Narra (T/N)
-Disculpen, ¿alguien ha visto a Ryuzaki?-le pregunto a Matsuda y Aizawa, que están vigilando las pantallas-. Le hice algunos brownies, pero desapareció.
-No, disculpa, (T/N)- me respondo Touta-. No lo he visto desde hace un buen rato, mandamos a Light a buscarlo, pero ya se tardó.
-Qué extraño... Bueno, si lo ven, díganle que su comida está en la mesa.
-De acuerdo.
Con el plato de brownies aun en la mano, doy media vuelta y me dirijo a la cocina, donde lo dejo sobre la mesa.
Me recargo sobre la pared y comienzo a revisar mi celular, en busca de algo interesante entre mis mensajes, pero me distraigo al notar la Death Note en una de las sillas. Guardo mi celular de vuelta en mi bolsa y me asomo a la puerta para verificar que Light no esté por ahí, no quiero otra escena.
Con curiosidad y miedo, me acerco a la libreta. ¿Cómo sería un Shinigami? ¿Era tan espantoso como Matsuda lo describía? ¿Cuántos nombres había escritos?
No aguantando la necesidad de saber la respuesta a todas esas preguntas, tomo el cuadernillo rápidamente y una luz blanca me ciega al instante. No veo nada y la situación no mejora cuando los oídos me empiezan a zumbar y siento que la cabeza me va a explotar.
Ahí estaban de nuevo, los recuerdos de mi desgracia.
"Yo descubrí esto cuando me invitaste a venir..."
"Quiero ayudarte... Por favor déjame mostrarte..."
"Eres mi amigo, se supone que estemos juntos en las buenas y en las malas. Aunque eso implique perjudicar a otros."
"Soy tuya, Light, solo tuya... ¡Te pertenezco!"
"¡Solo hago de este mundo algo mejor por ti!"
"¿No viste sus ojos al decir que éramos sus únicos amigos? Se veía realmente triste."
"Te está destruyendo... Tienes que dejarlo ir."
"Tengo mucho miedo a morir, tengo miedo de que te lastimen, tengo miedo de que te maten... Tengo miedo, (T/N)."
"Eres la única persona en la que confió, (T/N), siempre lo he podido hacer y no creo que esta sea la excepción."
"Si renunciar a ella va a dejar en libertad a Light, lo hago."
Al recuperar la vista, me siento como si hubiera estado a punto de ahogarme. Me encuentro en el suelo, de rodillas, aferrada fuertemente a la Death Note, y sin aire.
Con dificultad, me pongo de pie y extiendo una mano para agarrar un vaso y tomar agua. Poco a poco, me iba sintiendo mejor físicamente, pero muy en el fondo sentía cada pedazo de mi ser destruyéndose.
Era una asesina. ¿Cuantas personas había matado, se lo merecieran o no, a lo largo de aquellos meses? Le había mentido a Ryuzaki a la cara, al igual que a Matsuda y Yagami-san.
Era repugnante, odiable... Todo lo que se supone que era, que mis padres me inculcaron para ser, se había perdido por unas cuantas palabras lindas por parte de Yagami.
Ese bastardo, manipulador. ¿Y ahora que se supone que haga? ¿Le digo a Ryuzaki? Por supuesto que no lo haría, por más que lo deseara, amaba a Light más de lo que me amaba a mí misma como para entregarlo. ¿Entonces...?
El vaso se me resbala de las manos y se estrella en el suelo dejando un charco de agua a mí alrededor cuando recuerdo el plan en toda su extensión.
Ryuzaki...
Aviento la Death Note al suelo cuando un trueno golpea la torre, dejando todo a obscuras, a excepción de la luz de emergencia roja. El alma se me sale del cuerpo y siento el corazón palpitar como nunca contra mi pecho. Aparte de mis latidos, lo único que puedo escuchar es el pitido que indica que se ha habido un corto.
-¡RYUZAKI!
Me echó a correr por el pasillo que lleva de la cocina hacía el cuartel principal, las lágrimas ya cayendo por mis mejillas. Llego a la sala, donde todas las computadoras indican que toda información almacenada en ellas ha sido borrada y a todos yendo de un lado al otro en la habitación.
-¿Dónde está la Shinigami?- pregunta Soichiro, mirándose a todas partes.
-¡Desapareció!
-¿Qué está ocurriendo?
Ubico a Light a lado de L, tranquilo, sin molestarse en siquiera fingir estar exaltado. No me detengo, siento las piernas entumecidas, pero me obligo a mí misma a seguir caminando.
-¡Encuéntrenla!- grita L-. ¡La Shiniga...!
El detective se queda a mitad de la frase, haciéndome estremecer. Lo primero que oigo, es el tintineo de la cuchara de su té al caer al suelo. Seguido, veo que su cuerpo está apunto de tocar el suelo y, a pesar de que Light está más cerca que yo, le empujo para evitar que él lo cache y so yo la que termina en el suelo, de rodillas, sosteniendo a cabeza de L en mis piernas. Su silla cae a mis pies, con Yagami tirado a un lado de nosotros.
-¡Ryuzaki! ¿Qué pasa?- Matsuda grita, pero escucho su voz como si estuviera lejos.
-L...- mi voz sale apenas como un murmullo, pero sé que él me escucha-. No te atrevas, no me dejes. ¡Te necesito!
Él no responde, pero usa lo último de su fuerza para buscar mi mano y apretarla, el brazalete que le había hecho hace unos días en la muñeca.
-Te amo, lo siento...- le veo fijamente a los ojos, se ve que después de todo, si tenía miedo de algo-. Gracias por ser mi amigo...
En un último momento, veo algo de brillo en sus ojos antes de que sus parpados cedan y se cierren lentamente.
-Perdóname- susurro en su oído, a pesar de que sé que ya no puede oírme-. Por favor... Perdóname.
-¡Ryuzaki! ¡Vamos!- escuchó a Light detrás de mí, haciendo que la furia me arrastre al notar que quiere tocar su mano-. ¡Levántate!
-CÁLLATE, LIGHT- mis gritos son tan fuertes que sobresalen aún con la alarma-. NO LO TOQUES, NO TE ATREVAS. ¡VETE! ¡LARGATE!
-¿Qué está sucediendo?- me pregunta Soichiro, temeroso de la respuesta.
No respondo, no puedo, no quiero. No voy a ser yo quien diga que está muerto. Yo la asesina, yo la cobarde, yo la responsable. En vez de ello, grito, grito como nunca en mi vida, sacando todo el aire de mis pulmones y en completa desesperación.
El pecho me dolía, la cabeza me daba vueltas y sentía el estómago revolverse en mis interiores. Pero no importa, sigo gritando sin parar.
-¡Tranquilízate, (T/N), querida!- me pide Soichiro, agarrándome del hombro.
Me aferro al cuerpo inerte de Ryuzaki, ocultando mi cara en su cuello y pidiendo perdón una y otra vez.
-¡VAMOS A MORIR!- veo que sigue en su papel Light-. WATARI, RYUZAKI... SEGUIMOS NOSOTROS.
Veo a Aizawa caer de espaldas, agarrándose la cabeza en terror. Matsuda por su parte grita y da vueltas sin parar mientras Soichiro y Mogi tratan de respirar con normalidad.
-POR UNA VEZ EN TU VIDA DEJA DE SER TAN HIPOCRITA- le grito a Yagami, con el dolor plasmado en la cara-. POR UNA VEZ, DEJAME LLORAR EN PAZ... TE VOY A MATAR.
No suelto el cadáver de L, pero extiendo el brazo y logro arañar la cara de Light, quien retrocede asustado.
-¡Espera, (T/N)!- se interpone Soichiro.
-¡Es culpa de la Shinigami! ¡Ella sabe de esto!- trato de volver a alcanzarlo, pero no puedo gracias a Matsuda, así que me resigno a seguir abrazando a Ryuzaki, que cada vez está más frio-. ¿Dónde estás?
Light se levanta del suelo y sale en "busca" de Rem, pero es solo una actuación.
-Busquémosla también- le ordena Yagami-san a Aizawa y Mogi, saliendo detrás de su hijo.
Me quedo sola con Matsuda, con lo ojos cerrados y llorando sobre el pecho de mi amigo.
¡Soy una estúpida! ¡Debí haber hecho algo!
¿Cómo se supone que viva con esto?
Ryuzaki, L... Cualquiera que fuera tú verdadero nombre... Si pudiera darte mi vida lo haría, si pudiera tenerte de vuelta ofrecería lo que fuera.
Pero te has ido, para siempre. Soy culpable de tú muerte y por ello pido tu perdon. Por engañarte y confundir tus ideas...
Lo siento.