo con todos los apellidos incluidos. Esto no pintaba nada bien para mí.

Se levanta de un salto, se acerca a mí deslizándose por el suelo como si fuese una patinadora artística pero en vez de con patines, con tacones altos de color negro y tomándome de los hombros me guía hacia el otro sillón, para así estar delante del chico que se había levantado nada más oír mi voz para recibirme.

Cuando le tengo enfrente de mí, me quedó en shock.

¿De dónde ha salido este dios griego? ¿Acaso morí y estoy en el cielo?

Tiene unos ojazos azules y un cuerpo que derrite con nada más verlo. Llevaba puesto una camisa blanca y unos vaqueros negros, rotos por las rodillas, combinados con unas deportivas de color azul cielo.

—Está es mi hija Andrea—dice mi madre más sonriente que antes desconcertándome aún más que cuando entré al salón—y, Andrea, este es Aiden Franklin, va a ser vuestro niñero en el mes que estemos fuera.

Ahí mi cabeza explotó. Si oyeron un ruido ensordecedor, no se asusten, es mi cabeza estallando por completo. ¿Cómo que un niñero?

—Espera... ¿¡Niñero!?—exclame atónita.

—Ya hablamos de esto, hija—dice mi padre mirándome a los ojos queriéndome decir que no monte una escenita delante del tal guaperas...quiero decir, Aiden. Cosa que me dio igual.

—Pero vosotros dijisteis que era mujer—rebatí mirando al chico y devolviendo rápidamente la atención a mis padres.

—No, dijimos que era una persona, no si era hombre o mujer—dice mi madre sonriendo nerviosamente.

Eso era señal de que después me esperaría una charla sobre no montar numeritos delante de invitados, aunque Aiden no era un invitado en realidad, era más un intruso en nuestra casa, parecido un ladrón pero sin que robe nada, sino que encima cobrando dinero.

—Pero...—intentó decir algo pero mi madre me corta antes de poder terminar lo que iba a decir.

—De peros nada, nosotros tenemos que arreglar las cosas del viaje para esta tarde, así que iréis los dos a por los chicos de sus actividades y luego él te llevará a tu castigo y  te recogerá—suelta mi madre antes de dejarme hablar.

— ¿¡Le habéis hablado de lo del castigo!?—exclamo.

Genial mamá, después de que se rían de mí en el instituto, ahora voy a tener que aguantar que este chico se burle de mí por tener que limpiar la dichosa cafetería de arriba abajo.

—Andrea, se va a quedar a vuestro cargo durante un mes, tiene que saber todo lo que os incumbe tanto a ti como a tus hermanos—explica mi padre intentando mantener la calma para no regañarme delante de Aiden.

Miré por última vez al tal Aiden y sin despedirme, me subí a mi habitación dejando a mis padres con la palabra en la boca y dejé la mochila de mala manera a un lado de la cama.

No tengo nada contra él, pero... ¿un hombre? ¿No pudieron encontrar a alguna mujer con la que yo no pudiese estar sola frente a mis hermanos?

Oh Dios mío, esto solo significa una cosa.

¡Voy a estar viviendo sola con tres chicos!

Ojalá esto fuera una maldita pesadilla. Debe de ser una maldita pesadilla de la que parece que no me voy a despertar.

Me puse los auriculares en las orejas mientras ponía K-Pop en el reproductor de música de mi móvil y me dediqué a hacer la tarea que nos habían mandado hoy en clase. Díganme rara, pero el K-Pop me levanta el ánimo y es un estilo de música respetable como otro cualquiera.

Tras terminarla y sin quitarme los auriculares de mis oídos, me tumbé en mi cama cerrando los ojos para disfrutar mejor de la música, cuando alguien me quita los cascos de las orejas de golpe interrumpiendo mi paz interior.

— ¿¡Se puede saber qué bicho te ha picado!? — pregunto enfurecida mientras observo como el niñero, o mejor dicho, el intruso, me mira serio.

Mis padres debían de haberse ido a arreglar los dichosos papeles del viaje, así que el desconocido y yo nos encontrábamos solos en mi casa. Aunque para muchas chicas, estar con un chico tan atractivo a solas aún sin conocerlo de nada era como un sueño hecho realidad, para mí era una pesadilla de la que estaba deseando despertar.

—Vamos a por tus hermanos y a llevarte al castigo—dice con un tono tranquilo y despreocupado ante mi enfado.

—Al castigo me puedo ir yo sola y además, no eres mi niñero—le digo ahora que mis padres no están.

Quiero que estén las cosas claras, si piensa que me va a poder mandar lo lleva claro.

—En mi contrato está puesto que tengo que cuidar de dos niños pequeños y una adolescente—me sigue diciendo serio—y además, me tienes que guiar a donde estén haciendo las actividades tus hermanos, vamos.

— ¿Y por qué no miras en tu contrato a ver si ahí pone la ubicación de mis hermanos?—me reí en su cara.

El tal Aiden se encogió de hombros indiferente ante mis palabras e hizo el amago de irse por la puerta de mi cuarto, pero de repente, se abalanzó sobre mí sin yo esperarlo, cogiéndome con una mano de mi brazo izquierdo y la otra mano posándola suavemente en mi cintura, para hacer impulso y subirme a uno de sus hombros, cargándome como si fuera un saco de patatas escaleras abajo.

— ¡Bájame!—grité mientras pataleaba todo lo que mis piernas me permitían.

—Te vendrás conmigo como han dicho tus padres y punto—sentenció sin admitir un no por respuesta.

Y ahí estaba yo, en una camioneta destartalada, y con mi niñero sexy, ¿Se puede pedir más?—nótese la ironía—.

Esperen... ¡Sí! ¡Qué alguien me saque de esta asquerosa camioneta en ruinas!

—No soy tan malo como te piensas—me dice sin dejar de mirar hacia la carretera.

—No te conozco de nada—le digo con los brazos cruzados y hundida en el asiento del copiloto cual niña pequeña que se ha enfadado porque no le habían comprado la muñeca de juguete que ella quería.

—Pues eso se puede arreglar... —se aclara la voz para continuar hablando—Me llamo Aiden Franklin, tengo veintitrés años y estoy estudiando derecho en la universidad.

—Gira a la izquierda en el siguiente cruce—digo ignorando su absurda presentación.

Me hizo caso y siguió hablando tras girar hacia la dirección que yo le había dicho. Me dijo que tiene novia, que en sus ratos libres trabaja en el taller de su padre y que le gusta mucho el deporte.

Yo solo me limité a asentir y mirar por la ventanilla del coche ignorando el hecho de que me estuviese contando parte de su vida para que le conociese mejor y no fuese un completo extraño.

La verdad es que no tenía mucho interés ni en él ni en su vida, solo es un desconocido que va a vivir con nosotros un mes... Vale, creo que es mejor que nos conozcamos.

— ¿Y tú?—dice Aiden dándome el turno de palabra.

Me quedé en shock, ya que no le estaba escuchando y no sabía lo que me estaba preguntando.

—Emm. Por dónde empiezo...—digo poniéndome nerviosa intentando buscar alguna excusa con la que cambiar de tema.

— ¿Qué tal por el principio?—pregunta una obviedad sin dejar de mirar a la carretera.

—Bueno, soy Andrea Donovan y tengo diecisiete años, me gusta mucho escuchar música y estar sola en mi habitación, ¿quieres saber algo más o con eso te vale? —respondí en el tono más borde que pude poner.

— ¿Y tus amigos y tu novio?—pregunta.

—Pues... no tengo amigos, ni mucho menos novio...—bajé la cabeza un poco avergonzada—pero estoy bien, no necesito a nadie con quien hablar ni con quien salir.

— ¿Cómo una chica como tú puede no tener amigos?—pregunta incrédulo.

— ¿Una chica cómo? —pregunté enfadada.

—Guapa, cariñosa, lista... — comienza a enumerar esbozando una pequeña sonrisa.

Le miré con una sonrisa.

—Sé que sacas muy buenas notas, y casi sin esforzarte—dice en un tono calmado ignorando el hecho de que hace un momento le había hablado fatal.

— ¿Me has investigado? ¿Quién eres ahora, Sherlock Holmes? —le miro, sin saber por qué, con una mirada pícara.

—Tengo que saber a quién cuido—me guiña un ojo sin dejar de sonreír.

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